Historia del deterioro ambiental de Venezuela.
El inicio del proceso de degradación ambiental en Venezuela puede
ser ubicado a partir de la llegada de los europeos a nuestros territorios. No se
trata de caer en la maniquea trampa de ver a nuestros aborígenes
como los “buenos salvajes” que vivían en una bucólica arcadia tipo Pocahontas y
a los europeos como malvados y desalmados invasores que vinieron a traer
el caos a un paraíso original. La problemática histórico-ambiental venezolana en
particular y americana en general no debe ser enfocada en unos supuestos
atributos intrínsecamente positivos de nuestros indígenas: (bondad, respeto,
pureza de espíritu) y negativos (maldad, codicia, violencia) en el caso de los
invasores europeos. El enfoque debe centrarse en los modelos
histórico-culturales bajo los que funcionaban estos dos grupos humanos cuando
protagonizaron la violenta inserción de América en el mundo occidental.
La
población indígena asentada en el territorio de lo que hoy es Venezuela
practicaba, en términos generales, una agricultura y una caza de subsistencia,
lo que no alteró, en la mayoría de los casos, las condiciones ambientales que
los rodeaban. No manejaban lo noción de propiedad privada individual y tanto la
tierra, los ríos, las frondas y las cosechas eran de propiedad colectiva, y por
tanto su cuidado y conservación también lo era.
La adaptación al medio había hecho que nuestros indígenas, miles
de años antes de la llegada de los europeos, hubieran alcanzado situaciones de
equilibrio con su entorno. Se pueden señalar como excepciones a esta afirmación
La Gran Sabana en el actual estado Bolívar producida por incendios provocados
por los indígenas para desbrozar o limpiar porciones de selva para desarrollar
sus conucos y las montañas de Lagunillas en el actual estado Mérida cuyos
severos procesos de erosión parecen haber sido causados por la sobreexplotación
de maíz y otras siembras antes de la intervención europea.
Por su parte, el europeo que viene a América no es el
contemplativo hombre medieval que supo crear en la campiña europea paisajes
agrícolas de enlaces armónicos con su entorno; el europeo que viene a América es
el hombre renacentista. Es el hombre que se siente centro del mundo, ilustrado
admirablemente por Leonardo Da Vinci en su Organión: Un hombre desnudo, con
brazos y piernas abiertos abarcando exactamente un círculo y un rectángulo a la
vez que representan a la tierra, con la soberbia de un centro del mundo que pasa
por su ombligo.
Es el hombre que lleva dentro de si la semilla naciente del
capitalismo; es el hombre que va a contabilizar cada espacio natural que
conquista por la fuerza y cada grupo humano que esclaviza en función del
acrecentamiento de su riqueza individual y del nuevo orden económico que le es
mandado imponer por sus coronas para sufragar los requerimientos mercantilistas
de las ascendentes burguesías nacionales.
El conquistador europeo a falta de
minerales preciosos va a reordenar los espacios geográficos venezolanos en
función de la producción de los bienes que Europa y el modelo
cultural europeo en América necesitan. El entorno va a ser desnaturalizado para
convertirlo en recurso económico e insertarlo en el flujo unidimensional del
valor y la productividad. Los europeos van a introducir ganado mayor y menor que
van a causar un gran impacto y modificación (aun sin estudiar) en nuestros
ecosistemas, tal y como es el caso de los estados Falcón, Lara y Zulia con el
ganado cabrío y los llanos con el ganado vacuno. Es interesante señalar que en
su libro “La Plaga de Ovejas”, la autora Elinor Melville demostró como la
introducción del pastoralismo -algo distinto a la simple introducción de
ungulados- en el altiplano central mexicano en el siglo XVI, contribuyó a la
conquista de la nueva España a través de una profunda transformación del medio
físico (agua, calidad de los suelos, tasa de erosión) y en consecuencia a través
de un cambio fundamental de los recursos naturales tradicionales de las
comunidades indígenas.
En los Andes, en el sur del lago de Maracaibo y en los valles del
centro de Venezuela se van a instalar sistemas de explotación agrícola
semi-intensiva con el nativo cacao en primer lugar y con los exóticos café y
caña de azúcar en épocas posteriores, que van a significar grandes
deforestaciones y cambios profundos en nuestros ecosistemas.
Ya en 1946 el Geógrafo William Vogt describía la degradación
de los ecosistemas venezolanos de la siguiente manera: “Durante casi veinte años
que llevo estudiando el aprovechamiento y la conservación de los suelos, en
viaje por 14 naciones americanas, desde el norte del Canadá hasta el estrecho de
Magallanes, jamás se me ha presentado un caso más complicado de desajuste
nacional de la tierra ni un caso patológico más difícil de curar como el que he
encontrado en Venezuela… Hay pocos países en el mundo, probablemente ninguno en
este hemisferio, que presenten manifestaciones de erosión más exagerada y
concentrada. Aquí, sobre vastas porciones todo el suelo ha sido arrasado,
quedando expuesta la roca viva. En casi todo el territorio ya el suelo
fértil y la capacidad de producción de la tierra ha disminuido”. Por su parte el
gran biólogo y naturalista suizo Henry Pittier por la misma época advertía
también: “En ninguno de los países de Hispanoamérica que he tenido la
oportunidad de visitar, he podido notar un estado de cosas tan deplorable en
materia de destrucción de bosques y de esterilización del suelo, como en los
valles centrales de Venezuela”.
La fauna va a pasar de ser una fuente de alimentación para
nuestros indígenas a convertirse para el conquistador europeo en primer lugar y
para el blanco criollo posteriormente, en una fuente de capital. Señala el
geógrafo chileno radicado en Venezuela Pedro Cunill Grau que entre 1.856 y 1.874
salieron por el puerto de Ciudad Bolívar la cantidad de Un Millón 193.347 cueros
de venado.
De igual forma refiere Fernando Calzadilla Valdez en su libro “Por
Los Llanos de Apure” que en los primeros años del siglo pasado se exportaron
solo del estado Apure, más de un millón de pieles de caimán y anaconda.
En
el año de 1.914 se inicia la explotación comercial del petróleo en Venezuela. El
lago de Maracaibo, el reservorio de agua dulce más grande de Suramérica, en cuya
cuenca se encontraban situados los para ese entonces mayores yacimientos de
hidrocarburos en Venezuela, va a constituirse en el principal escenario de un
modelo de explotación económica salvajemente agresivo e irrespetuoso con su
entorno. Para la fecha más del 80% de la fauna ictícola originaria , y en muchos
casos endémica, del lago ha desaparecido, al igual que casi todos sus mamíferos
y reptiles (Delfines, nutrias, manatíes y Caimanes).
La definitiva inserción
de Venezuela en el sistema económico mundial a partir de la aparición del
petróleo a comienzos del siglo XX va a acelerar los procesos de intervención,
modificación y degradación de sus ecosistemas.
Joel Sangronis Padrón, Profesor
UNERMB
Tomado del portal del Medio Ambiente
http://www.portaldelmedioambiente.com/html/gestor_articulos/ver_articulo.asp?id=574#