EL COMENTARIO ECOLÓGICO DE LA
SEMANA 28 DE FEBRERO: CENIZAS DE UN HOLOCAUSTO En
Venezuela el día 28 de Febrero es recordado por un violento estallido
social espontáneo y desorganizado que convirtió malestar colectivo
en desenfreno delictivo. Esto es un ejemplo de "sacrificio", pues hubo
provecho material. La fuerza pública armada se excedió en repeler
estas manifestaciones por los daños materiales que causaban, pero en
corrupción administrativa ha habido más daños económicos, ecológicos y
socioculturales,sin que soldados o policías los combatan con sus
armas.
Pero muy
pocas personas recuerdan que el 28 de Febrero se conmemora un año más del
vano sacrificio de siete jóvenes que murieron incinerados de
la más dolorosa manera, intentando combatir un incendio de vegetación en
el Parque Nacional Henri Pittier, en las inmediaciones del
Arsenal Militar de Maracay "CAVIM". Siete
voluntarios de la Brigada Traga-Humos de Santa Eduvigis fueron enviados por
INPARQUES a petición de CAVIM para combatir ese peligroso incendio, sin
considerar que las llamas podrían alcanzarlos o que habían riesgos de
explosión. Aquella inmolación fue un verdadero holocausto, pues
no ha tenido provecho alguno. En pequeñeces
indignas quedaron las promesas de indemnizaciones justas a sus familias. En nada
quedaron las investigaciones sobre las causas de aquel incendio y de ese
desenlace fatal, en extrañas circunstancias, aún no aclaradas. El caso fue
cerrado, pero no así el verdadero problema de los incendios de vegetación,
que son la principal causa de desastres aluvionales en épocas de lluvia,
como tardamente quedó demostrado en las tragedias de Río El Limón, Estado
Vargas, Río Chico y otras. Pero de nada servirá este
holocausto humano si aquello por lo que ofrendaron sus vidas, la vegetación
de nuestro primer parque nacional, se sigue quemando cada año en una
irresponsable y despiadada "temporada de quema", por manos
criminales. La única satisfacción espiritual,
moral y material que serviría a tal ofrenda sería que el Parque Nacional
Henri Pittier no vuelva a arder jamás, que exista una Brigada Aérea
Ecológica cívico-militar, que desde el cielo pueda combatir los incendios,
y que a las personas responsables de las instalaciones militares y civiles
aledañas al parque sean castigadas por su criminal actitud al no evitar y
combatir oportunamente estos incendios de vegetación en nuestro primer
Parque Nacional y así evitar cuando llueva otras tragedias mayores como las
que conocemos y que tanto advirtió Pittier.
Recordarlos como nuevas estrellas en el firmamento es reconfortante. Pero
el mayor consuelo será cuando sus nombres se inscriban sobre las unidades
aéreas de una Fuerza Aérea Ecológica, que combata de incendios
de vegetación en época de sequía y disperse semillas abonadas en cuencas
altas en época de lluvias; y que al culpable de cada incendio sea tratado
como a crímenes contra la humanidad. Edwards
Castillo-R. c.i.: 6355.303 cel: 0166431095 Maracay, Edo.
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