INDÍGENAS-VENEZUELA:
Mujeres plantan cara a gobierno y a carbón
Por
Humberto Márquez
CARACAS,
mar (IPS) - "No venimos a pedir pan sino acceso directo al presidente, que tanto
habla de nosotros, los pueblos originarios, para decirle que necesitamos la
tierra para no morir y poder seguir viviendo como pueblo", resumió a IPS Aminta
Achirododa, presidenta de la Asociación de Comunidades Barí de
Venezuela.
Diez
mujeres de las etnias barí, yukpa y wayúu, que habitan el extremo occidental
fronterizo con Colombia, vinieron a Caracas para mostrar que la suya es una sola
causa por la recuperación de tierras ancestrales, ocupadas por ganaderos o
entregadas en concesiones a firmas estatales y trasnacionales que explotan el
carbón.
"Las mujeres
indígenas somos valientes, más fuertes, tenemos más claridad para ver la
realidad, y no aceptaremos que nos compren nuestra conciencia con migajas.
Nuestro reclamo es por la tierra", subrayó a IPS Ángela González, una activista
wayúu.
Los wayúu, también
conocidos como guajiros, son un pueblo arawak de pastores, comerciantes y
artesanos de los que unos 300.000 viven en Venezuela y una cantidad menor en la
península de Guajira, la mayor parte de la cual es colombiana.
"Venimos a decirle a nuestro
presidente, Hugo Chávez, que nos escuche. Somos víctimas del capitalismo, que
explota el carbón en la zona del Guasare (río del extremo noroccidental
venezolano) y contamina el aire, el agua, las plantas y la fauna, y sin ese
territorio los indígenas no seremos nada", dijo González.
La exigencia de las comunidades
indígenas "es que el Estado compre las bienhechurías (mejoras en arrendamientos
o ocupaciones de campos) de los ganaderos sobre unas decenas de haciendas, se
demarque el territorio que reclamamos, se nos entregue la tierra como propiedad
colectiva y se declaren canceladas las concesiones de carbón y fosfatos", dijo
Achirododa.
Los barí, que
en la actualidad cuentan con menos de 3.000 integrantes, de lengua caribe,
ocuparon un territorio de más de 5.000 kilómetros cuadrados entre los ríos Santa
Rosa y de Oro, el extremo más occidental de Venezuela que penetra como una cuña
en el mapa de Colombia, al sur de la binacional Sierra de Perijá.
Sus vecinos inmediatamente al
norte son los yukpa, otro pueblo caribe, con unos 10.000 individuos repartidos,
como los barí, en decenas de comunidades, varias de las cuales han ocupado
haciendas ganaderas en la fértil llanura que va desde la Sierra hasta la orilla
occidental del lago de Maracaibo.
"Ya no queremos que Chávez nos
mande más emisarios, ministros, viceministros ni generales, queremos hablar
directamente con el presidente, y estaremos el Día Mundial de la Tierra, el 22
de abril, a las 11 de la mañana, a las puertas de su palacio, para que nos
reciba", dijo la dirigente yukpa Daisy González.
En Venezuela existe un
Ministerio de Asuntos Indígenas, a cargo de Nicia Maldonado, una ex
parlamentaria de la etnia piaroa (Amazonas, sur), "pero ni ella ni los diputados
que son indígenas trabajan de nuestro lado", se quejó Abigaíl Romero, otra
activista yukpa.
"Lo que
ocurre es que el tema de la tierra escapa a los programas asistencialistas de
los ministerios de asuntos sociales, incluido el indígena", dijo a IPS el
antropólogo Lusbi Portillo, director de la organización no gubernamental Homo et
Natura, que acompaña desde hace años las reivindicaciones de los indígenas de
occidente.
La nuez del
problema, según Portillo, "es que durante años el gobierno rehusó entregar a los
indígenas las tierras ancestrales que reclaman, invocando los derechos de unos
terceros que serían los ganaderos, pero lo que en verdad defienden sus
ministerios son los intereses de trasnacionales y empresas mixtas de carbón y
fosfatos".
Mientras al
paso de los años va y viene el conflicto entre indígenas y ganaderos, sobre todo
en las planicies que colindan con el centro y el sur de la Sierra, en el norte
de esa cadena montañosa se explotan las minas del Guasare, desde hace dos
décadas, con una producción de entre ocho y nueve millones de toneladas anuales
del mineral.
Dirige la
explotación Carbozulia, una empresa mixta del ente estatal Corpozulia y las
corporaciones Anglocoal, de Australia, y Peabody, de Estados Unidos.
Pero toda la lengua de tierra
de la que emerge la Sierra contiene grandes yacimientos de carbón, fosfatos y
otros minerales. En el lado colombiano, la mina Cerrejón produce unos 40
millones de toneladas anuales y hay proyectos para que líneas férreas y un
puerto, binacionales, den salida a la mayor parte de la producción.
Portillo dijo que "Corpozulia y
compañías mineras de Irlanda, Colombia, Chile y Estados Unidos han recibido
concesiones de yacimientos en la Sierra, y su explotación se contempla en el
proyecto IIRSA (Iniciativa para la Integración de la Infraestructura Regional
Sudamericana)", motorizado por Brasil y adoptado por 12 países de la
región.
Un giro en el tema
se produjo tras una reunión el 10 de este mes entre la principal asociación de
ganaderos de la zona, Ganaderos de Machiques (Gadema), líderes de comunidades
yukpa y barí, y ambientalistas que respaldan a Homo et Natura.
Armando Chacín, presidente de
Gadema, propuso que los ganaderos entreguen las tierras reivindicadas por los
indígenas si el Estado les paga las bienhechurías. "Defendemos la buena
vecindad, pero rechazamos la demarcación propuesta por el gobierno, que pone a
convivir dos modos de vida en un mismo territorio", señaló.
Portillo dijo que en total son
76 haciendas y unas decenas de pequeñas parcelas de campesinos las que deberían
afectarse para devolver a los indígenas sus territorios ancestrales, "y con la
nueva posición de los ganaderos se cae la argumentación básica del gobierno, que
decía defender también los intereses de esos terceros".
"La demarcación propuesta por
este gobierno ha sido la misma de la Cuarta República (así denominan los
seguidores de Chávez el período anterior a su llegada al gobierno en 1999) pues
nos han entregado unos montes pedregosos y unos conucos (minifundios) que no
sirven para desarrollarnos comunitariamente como pueblo", dijo Achirododa.
Puso como ejemplo de la nueva
propuesta a su comunidad Bakubarí, que ha llegado a un acuerdo con el ganadero
Afed Fuenmayor, de una finca colindante, "Los Cocos", para ocupar pacíficamente
esa propiedad de 300 hectáreas "si se le pagan las bienhechurías".
"Chávez, paga las bienhechurías
y demarca nuestras tierras" fue el reclamo más repetido por las mujeres
indígenas. En agosto de 2008, el mandatario dijo que "el gobierno revolucionario
opta por los indígenas, y si es necesario les compramos las bienhechurías a los
ganaderos para entregarle las tierras a los indígenas".
Romero dijo que "cada vez que
viene una elección nosotros hemos apoyado al presidente, le hemos dado el voto
para que tenga fuerza y tome las medidas. Al parecer los que trabajan con él no
le dicen la verdad y no le llega nuestro planteamiento como tiene qué ser. Por
eso, como mujeres, en nombre de nuestras familias y nuestras comunidades
vendremos a verlo el 22 de abril. Esperamos que nos reciba".
Las mujeres indígenas vinieron
a Caracas a exponer sus puntos de vista ante periodistas, grupos de artistas y
ecologistas, y estudiantes de la estatal Universidad Bolivariana. Las
comunidades que representan preparan nuevas movilizaciones.
(FIN/2009)