DELTA DEL ORINOCO,
EXTREMIDAD Y PULMÓN ENFERMOS DE
VENEZUELA
CAP.
II
En el capítulo anterior (CAP. I), se describieron
breve y someramente los antecedentes y repercusiones del cierre del caño
Mánamo. En este capítulo haremos un paréntesis para enfocar un poco los
potenciales problemas de insalubridad, que pudieran afectar, en los
próximos meses, a la población de la capital Deltana y pueblos aledaños al
norte del cierre, debido a los bajos niveles del río Orinoco y que tienen,
en el cierre del Caño, un fuerte componente de fondo. Es nuestra firme
intención y tenemos la más grande esperanza de que las Instituciones y
autoridades Nacionales nos dediquen la atención que muy estoicamente, desde
hace algún tiempo, han estado clamando los humildes pueblos del Delta,
tierra del agua y el Warao.
Un alerta, que no
debe llegar a emergencia
Actualmente, el nivel del río Orinoco es el más
bajo, alcanzado en muchos años. Esto se pude constatar en las riberas de
Ciudad Bolívar y el cierre de Tucupita. No tenemos registros del último año
de un nivel tan bajo, pero la Corporación
Venezolana de Guayana (CVG), tiene con seguridad, estos
registros. En estos momentos, aunque se abriesen totalmente las compuertas
de la represa del Caño Mánamo, es posible que no ayude en mucho a mejorar
el caudal de dicho caño. De no haber aporte por lluvias en las cabeceras,
el nivel a ambos lados del río, estará potencialmente igualado, en pocas
semanas, probablemente hacia mediados del mes de abril.
Con el mayor descenso del nivel de las aguas del
caño, el mar avanzará con mayor facilidad y las aguas de los caños tendrán
cada vez menor corriente. Esto significa en la práctica, que el caño
estaría confinando a un área menor y con aguas casi paradas. Algo parecido
sucedió en los tiempos de culminación del cierre, para aquel entonces, los
Waraos decían que el río corría para atrás y las aguas saladas envenenaron
los suelos y los ríos, matando los cultivos, morichales, cacería y al indio
mismo. Solo subsistieron los grandes depredadores, los cuales aprovecharon
la debilidad de los indígenas y muchos de estos fueron devorados.
Lo más preocupante, es el bajo nivel actual de las aguas y su débil
caudal, porque restringe la oxigenación parcial de las aguas del caño, con
el adicional de que en el bajo Delta, la mayor cantidad de aguas servidas
va a los caños. En estos poblados, no existe una infraestructura suficiente
y necesaria para atacar el problema (lagunas de oxidación) y el gran
peligro es la potencial aparición de enfermedades y epidemias dada la
concentración y deposición marginal de desechos, ya que los caños y ríos
son las principales fuentes de agua de los pueblos ribereños. Las aguas de
consumo humano no tienen un debido tratamiento.
No es un simple llamado a la reflexión, es un
alerta de riesgo y una petición de ayuda especializada. En este momento no
existe un mecanismo de defensa para la población del bajo Delta y sobre
todo para las poblaciones aledañas a la capital, desde San Rafael hasta
la
Horqueta, debido a que allí se concentra la mayor cantidad
de pobladores y es donde potencialmente pudieran sentirse los efectos de la
contaminación.
No es la misma situación, a Dios gracias, pero en
los años de 1966-67, al finalizar la construcción del cierre, ocurrió la
mayor de las tragedias (el mayor y poco conocido eco genocidio en toda la
región), por la contaminación de las aguas y suelos debido al avance del
mar. Más de 3000 hermanos Waraos (niños en su mayoría), murieron víctimas
de enfermedades y hambre. Nada de esto trascendió, lo importante y
resaltante para ellos, era justificar su inhumano progreso.
Las banderas se izaron por los logros alcanzados.
Con la conquista de mas 360.000 hectáreas de
tierras perennes, con ello se opacaba cualquier situación adversa. Fue
obvio el éxodo de los waraos y campesinos moradores de la región al norte
del cierre, que dicho sea de paso, en ningún momento fueron debidamente
indemnizados. Además, no se menciona la desintegración del núcleo familiar
warao, en el desespero por escapar de su tragedia (más que un éxodo fue una
estampida), así como los más de 4000 campesinos afectados al sur del
cierre.
Actualmente el riesgo de contaminación viene desde dos flancos, uno
desde el norte, las aguas del golfo, las que envenenan los suelos y los
ríos, el otro, desde el pueblo mismo, por la desinformación y falta de
atención de las entidades (desidia o ignorancia no son excusas). En este
punto, parece privar algún temor, imagen o quien sabe que coyuntura, capaz
de condicionar la atención a una necesidad de esta índole. Así pues, aun
cuando quienes provocaron el daño ya no están, hoy quienes si están, nada
han hecho por minimizar esos efectos nocivos del cierre. Hace 40 años, la
población de la capital, era de unos 17.000 habitantes; hoy día, es de unos
80.000 habitantes (censo poblacional de 2004); esto se traduce en que más
desechos líquidos y sólidos, son vertidos al caño
Mánamo.
Nada se hace por mejorar la calidad del agua potable, por
descontaminar los caños y ríos. Durante los cuarenta años que tiene la
obra, no ha habido ni autoridad ni ente público regional, que oiga o lleve
la voz del pueblo, ni quien lo oriente sobre la situación en que se
encuentra. Es necesario que la Asamblea nacional, el Vicepresidente y el
Presidente, se enteren de la situación que vive el pueblo del Delta del
Orinoco. El noble, hospitalario y humilde pueblo del Delta, ha esperado a
través de 40 años, que se reviertan sus dificultades. Parece hora de tomar acciones.
Que se puede
hacer?
La acción de más rápido efecto, es la divulgación
del problema, crear conciencia de riesgo entre la población afectada. Es
necesario hacer uso del mejor juicio ciudadano, como herramienta para
evitar los excesos de contaminación y para el uso adecuado del caño
Mánamo.
No es sencillo atacar, con eficacia, un problema de
tal magnitud. Existe un importante número de ecosistemas nuevos, caños
abandonados y otros sedimentados. Es necesario subir el nivel y caudal de
los caños sin deteriorar el de los ríos. Existen daños naturales
irreversibles y debemos emprender desde ya una serie de estudios
ambientales, topográficos, geológicos, hidrológicos, agronómicos,
forestales, botánicos y sociales; para lograr revertir la mayor cantidad de
daño posible; porque se nos hace tarde, la naturaleza no para ni espera,
sigue a través de cada evento con sus implicaciones, cada día, cada noche,
cada lluvia, cada marea.
El pueblo Deltano no está pidiendo nada ajeno, “SOLO
QUEREMOS EL DELTA”
Notas:
- Las voces “Mánamo y
Warao” son las mismas que “Manamo y Guarao”.
- Cuando hablamos de números, se toman cifras lo más aproximadamente
posible.
Atte:
Geol. Luís Ramírez
CIV: 83.094
C.I: .3.048.154
0414-8011531
leramirezm@...
ramirezls@...
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"NO ABRIR MINAS DE CARBON AGUAS ARRIBA DE LOS EMBALSES
MANUELOTE Y TULE"
Informe Ejecutivo-Situación Actual de la Explotación de
Carbón en el Estado Zulia. Ministra del Ambiente y de los
Recursos Naturales.Julio 2005.