Asunto: | [LEA-Venezuela] ADIÓS SUPERGASODUCTO, ADIÓS | Fecha: | Sabado, 4 de Agosto, 2007 06:11:36 (-0400) | Autor: | Jorge L. Hinestroza M. <jlhinestroza @.....com>
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ENERGÍA-AMÉRICA DEL SUR :
ADIÓS SUPERGASODUCTO, ADIÓS Por Humberto Márquez
CARACAS (IPS) El proyectado Gasoducto del Sur,
planificado para llevar ese combustible desde el Caribe hasta el Río de la
Plata y abastecer buena parte de Brasil, "se enfrió por ataques desde la
misma Sudamérica", justificó el presidente de Venezuela, Hugo
Chávez. |
El monumental proyecto fue lanzado en abril de 2006 en Río de
Janeiro por el propio Chávez y sus pares Luiz Inácio Lula da Silva, de Brasil, y
Néstor Kirchner, de Argentina, calculándose un costo de 25.000 millones de
dólares para tender los 8.000 kilómetros de tuberías que alcanzarían a los tres
países involucrados en el anuncio, más Paraguay, Uruguay, Perú y Ecuador.
El tendido, que cruzaría la Amazonía o bien la bordearía por todo el
oriente brasileño, debía ser capaz de llevar diariamente 150 millones de metros
cúbicos del combustible, casi la mitad del actual consumo de la región, desde el
nordeste venezolano hasta los principales centros urbanos e industriales de sus
países vecinos hacia el sur.
"Venezuela tiene, afortunadamente para
América Latina, una de las reservas de gas más grandes del mundo. Aquí hay gas
para un siglo", dijo Chávez días atrás, en un acto con simpatizantes suyos al
oeste de Caracas.
Las reservas venezolanas de gas se calculan en 150
billones de pies cúbicos, lo cual ubica a este país en el noveno lugar en el
mundo en la materia, pero en su mayor parte asociadas a petróleo crudo, que
sería necesario producir en paralelo junto al fluido. Bolivia, que es el segundo
reservorio sudamericano, tiene 52 billones de pies cúbicos, pero de gas libre.
El entusiasmo inicial por el gasoducto, que según lo convenido en Río de
Janeiro debía presentarse a los restantes gobiernos sudamericanos desde
septiembre, dio paso a una prolongación de lapsos para estudios y reuniones, y
aun al silencio de los gobiernos.
"No podemos obligar a nadie", deploró
Chávez, quien agregó que el planteo fue hecho en términos de cooperación
bolivariana, pues, "si yo estuviera pensando sólo en dinero, le venderíamos (el
gas) a América del Norte".
Sin reacciones conocidas aún de Brasilia y
tampoco de Buenos Aires, la organización ecologista Amigransa (Amigos de la Gran
Sabana, un gigantesco Parque Nacional en el sudeste venezolano) se regocijó,
porque "afortunadamente todo lo que se expresó sobre la inviabilidad de este
proyecto gigante tuvo eco en los técnicos sudamericanos que evaluaron su
factibilidad".
Alicia García, de Amigransa, advirtió sin embargo a IPS
que, "si pensamos con optimismo, el presidente Chávez quizás maneja información
sobre la inviabilidad del gasoducto; si lo hacemos con pesimismo, quizá su
declaración es una presión a los posibles socios para que apoyen definidamente
el proyecto".
Chávez prevé visitar Buenos Aires y reunirse con Kirchner
el 6 agosto. Pero su declaración sobre el "enfriamiento" del gasoducto se
produjo después que su ministro de Energía, Rafael Ramírez, se reunió,
precisamente, con el mandatario argentino.
Según informaciones de los
gobiernos sudamericanos concernidos, siete grupos de expertos, que totalizaban
una cincuentena, estudiaban la viabilidad económica y técnica, la ingeniería, el
trazado, el financiamiento y los temas ambientales y sociales asociados.
La descorazonada declaración de Chávez tradujo el estancamiento en las
reuniones y trabajos para dar forma al proyecto y pareció dar la razón a los
críticos del gasoducto.
"Sin contar problemas ambientales o económicos
por su rentabilidad, el proyecto es imposible porque Venezuela no dispone ahora
del gas necesario para alimentarlo", advirtió a IPS Luis Giusti, ex presidente
del grupo estatal Petróleos de Venezuela, horas antes de que Chávez expusiese
las dificultades.
El proyecto era objeto de duras críticas desde hace un
año, incluso por parte de los llamados a ser sus beneficiarios.
"No
tiene coherencia económica, cruza muchos ríos y bosques haciendo imposible
calcular sus costos, y encarecería demasiado el gas venezolano entregado a
Argentina", dijo, por ejemplo, el secretario de Energía del estado brasileño de
Río de Janeiro, Wagner Victer.
A pesar de la alianza política tejida
entre La Paz y Caracas, ya en abril de 2006 el viceministro de Hidrocarburos de
Bolivia, Julio Gómez, sostuvo que el gasoducto "es un proyecto chiflado, una
locura". Además, en el parlamento boliviano se lo tildó de "competencia desleal"
de Venezuela para con la demanda boliviana de mejor precio para su gas.
Pero el frente más duro ha sido el de los ambientalistas, que incluso
recolectaron firmas en cuatro continentes para pedir a los gobiernos que
desecharan el proyecto. Cartas dirigidas a los mandatarios y firmadas por
Amigransa fueron divulgadas en el marco de la Cumbre Energética Sudamericana
realizada en abril en Venezuela.
"La integración de nuestros pueblos
requiere un cambio de paradigma que se aparte del modelo de desarrollo
dependiente de los hidrocarburos impuesto a nuestra civilización", advertía la
carta de Amigransa, considerando que el proyecto "acrecentará la deuda ecológica
y social y, por ende, la pobreza".
El tendido de la tubería, más las
vías e instalaciones necesarias para su mantenimiento, "sería el paso definitivo
para la destrucción de la Amazonía, la Guayana venezolana y diversos ecosistemas
de la costa caribeña y atlántica, poniendo en riesgo inminente a la región con
devastadoras consecuencias para el planeta", según el texto ecologista.
La queja de Chávez sobre el gasoducto, que "en el dialecto presidencial
equivale a un RIP (Requiescat in pace) para este proyecto bandera de la
revolución continental", según el crítico petrolero venezolano Gustavo Coronel,
puede acarrear una nueva fricción, en el reparto de culpas, entre Brasil y
Venezuela.
"Nada ni nadie logrará distanciarnos", ha repetido Chávez
acerca de su alianza política con Lula, aunque en lo que va de año Caracas y
Brasilia han encarado varias visibles diferencias. La primera, precisamente en
materia energética, por la alianza entre Estados Unidos y Brasil para
desarrollar la producción y el mercado global del etanol como combustible
alterno a la gasolina, una opción criticada por Chávez y por el presidente de
Cuba, Fidel Castro, como lesiva a los intereses de una humanidad hambrienta de
siembra de alimentos. (FIN) |
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