Delta del Orinoco, extremidad y pulmón enfermos
de Venezuela (I) Por: Luís Ramírez(*) Fecha de publicación:
24/02/07
CAP.
I
La observación de los registros de temperaturas, realizados a finales
del año 2006, en ciudades muy frías como: Lyón, Moscú, Nueva York, Berlín,
Londres, Roma y Bruselas; además del aumento de unos 35cm (promedio), del nivel
de las aguas en los océanos, son señales inequívocas de que algo está sucediendo
con la temperatura y el clima global en general. El promedio de temperatura ha
estado en el orden de 1,78°C, por encima del promedio mundial en los últimos
treinta (30) años.
La naturaleza, afortunadamente, tiene sus sistemas de
alarmas y nos ha estado enviando sus mensajes periódica y sistemáticamente.
Devastadores huracanes, tempestades extemporáneas, deshielo de glaciares,
elevación en el nivel de los mares y otros hechos menos notorios, parecen ser el
preludio de futuras catástrofes, posiblemente de magnitudes no
imaginables.
Calentamiento global, cierre del Caño Mánamo e
indiferencia de todos
Lamentablemente no todos tenemos la facultad y
disposición de interpretar los mensajes de la madre naturaleza y tomar acciones
para atenuar los problemas que están por venir, seguramente mas pronto de lo que
quisiéramos. Aún los que pensamos conocer mejor el problema, nos hemos visto
impotentes al querer resaltar la magnitud de un problema que nos afecta a todos,
como venezolanos y terráqueos que somos.
El río Orinoco, recibe
continuamente aporte de cantidades importantes de sedimentos, provenientes de la
erosión del escudo de Guayana, que se van depositando hacia la desembocadura.
Esto permite que el cuerpo del Delta se vaya internando hacia el mar, lo que se
conoce como la tasa de crecimiento del Delta. En el momento que se redujo el
caudal del caño Mánamo, con la construcción del dique de contención, el mismo
perdió la fuerza para contrarrestar el empuje de las aguas marinas, así como
para llevar ese excedente de sedimentos hasta el mar y por ello, se han ido
depositando de forma irregular, en el norte por pérdida de fuerza y en al sur
del cierre, por exceso de sedimentos en el lecho de los caños y el propio río
grande
Debido al cierre del caño Mánamo en el Delta del Orinoco, la
situación es tan, o más crítica que en otras regiones del planeta. Esta enorme
obra de ingeniería, fue diseñada bajo la bandera de recuperar tierras para la
agricultura y la cría, al norte del dique de contención o cierre
(aproximadamente 20 mil kilómetros cuadrados de tierras anegadizas) y en
consecuencia, al sur del dique, también mejorarían las condiciones de navegación
en el río grande, o canal de navegación de los buques de alto calado que
llegaban hasta Puerto Ordaz y Matanzas.
Al cabo de una decena de años de
finalizado el proyecto, debido a los bajos niveles de las aguas del Mánamo y sus
afluentes, la región ubicada al norte del dique de contención (cierre), se ha
visto afectada por la salinización de las aguas y la acidificación de los suelos
continente adentro. Los caños, islas, islotes, tierras de agricultura o
ganadería, los centros poblados y la capital “Tucupita”, han sufrido, en mayor o
menor grado, las consecuencias, del cierre del caño. No fue difícil descubrir
que las tres grandes empresas mineras extranacionales, tenían sus intereses en
esta obra y de hecho, habían colaborado con una modesta suma para la ejecución
de la obra. El objetivo real era elevar el nivel de aguas en el río grande, para
facilitar la entrada a los buques de gran calado.
Sin embargo, al sur del
dique, también se fueron manifestando los efectos del cierre, mediante depósitos
irregulares de arenas en algunos caños, otrora navegables, así como en el mismo
centro del canal principal de navegación del río grande, que contrariamente a lo
planeado, le restó navegabilidad al mismo.
Las consecuencias se pueden
resumir en un mega-ecocidio de dimensiones sin comparación, si consideramos que
se trata de un ecosistema único, con características propias en el espacio y en
el tiempo. Los cambios poco perceptibles en la flora y la fauna, la desaparición
de la fauna acuática, el empobrecimiento de los suelos y cambio de vegetación,
así como la aparición de aves de ambiente litoral en zonas de influencia
continental, son indicativos de trastornos, sufridos por la naturaleza en esta
región. Además de las epidemias que diezmaron y provocaron el éxodo de la
población warao.
Hacemos este recuento, para que tengamos una mejor
noción de lo que pudiera estar sucediendo en algunas decenas de años, si no
tomamos las medidas adecuadas desde ahora. Con la elevación continua de su
nivel, los mares seguirán avanzando y las tierras bajas del Delta (cerca del 40%
del territorio), estarán cada vez mas, bajo los efectos del salitre, lo que
convertiría nuestro delta en un área parcialmente sumergida y con tierras
semidesérticas no aptas para el cultivo, en las zonas del territorio emergido. A
diferencia de las ocurridas en épocas geológicas pasadas, será una transgresión
marina antinatural y rápida.
Adicionalmente, debemos mencionar que el
muro de contención, que circunda las zonas aledañas de Tucupita, ya ha sufrido
algunas averías, como una suerte de aviso, por la falta de mantenimiento del
mismo. El riesgo de que este muro ceda, en una arremetida de lluvias o
crecientes, que tienen ocurrencia periódica, es muy alto, debido a la erosión
diferencial que puede ocurrir en una mezcla de rellenos, conformada por rocas de
composición y origen diferentes, si no se realiza el debido
mantenimiento.
Todas estas situaciones de problemática y riesgo, tuviesen
un menor impacto, si la población y los principales afectados conociesen con
mejor detalle, el que como y porqué del problema, de los datos obtenidos del
seguimiento al problema, si es que se hace, y sobre todo, si recibiesen una
orientación adecuada de cómo atenuar esa carga. No obstante, toda información
parece ser confidencial y los pobladores y productores que aún permanecen en la
región, siguen criando y cultivando a ciegas, a pesar de las pérdidas y éxodos
conocidos, como consecuencia de los problemas, generados por el cierre del caño
Mánamo.
Estamos seguros que nuestro Presidente y Vicepresidente, no están
al tanto de los pormenores de esta situación, porque no se publica ni libera
mucha información. De hecho, hace dos años, cuando intenté profundizar un poco
en esta investigación, buscando valores de salinidad y puntos geográficos para
la ubicación del frente de agua salada, se me negó la información en las
oficinas de la CVG (Pto. Ordaz y Tucupita). Eso, para mí constituye una falta;
Pudiéramos estar matando el presente y el futuro de un pueblo por omisión. Esta
información no debe ser clasificada, confidencial o secreta.
Peor aún,
ninguna de las autoridades regionales, de antes ni de ahora, han hecho algo por
mejorar o remediar la situación. No ha habido planes de educación, ni la
información suficiente y necesaria al respecto.
Nota:
Este es un
tema de muchos capítulos y solicito, por favor, en nombre del pueblo Warao y su
cultura, de más de 16.000 años de convivencia con ríos y caños, la atención y
ayuda, para que podamos hacer un trabajo de conciencia, abrir los ojos del
colectivo y de las autoridades.
Amigos… ¡ALERTA!… “ESTA SONANDO UNA
ALARMA
(*)Geólogo
CIV: 83.094
C.I:
.3.048.154
0414-8011531
leramirezm@cantv.net
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