El Artículo 1 del Convenio de Ramsar define una zona
húmeda o humedal como cualquier extensión de marisma, pantano o turbera, o
superficie cubierta de aguas, sean estas de régimen natural o artificial,
permanentes o temporales, estancadas o corrientes, dulces, salobres o saladas,
incluidas las extensiones de aguas marinas cuya profundidad en marea baja no
exceda de seis metros. Además el artículo segundo de dicho convenio faculta a los
estados miembros para incorporar en las reservas que designen las zonas ribereñas
o costeras adyacentes, así como las islas o extensiones de agua marina de una
profundidad superior a los seis metros en marea baja, cuando se encuentren dentro
del humedal, y especialmente cuando tengan importancia como hábitat de aves
acuáticas.
Un humedal admite varias
definiciones, pero básicamente puede definirse como un paisaje en el que el agua
es el elemento dominante. También es importante señalar que hasta hace poco
tiempo atrás no se les había reconocido a estos complejos ecosistemas las
numerosas funciones vitales que cumplen, por lo que fueron objeto de prácticas no
sustentables de uso y gestión lo que hizo que durante el siglo XX, a nivel
mundial, el 50% de los mismos fueran destruídos.
Entre las múltiples
funciones, vitales para el sostenimiento de la vida, que poseen los humedales
deben destacarse: Son un componente vital del ciclo del agua dulce. Captan el
agua de lluvias, la retienen, también a sus sedimentos, la filtran lentamente y
recargan acuíferos. Los humedales proveen agua dulce
en cantidad y en calidad. Hoy más de 4000 mil millones de personas en el mundo
tienen serios problemas para conseguir agua segura y cada año 3 millones de
personas mueren de enfermedades relacionadas con el consumo de agua no segura.
Regulan a las inundaciones, actuando como amortiguadores. La ausencia de los
mismos hacen que las inundaciones tengan efectos catastróficos. Mitigan o atenúan
a los efectos del cambio climático. Constituyen formidables reservorios de
diversidad biológica. Poseen un importantísimo valor cultural, ya que han sido
los lugares que desde tiempos remotos, el hombre ha elegido para vivir. Tienen,
también, un importante valor económico por los numerosos productos que puede
brindar. Los productos de los humedales, sean estos bienes o servicios, pueden
aportar distintas herramientas para avanzar en la mejora de la calidad de vida.
En este apartado puede destacarse a la pesca comercial como producto del humedal.
El pescado aporta aproximadamente el 20%
de la proteína animal para una dieta promedio en Asia y África. En nuestra
región la pesca continental aporta cada año mayor cantidad de pescado pero el
costo ambiental de dicha explotación es muy alto. En este sentido deben
destacarse las nuevas normas, que apuntan al uso sustentable de la pesquería y
que comenzaron a regir este año en nuestra provincia, lo que ha generado
numerosas situaciones de conflicto. De haber seguido con el uso indiscriminado
del recurso, los efectos hubiesen sido devastadores a corto plazo. El ecoturismo,
como producto del humedal, puede brindar a las comunidades que lo habitan, y en
forma gradual, medios económicos bajo criterios de uso sustentable.
Hace algunos miles de años, el hombre eligió para asentarse a los valles
fluviales y llanuras de inundación de los ríos, hoy
seguimos dependiendo de los ecosistemas naturales, pues no solo constituyen la
base para el desarrollo, sino también para el sostenimiento de la vida en todas
sus formas. Por lo que asumir un verdadero compromiso con la conservación y el
uso sustentable de los humedales se erige hoy como una condición para trabajar
por una mejor forma de vida. Sustentabilidad implica desarrollo económicamente
viable, ambientalmente sostenible y socialmente justo.
Venezuela
posee una gran diversidad de humedales que incluyen: lagunas parameras y de
montaña, ríos y arroyos, manantiales, planicies de inundación, bancos de plantas
acuáticas, ecosistemas inundables en los llanos, lagos y lagunas costeras,
albuferas, arrecifes coralinos, manglares, ciénagas y morichales, entre otros.
Además, posee una gran diversidad de humedales artificiales,
entre los cuales se incluyen estanques para el ganado y la acuicultura, tierras
arables, estacionalmente inundadas, salinas, plantas de tratamiento de aguas,
represas y embalses, entre otros.
Venezuela cuenta además con cinco
(5) localidades Ramsar:
Archipiélago Los Roques.
04/09/96;
213,220 ha; 11º50’N 066º45’W. Parque Nacional. No. Ramsar: 856.
Refugio de Fauna Silvestre Cuare.
23/11/88; Estado Falcón; 9,968 ha; 10º55’N 068º20’W. No. Ramsar: 414
Laguna de la Restinga.
04/09/96; Estado Nueva Esparta; 5,248 ha;
11º02’N 064º09’W. No. Ramsar: 857
Laguna de Tacarigua.
04/09/96; Miranda; 9,200 ha; 10º12’N 065º56’W. Número Ramsar:
858
Ciénaga de Los Olivitos.
04/09/96; Estado Zulia;
26,000 ha; 10º55’N 071º26’W. No. Ramsar: 859.