El gobierno del presidente Evo Morales entregó por 40
años el yacimiento de hierro del Mutún, el más grande del mundo, a la
transnacional india Jindall Steel, que impuso sus condiciones
económica-financieras. Los beneficios para el Estado serán menores a los
inicialmente previstos por el gobierno.
A cambio de la explotación
de 4 mil millones de toneladas de hierro y la producción anual de 1,5
millones de toneladas de hierro esponja y 1,4 millones de toneladas de
acero laminado, el Estado percibirá anualmente 50 millones de dólares, 30
de ellos por la explotación del yacimiento y otros 20 por la paulatina
participación que tendrá el Estado en la empresa.
Los primeros 20
años del contrato, Jindall Steel explotará el yacimiento en forma
exclusiva, y los siguientes 20 años en sociedad con el Estado, que será
socio minoritario. El director Jurídico del Ministerio de Producción y
Microempresa, Mario Molina, miembro de la comisión técnico-jurídica
encargada de la licitación, confirmó que el Mutún fue adjudicado este
jueves por 40 años no renovables y que el contrato estipulará una
producción mínima hasta llegar a la acería.
El Ministro de
Planificación, Carlos Villegas, explicó de la producción será de materia
prima y otra porción de acero, fierro de construcción, etc. La ministra de
Producción y Microempresa, Celinda Sosa, destacó que el proyecto se
ejecutará con gas boliviano y no con carbón vegetal, lo que no afectará al
medio ambiente.
Las autoridades del gobierno de Morales destacaron
que las condiciones de la privatización del Mutún son mejores a las
definidas por los gobiernos neoliberales, aunque menores a sus
expectativas. La licitación del yacimiento fue postergada en dos
oportunidades, bajo la enorme presión de los grupos oligárquicos de poder,
opuestos a Evo Morales e íntimamente ligados a las transnacionales
petroleras y los latifundistas del oriente.
Jindal era la única
compañía en carrera luego de que Mittal Steel, también controlada por
capitales indios, fuera descalificada en la fase de presentación de
propuestas y la argentina Siderar desistiera de presentar oferta. Jindall
Steel calificó con 86 puntos en las áreas legal y financiera.
Según
Villegas, la inversión de la Jindal, que alcanzará a un total de 2.300
millones de dólares en los próximos ocho años, incluye la construcción de
un gasoducto y una termoeléctrica. Además de los $us 50 millones, el
Tesoro General de la Nación recibirá recursos adicionales por los
impuestos que paga toda empresa en el país, enfatizó.
'Ya no sólo
tendremos recursos e ingresos produciendo y exportando materias primas,
sino también obtendremos ingresos obteniendo hierro y acero, en otras
palabras empezamos la industria siderúrgica y este es un aporte importante
al país, al estado y a la región (…) Quiero señalar que el proyecto de El
Mutún estuvo dormido por más de 50 años, pasaron muchos gobiernos que
dijeron tener una visión nacional, y ese proyecto siguió durmiendo, ahora
llegó un gobierno de movimientos populares, de pueblos indígenas y ese
gobierno cumple con el Mutún', dijo Villegas al concluir la licitación que
fue aplaudida de pie por empresarios y representantes de la rancia
oligarquía boliviana.
En cambio, en algunos sectores sociales y de
intelectuales progresistas, se cuestionó esta privatización que entrega la
explotación de los recursos naturales a las transnacionales, cuando el
Estado podía haberse hecho cargo de todo el negocio.
Así, según
dijo el ingeniero metalúrgico Ivar Postigo, el gobierno de Evo Morales
estaba cometiendo un grave error al licitar el Mutún e impedir una
explotación estatal que podría dar más recursos a Bolivia que el gas. Otro
ingeniero, Salomón Rivas, declaró que “es una vergüenza licitar nuestros
recursos cuando existe maquinaria guardada para trabajar y producir
mineral'.
Según Salomón lo que debería hacer el Estado es producir
mineral y con su venta financiar la segunda fase, es decir la fundición de
hierro. 'Sólo se trata de trabajar, Bolivia tiene el 40 por ciento de las
reservas de hierro de todo el mundo, mientras que de gas solo posee el 2
por ciento', agregó.
Para el influyente Cedla, una organización no
gubernamental, “la licitación del Mutún confirma la orientación neoliberal
del gobierno en el sector minero, proceso que viene desarrollándose en el
marco del Código Minero aprobado por Gonzalo Sánchez de Lozada en
1997”.
“Este proceso concluirá con la adjudicación del yacimiento a
una empresa extranjera, bajo la modalidad de 'riesgo compartido'. En este
sentido, las declaraciones del presidente de COMIBOL, indicando que la
estatal no puede hacerse cargo de la explotación de los yacimientos
ferrosos del Mutún, porque carece de recursos, ponen en evidencia que los
proyectos siderúrgicos de explotación, concentración y refinación del
mineral se desarrollarán bajo el control de una transnacional minera,
donde la participación del Estado se circunscribe a buscar mayores
impuestos y cuidar el medio ambiente, exigiendo el uso de gas natural en
vez de carbón vegetal como energético para la industrialización del
hierro. En este proceso, a diferencia de lo que indicaba el programa
electoral del MAS, no es una poderosa COMIBOL sino la transnacional la
protagonista de este proyecto de industria siderúrgica”, agrega.
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