Nace en Puerto Cabello, el 9 de diciembre de 1918, hijo de Agustín
Fernández Herrera y Doña Isabel Yépez Jankee, de cuya unión nacieron también
Maritza, María Teresa, Agustín, Francisco, Trina, Luisa Margarita y María
Josefina. Desde su infancia los hermanos Fernández Yépez acompañan
frecuentemente a su padre en viajes de cacería por diferentes puntos del
territorio nacional. Aún muy joven debió enfrentar la pérdida de su hermana
Luisa Margarita y la de su madre, quedando al cuido de su padre y su tía, María
Fernández Silva. A pesar de ser cazador, su padre y compañeros, les enseñaban la
importancia de proteger a la naturaleza y tenían siempre algunos animales
silvestres para criarlos en el patio de su casa como mascotas, junto a las
gallinas domésticas que les daban carne y huevos. Este permanente contacto con
la naturaleza fue determinante para que en el futuro los tres hermanos dedicaran
su vida al estudio de los animales, destacándose Agustín por sus contribuciones
al conocimiento de los peces de Venezuela, Alberto a las aves y mamíferos y
Francisco a los insectos. Vivían primero en Valencia, luego en Caracas y siempre
era costumbre visitar a Maracay para pasar un día en el Zoológico de Las
Delicias o visitar las montañas de Rancho Grande, decretado Parque Nacional en
1937. La pasión de Alberto por las aves era tal, que en 1938 decide abandonar
sus estudios de medicina en la Universidad Central de Venezuela, para dedicarse
a ser miembro del equipo del ornitólogo norteamericano William Phelps, quien
estaba elaborando un inventario y una colección de las especies venezolanas (Hoy
día la Colección Ornitológica Phelps de Caracas). En esta labor se une al
círculo científico de Caracas y comparte interesantes tertulias con muchos
profesionales naturalistas. En una de estas conoce al famoso zoólogo
norteamericano George G. Simpson, a quien él mismo lleva a Rancho Grande y le
enseña las maravillas naturales de sus alrededores, así como a otras regiones
del país.
En planificadas expediciones
recorre casi todo el territorio nacional para estudiar y coleccionar aves en los
más apartados rincones, a bordo de un camión especialmente acondicionado por
Phelps, pero muchas veces sobre mulas o a pie que les permitieran llegar a
lugares alejados de los centros poblados y de los polvorientos caminos de tierra
de la época. Sus compañeros más frecuentes eran el zoólogo Dr. Ventura Barnés y
su esposa Carmiña, Fulvio Benedetti y Ramón Urbano. En 1940, el propio William
Phelps lo convence que reanude sus estudios universitarios y decide inscribirse
en la Escuela Superior de Agricultura y Zootecnia en El Valle (que sería más
tarde la Facultad de Agronomía de la UCV de Maracay), donde sus maestros el Dr.
Barnés y Ballou, imparten clases de Zoología y Entomología respectivamente.
Durante sus estudios se inclina aún más hacia el conocimiento de las aves, en
especial aquellas que causan daños a los cultivos y es el primer venezolano en
llamar la atención en artículos de prensa sobre el peligro de importar especies
de pájaros de ornato proveniente de otros países y que podrían ser futuras
plagas en nuestro medio. Con el Dr. Barnés, inicia también una colección de aves
y otros animales en la Escuela Superior de Agricultura, la cual con el tiempo
formaría el Museo del Instituto de Zoología Agrícola que hoy lleva el nombre de
su hermano Francisco, destacado entomólogo que también dedicó su vida como
profesor en esta Casa de Estudios.
El 21 de julio de 1943 contrae
matrimonio con Rosa Julieta Badillo, vecina también de El Valle y con quien
tendrá cinco hijos: Julieta, Alberto, Agustín, Ernesto y Rosa. Para su viaje de
bodas escoge el famoso Hotel Jardín de Maracay, desde donde se podían hacer
paseos para disfrutar de hermosos paisajes en Turmero, San Mateo, Güigüe,
Valencia y por supuesto a Rancho Grande y Turiamo. Establece su residencia
definitiva en El Valle, en la casa N° 61 de la Calle Real. Durante estos años
realiza varias excursiones con fines de coleccionamiento de plantas y animales,
junto a sus hermanos Agustín y Francisco, su cuñado Víctor Badillo y otros
naturalistas como Phelps, Pittier, Ballou, Steyermark, Dupuy, Cruxent, Mondolfi,
Vivas-Berthier, Aveledo Hostos, Benedetti, entre otros. Su amor por los animales
queda evidenciado por la gran cantidad de pájaros que cría con mucho cariño en
su casa, en especial razas de canarios y gallinas. En julio de 1945, al igual
que su hermano Francisco, obtiene su título de ingeniero agrónomo en la
Universidad Central de Venezuela. Alberto opta también al título de doctor con
un interesante estudio del problema del pájaro arrocero en el país.
Como miembro fundador de la
Sociedad de Ciencias Naturales La Salle forma parte de la primera expedición
científica a la Isla La Tortuga a bordo del barco “El Leandro”, donde se encarga
de las anotaciones de avifauna de este inhóspito lugar caribeño. Por sus
conocimientos sobre cría de animales el Director de Ganadería del Ministerio de
Agricultura y Cría le ofrece el cargo de Director del Jardín Zoológico de
Maracay, lo cual finalmente no cristaliza debido a que prefiere no aceptar
compromisos con el Partido Demócrata Venezolano (PDV) y muy desilusionado le
informa a su padre en una carta a Guanare “Es penoso que en este país le dan
más importancia a la militancia política que a los conocimientos”.
En agosto de 1945 obtiene su
primer cargo como agrónomo auxiliar en la Sociedad Cooperativa Interamericana de
Producción de Alimentos en Caracas, desde donde tiene que viajar con frecuencia
a Maracay y Tocorón para revisar silos y encontrar y controlar sus plagas.
También es contratado como profesor de Zoología de la Escuela Superior de
Agricultura y Zootecnia. Además de cumplir con compromisos de su trabajo en
Maracay, con frecuencia visita también Rancho Grande, donde conoce, entre otros,
a William Beebe, Jocelyne Crane y Henry Fleming de la Sociedad Zoológica de
Nueva York, compartiendo sus experiencias desde 1946 hasta 1949. Estas
frecuentes visitas le permiten conocer, acompañado de William Phelps los
estudios de migraciones de aves de W. Beebe a través del Paso Portachuelo y
quedar enamorado definitivamente de los exuberantes bosques de esta región.
Estas tertulias incluyeron largas discusiones sobre las posibilidades de crear
una Estación Biológica en Rancho Grande, aunque se oponía a que fuera
administrada por organizaciones extranjeras. Beebe logra hacerlo más tarde en la
Isla de Trinidad.
En 1950 la ahora Facultad de
Ingeniería Agronómica de la UCV se muda de El Valle a Maracay y Alberto continúa
su labor como profesor de Zoología, decidiendo establecerse definitivamente en
la Ciudad Jardín en 1955 y estableciendo su residencia en una casa alquilada en
la todavía angosta Calle 19 de Abril (al lado de donde hoy está la Clínica
Lugo). Sus frecuentes viajes a Maracay para dictar clases las aprovecha para
seguir visitando Rancho Grande y charlar con su amigo Ernst Schäfer. En San
Antonio de Los Altos obtiene una parcela agrícola que comparte con su amigo
botánico Ludwig Schnee, donde diseña y construye una pequeña casa vacacional,
desde donde aprovecha para estudiar las plagas de los cultivos de las cercanías
y su avifauna. Desde 1952 a 1960 trabaja en Extensión Agrícola en el
Consejo de Bienestar Rural (CBR), donde organiza los llamados Clubes 5V y
Escuelas de Demostradoras del Hogar para capacitar a los campesinos del Estado.
En este cargo debe viajar con frecuencia a diferentes regiones agrícolas del
país y en 1954 viaja a Perú para seguir un curso de capacitación en el Instituto
Interamericano de Ciencias Agrícolas en Lima. Como Extensionista trabaja y hace
amistad con diversos profesionales como José Rodríguez Brito, Diego Serpa,
Edmundo Rojas, Evelio Tovar, Dennise de Dabrosky, entre otros. Sus vacaciones o
días festivos siempre las combina con labores de estudio y coleccionamiento de
especies zoológicas para enriquecer las colecciones de la Universidad, visitando
lugares cercanos como Rancho Grande, Turiamo, el club del Lago de Tacarigua (o
de Valencia), San Antonio de Los Altos, Carrizales, Higuerote, Cúa, entre otros.
En 1955 funda, con apoyo de
estudiantes y algunos profesionales, el I Curso de Extensión Agrícola en la
Facultad de Agronomía de la UCV, que alterna con sus clases de zoología. Es
nombrado Coordinador del Consejo de Bienestar Rural en el Estado Aragua y se
dedica a la creación de Agencias de Extensión en diversos pueblos agrícolas del
Estado como Palo Negro y San Francisco de Asís, en convenio con el Ministerio de
Agricultura y Cría. También lleva por primera vez mensajes de capacitación para
los agricultores de la región a través de programas radiales regionales. Su
labor recibe elogios de la directiva internacional relacionada con el CBR y es
invitado, junto a su esposa, a conocer diversas actividades agropecuarias de la
organización en el Estado de California, donde es recibido por el Dr. Spilbury
en su propia casa.
En 1957 se muda en Maracay a su
nueva casa que, tal como le gustaba hacer con sus proyectos, fue diseñada por él
mismo, ubicada en la recién construida Urbanización La Esperanza, 2° Avenida, N°
10. Allí tiene ahora un cómodo estudio con su biblioteca donde dedica largas
horas a escribir sus comunicaciones, opiniones y artículos. Con frecuencia
visita el Terminal del Lago Tacarigua (o de Valencia), Guamita, Rancho Grande,
Turiamo, la hacienda Mozanga en Guacara y la hacienda Bucarito en Montalban,
donde estudia y colecta plagas de cultivos y toma nota de la fauna observada. El
15 de julio de 1960 considera que las decisiones del Convenio MAC-CBR se han
politizado alejándose de sus objetivos y decide renunciar voluntariamente por
estar en desacuerdo con la separación del Dr. H. E. Law de la Dirección Nacional
del CBR. Presiones y ofrecimientos del Partido COPEI lo hacen alejarse aún más
del escenario político del país.
Ahora visita con mayor frecuencia
Rancho Grande para estudiar su variada fauna y recibe un modesto apoyo que le
permite trabajar en los laboratorios y quedarse varios días en la Estación
Biológica del entonces Ministerio de Agricultura y Cría. Conociendo los grandes
espacios abandonados del edificio de Rancho Grande, emprende una labor para
conseguir que le sean donados a la Universidad algunos cuartos para instalar sus
propios laboratorios de zoología. Gracias a sus gestiones, el 3 de agosto de
1959 el Ministro de Agricultura y Cría autoriza a la Facultad de Agronomía para
que acondicione unos cuartos de la planta alta del edificio. Alberto se dedica
personalmente a dibujar los planos de remodelación de esos espacios, los
cálculos de ingeniería y los costos, logrando que se inicien casi inmediatamente
la anhelada obra, la cual debe detenerse en 1960 por falta de recursos
económicos. No desmaya en la búsqueda de otras alternativas y mientras hace
nuevas gestiones, consigue que le asignen a la Facultad, en calidad de préstamo,
una pequeña casa que se encontraba un poco más arriba del restaurante de Rancho
Grande, donde continúan sus estudios sobre la fauna del Parque. Finalmente el
Consejo de Desarrollo Científico y Humanístico de la UCV ofrece su apoyo
financiero y el 10 de febrero de 1966 se lleva a cabo el acto de inauguración de
la Estación Biológica de la Facultad de Agronomía de la UCV, que más tarde
llevaría su nombre como homenaje a su esfuerzo. Desde este día ejerce la
Dirección de la Estación Biológica y logra atraer el interés de otros
investigadores, técnicos y estudiantes de la Facultad que la visitan. Adquiere
una parcela en Cata y comienza a visitar esta bahía con frecuencia, tomando nota
de su fauna. Continúa destacándose como docente de Zoología Agrícola, por sus
lecciones de conservación y por sus investigaciones sobre aves y mamíferos
plagas de nuestros cultivos.
En 1962 estudia también las
factibilidades de cría de la codorniz como alternativa de consumo de carne y
huevos de aves, diseñando y construyendo él mismo unas instalaciones en el
Instituto de Zoología Agrícola. Su publicación al respecto es todavía utilizada
y muy buscada como guía para la cría de estas aves. Preocupado por el destino de
nuestros bosques y fauna, dedica mucho tiempo a dictar charlas sobre
conservación y publicar artículos de prensa en su defensa y luego, trabajando
con su amigo, el malariólogo Gregorio Ulloa, publica las primeras claves para la
identificación de los mamíferos de Venezuela y poco después el primer listado de
la distribución conocida para cada especie. Como profesor participa activamente
en comisiones, es miembro del Consejo de Facultad y se manifiesta a favor del
movimiento para la creación de una universidad propia para Aragua que ya
mencionaba como “UVA” o Universidad de los Valles de Aragua. Otra idea similar
es propuesta en el Consejo de Facultad por el Decano, Manuel Vicente Benezra
pero ella incluye la separación de la Facultad de Agronomía de la UCV,
desatándose protestas del estudiantado y parte de su personal docente.
Ciertamente la idea de la “Universidad Rural” del Dr. Benezra no es aceptada y
años después será la semilla de la creación de la Universidad Nacional
Experimental de los Llanos Occidentales “Ezequiel Zamora” en Guanare. Este hecho
contribuye a que las ideas de nuevas universidades en Maracay no sean bien
vistas.
Preocupado por el deterioro
ambiental en Aragua acepta formar parte de la Comisión de Turismo de la
Gobernación, donde trabaja por proponer mejoras y hacer infraestructuras acordes
con el entorno natural en lugares como la costa aragüeña, las represas de Zuata
y Camatagua y el Lago de Tacarigua (o de Valencia). En mayo de 1967 sufre de un
infarto que lo mantiene interno en una clínica durante más de un mes. El cargo
de Director de la Estación Biológica es ahora ejercido por su hermano Francisco,
pero al recuperarse reanuda sus visitas a Rancho Grande, al Paso Portachuelo,
Pozo del Diablo y Cata con el mismo entusiasmo e interés por conocer la fauna
del Parque Nacional Henri Pittier. Ahora dedica mayor tiempo a la publicación de
artículos de prensa para defender los recursos naturales del país, entre los
cuales destacan su opinión sobre la eliminación de asignaturas universitarias
dedicadas a la enseñanza de la conservación en el país, a excepción de la
Facultad de Agronomía de la UCV; su propuesta sobre la necesidad de crear un
Centro de Investigación Nacional sobre la Fauna; de realizar un Foro Nacional de
Fauna; diversos artículos en defensa de algunas especies particulares
amenazadas; la importancia de las aves plagas en el cultivo del arroz, propuestas para crear
reservas de fauna; los efectos del uso indiscriminado de plaguicidas sobre los
peces; propuestas en defensa del Parque Nacional Henri Pittier; las
posibilidades de explotación racional del recurso fauna; la propuesta de
creación de una Estación Biológica para el estudio de la fauna silvestre
(incluyendo planos elaborados por él mismo para crear esta Estación en El Limón,
donde hoy funciona Profauna); propuesta de un programa nacional de investigación
para el recurso fauna; el control de la cacería en el país en función de la
conservación de especies y la creación de una Federación de Cazadores;
modificaciones a la propuesta de una nueva Ley de Fauna Silvestre; entre otros.
Estos artículos fueron publicados en El Nacional, El Universal, la Revista
Náutica y Caza y otros diarios y revistas de circulación nacional o regional,
contribuyendo significativamente en muchas de las acciones, leyes y
organizaciones que hoy funcionan en el país. En 1969 visita la región arrocera y
canera del Estado Portuguesa para conocer los daños causados por ratas y un
pájaro diferente al tradicional “arrocero”, logrando identificarlo como el
llamado bobolink o arrocero negro (Dolichonyx oryzyvorus), también
migratorio del norte. En la Universidad Central logra la máxima categoría de
Profesor Titular, recibe la Orden José María Vargas y funda y colabora en las
primeras clases de zoología de la Universidad Centro-Occidental Lisandro
Alvarado de Barquisimeto, donde apadrina su primera promoción de ingenieros
agrónomos, distinción que no logra recibir, ya que el 27 de julio de 1970 repite
su dolencia cardiaca y fallece en Maracay.
En homenaje a su labor es
propuesto como candidato al Premio Nacional de Conservación (el cual no es
aceptado supuestamente por otorgarse sólo a personas que no hayan fallecido); el
Consejo de la Facultad de Agronomía de la UCV bautiza con su nombre la Colección
de Vertebrados del Museo del Instituto de Zoología Agrícola y en febrero de
1987, durante los actos del Aniversario 50 del Parque Nacional Henri Pittier y
21 años de funcionamiento de la Estación Biológica de Rancho Grande, éste
Consejo resolvió también bautizar ésta última con su nombre. Hoy, 22 de marzo
del 2001, recibe un nuevo reconocimiento al ser escogido como “Personaje
Ambientalista del Estado Aragua”.