ALBERT PARSONS
¡PRESENTE!
Toca el turno hoy al discurso de Albert Parson quien tomó la
palabra al
igual que sus compañeros para desarmar una por una las
acusaciones por las cuales el imperio lo condenó a la horca. Su
intervención duró 2 días a pesar de sus problemas de salud y de
las interrupciones y negaciones de sus verdugos. Publicamos hoy
extractos de aquel discurso.
Me preguntáis por qué razones no debe serme aplicada la pena
de muerte, o lo que es lo mismo, ¿qué fundamentos hay para
concederme una nueva prueba de mi inocencia? Yo os contesto y os
digo que vuestro veredicto es el veredicto de la pasión,
engendrado por la pasión, alimentado por la pasión y realizado,
en fin, por la pasión de la ciudad de Chicago. Por este motivo,
yo reclamo la suspensión de la sentencia y una nueva prueba
inmediata. Esta es tan sólo una de las muchas razones que para
ello tengo. ¿Y qué es la pasión? Es la suspensión de la razón,
de los elementos de discernimiento, de reflexión y de justicia
necesarios para llegar al conocimiento de la verdad. No podéis
negar que vuestra sentencia es el resultado del odio de la
prensa burguesa, de los monopolizadores del capital, de los
explotadores del trabajo ...
En los veinte años pasados, mi vida ha estado completamente
identificada con el movimiento obrero en América, en el que tomé
siempre una participación activa. Conozco, por tanto, este
movimiento perfectamente, y cuanto de él diga en relación con
este proceso no será más que la verdad, toda la verdad de los
hechos.
Hay en los Estados Unidos, según el censo de 1880. dieciseis
millones doscientos mil jornaleros. Estos son los que por su
industria crean toda la riqueza de este país ...
El jornalero es aquel que vive de un salario
y no tiene otros medios de subsistencia que la
venta de su trabajo hora por hora, día por día, año por año. Su
trabajo es toda su propiedad; no posee más que su fuerza y sus
manos. De aquellos diez millones de jornaleros sólo nueve
millones son hombres; los demás son mujeres y niños. Si
calculamos ahora que cada familia se compone de cinco personas,
aquellos nueve millones de obreros representan cuarenta y cinco
millones de individuos de toda nuestra población. Pues bien;
toda esta gente que es la que crea la riqueza, como ya he dicho,
depende en absoluto de la clase adinerada, de los propietarios.
Ahora bien, señores; yo como trabajador he expuesto los que
creía justos clamores de la clase obrera, he defendido su
derecho a la libertad y a disponer del trabajo y de los frutos
del trabajo como le acomode. Me preguntáis por qué no debo ser
ejecutado, y entiendo que esta pregunta implica también que
deseáis saber por qué existe en este país una clase de gente que
apela a vosotros para que no nos concedáis una nueva prueba. Yo
creo que los representantes de los millonarios de Chicago
organizados, que los representantes de la llamada Asociación de
los ciudadanos de Chicago os reclama nuestra inmediata extinción
por medio de una muerte ignominiosa.
Ellos de una parte y nosotros de otra. Vosotros os levantáis
en medio representando la justicia. ¿Y qué justicia es la
vuestra que lleva a la horca a hombres que no se les ha probado
ningún delito ...?
Este proceso se ha iniciado y se ha seguido contra nosotros;
inspirado por los capitalistas, por los que creen que el pueblo
no tiene más que un derecho y un deber, el de la obediencia.
Ellos han dirigido el proceso hasta este momento, y como ha
dicho muy bien Fielden, se nos ha acusado ostensiblemente de
asesinos y se acaba por condenarnos como anarquistas ...
... Pues bien: yo soy anarquista. ¿Qué es el socialismo o la
anarquía? Brevemente definido, es el derecho de los productores
al uso libre e igual de los instrumentos de trabajo y el derecho
al producto de su labor. Tal es el socialismo. La historia de la
humanidad es progresiva; es, al mismo tiempo, evolucionista y
revolucionaria. La línea divisoria entre la evolución y la
revolución jamás ha podido ser determinada. Evolución y
revolución son sinónimos. La evolución es el periodo de
incubación revolucionaria. El nacimiento es una revolución; su
proceso de desarrollo, la evolución.
Primitivamente la tierra y los demás medios de vida
pertenecian en común a todos los hombres. Luego se produjo un
cambio por medio de la violencia, del robo y de la guerra. Más
tarde la sociedad se dividió en dos clases: amos y esclavos.
Después vino el sistema feudal y la servidumbre. Con el
descubrimiento de América se transformó la vida comercial de
Europa, y a la abolición de la servidumbre siguió el sistema del
salario. El proletariado nació en la Revolución francesa de 1789
y 1793. Entonces fue cuando por primera vez se proclamó en
Europa la libertad civil y política.
Con una simple hojeada a la historia se ve que el siglo XVI
fue el siglo de la lucha por la libertad religiosa y de
conciencia, esto es, la libertad del pensamiento; que los siglos
XVII y XVIII fueron el prólogo de la gran Revolución francesa,
que al proclamar la República instituyó el derecho a la libertad
política; y hoy, siguiendo las leyes eternas del proceso y de la
lógica, la lucha es puramente económica e industrial y tiende a
la supresión del proletariado, de la miseria, del hambre y de la
ignorancia. Nosotros somos aquí los representantes de esa clase
próxima a emanciparse, y no porque nos ahorquéis dejará de
verificarse el inevitable progreso de la humanidad.
¿Qué es la cuestión social? No es un asunto de sentimiento, no
es una cuestión religiosa, no es un problema político; es un
hecho económico externo, un hecho evidente e innegable. Tiene,
sí, sus aspectos emocionales religiosos y políticos; pero la
cuestión es, en su totalidad, una cuestión de pan, de lo que
diariamente necesitamos para vivir. Tiene sus bases científicas,
y yo voy a exponeros, según los mejores autores, los fundamentos
del socialismo. El capital, capital artificial es el sobrante
acumulado del trabajo, es el producto del trabajo. La función
del capital se reduce actualmente a apropiarse y confiscar para
su uso exclusivo y su beneficio el sobrante del trabajo de los
que crean toda la riqueza. El capital es el privilegio de unos
cuantos y no puede existir sin una mayoría cuyo modo de vida
consiste en vender su trabajo a los capitalistas. El sistema
capitalista está amparado por la ley, y de hecho la ley y el
capital son una misma cosa. ¿Y qué es el trabajo? El trabajo es
un ejercicio por el cual se paga un precio llamado salario. El
que lo ejecuta, el obrero, lo vende, para vivir, a los
poseedores del capital. El trabajo es la expresión de la energía
y del poder productor. Esta energía y este poder han de venderse
a otra persona, y en esa venta consiste el único medio de
existencia para el obrero. Lo único que posee y que en realidad
produce para sí es el jornal. Las sedas, los palacios, las
joyas, son para otros. El sobrante de su trabajo no se le paga;
pasa íntegro a los acaparadores del capital
.
¡Ese es vuestro sistema capitalista!
Suspendida la sesión, tuvo Parsons que interrumpir su discurso. Lo
reanudó a las diez de la mañana siguiente, haciendo un resumen de
sus principales puntos de vista y examinando varios extremos del
proceso.
En su propia defensa dijo, entre otras cosas, lo siguiente:
Yo no he violado ninguna ley de este país. Ni yo ni mis
compañeros hemos abusado de los derechos de todo ciudadano de
esta República. Nosotros hemos hecho uso del derecho
constitucional a la propia defensa, nos hemos opuesto a que se
arrebataran al pueblo americano aquellos derechos. Pero los que
nos han procesado imaginan que nos han vencido porque se
proponen ahorcar a siete hombres, siete hombres a quienes se
quiere exterminar violando la ley, porque defienden sus
inalienables derechos: porque apelan al derecho de la libre
emisión del pensamiento y lo ejercitan, porque luchan en defensa
propia. ¿Creéis, señores, que cuando nuestros cadáveres hayan
sido arrojados al montón se habrá acabado todo? ¿Creéis que la
guerra social se acabará estrangulándonos bárbaramente? ¡Ah no!
Sobre vuestro veredicto quedará el del pueblo americano y el del
mundo entero para demostraros vuestra injusticia y las
injusticias sociales que nos llevan al cadalso; quedará el
veredicto popular para decir que la guerra social no ha
terminado por tan poca cosa.
La policía está armada con los fusiles modernos de Winchester
y las organizaciones obreras carecen por completo de medios de
defensa. Un fusil de aquellos cuesta 18 duros, y nosotros no
podemos comprarlos a tal precio. ¿Qué deben hacer los
trabajadores?
Una bomba de dinamita cuesta treinta céntimos y puede ser
preparada por cualquiera. El fusil Winchester cuesta 18 duros.
La diferencia es considerable. ¿Soy culpable por decir esto? ¿He
de ser ahorcado por ello? ¿Qué es lo que yo he hecho? Buscad a
los que han inventado esas cosas y ahorcadlos también. El
General Sheridan ha dicho en el Congreso que la dinamita había
sido un descubrimiento formidable que igualaba todas las fuerzas
y que en las luchas que en lo futuro mantendrán las clases
obreras podrán apelar a ella para hacer inútiles todos los
ejércitos. Yo no he hecho más que citar sus palabras. ¿Y por
esto se me acusa y se me condena?
Se me ha llamado aqui dinamitero. ¿Por qué?
El fusil ha sido un descubrimiento que ha democratizado al
mundo, poniendo al pueblo en condiciones de luchar con los
aristócratas y los poderosos. Hoy la dinamita realiza el mismo
fenómeno porque implica la difusión del poder, porque hace a
todos iguales. Los ejércitos y la policia no significan nada
ante la dinamita. Nada pueden contra el pueblo. Así se disemina
la fuerza y se establece el equilibrio. La fuerza es la ley del
universo; la fuerza es la ley de la Naturaleza, y esta nueva
fuerza descubierta hace a todos los hombres iguales, y por tanto
libres ...
Ya he probado cómo fui al mitin de Haymarket sin plan previo y
solicitado a última hora por mis amigos.
Ya sabéis que me acompañaron mi esposa, Miss Holmes, otras dos
señoritas más y mis dos niños. Y ahora pregunto: ¿es posible que
en tales circunstancias y en tales condiciones acudiese a un
lugar donde se hubiese de desarrollar la trama de un complot
para arrojar bombas de dinamita? Esto es increíble; está fuera
de la naturaleza humana creer en la posibilidad de un hecho tan
monstruoso ...
Parsons termina su discurso con la relación del noble rasgo que le
llevó a compartir las penas impuestas a sus camaradas:
Cuando vi que se había fijado el día de la vista de este
proceso, juzgándome inocente y sintiendo asimismo que mi deber
era estar al lado de mis compañeros y subir con ellos, si era
preciso, al cadalso; que mi deber era también defender los
derechos de los trabajadores y la causa de la libertad y
combatír la opresión, regresé sin vacilar a esta ciudad. ¿Cómo
volví? Esto es interesante, pero me falta tiempo para
explicarlo. Fui desde Wankesha a Milwaukee, tomé el tren de
Saint-Paúl en la estación de este último punto, por la mañana, y
llegué a Chicago a eso de las ocho y media. Me diriji a casa de
mi amiga Miss Ames, en la calle de Morgan. Hice venir a mí
esposa y conversé con ella algún tiempo. Mandé aviso al Capitán
Blanck que estaba aquí pronto a presentarme y constituirme
preso. Me contestó que estaba dispuesto a recibirme. Vine y le
encontré a la puerta de este edificio, subimos juntos y
comparecí ante este tribunal.
Sólo tengo que añadir: aun en este momento no tengo por qué
arrepentirme.
Plenario Obrero y Popular
Por una nueva Organización de los Trabajadores Clasista,
Internacionalista,
Antiburocrática, Independiente de los patrones, el Estado y los
partidos de la Burguesía.
http://obreroypopular.org
obreroaropular@...
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