Estimados Leamigos:
Aquí hay una sugerencia que merece
reflexión y consideración.
Saludos,
JEP
-------- Original Message --------
NOTA: La
presente carta le fue entregada al Presidente de la República
personalmente por un colega de la ULA, invitado al acto de entrega de
los premios nacionales de Ciencia y Tecnología el pasado mes de
diciembre en
el teatro Teresa Carreño. Si usted considera que vale la pena
re-enviarla a otras listas electrónicas del país y del
exterior, se le agradece.
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Mérida, 12 de
diciembre de 2005
<>Ciudadano
Hugo R. Chávez
Frías
Presidente de la República Bolivariana
de Venezuela
Caracas.-
Estimado
Sr. Presidente:
De
acuerdo a las efemérides de
los tiempos que corren, desde el año de 1992 hasta la fecha se han
venido
cumpliendo y, en algunos casos, conmemorando los 500 años de variados y
diferentes hechos y sucesos históricos -unos mas importantes que otros-
que se
desencadenaron a partir de 1492 con la llegada a nuestro continente de
la
primera expedición transatlántica de Cristóbal Colón. Por ejemplo,
podemos
decir ya que se han cumplido 500 años, no solo de los cuatro viajes de
Colón
sino también de los viajes de Alonso de Ojeda y Américo Vespucio, de
los
hermanos Caboto, del viaje de Pedro Álvarez del Cabral, etc, y que solo
basta
esperar el quinto centenario de la circunnavegación del globo por
Fernando de
Magallanes y Juan Sebastián el Cano en 2021 para cerrar una serie de
acontecimientos los cuales, aparte del primer viaje de Colón, pudieron
haberse
conmemorado con mayor o menor interés o esperan serlo también.
Como
resultado de esas
exploraciones geográficas llevadas a cabo por los europeos a finales
del siglo
15 y a comienzos del siguiente, la sociedad europea comenzó a
convencerse de
que lo que estaba mostrando los descubrimientos geográficos de aquella
época
era un nuevo y cuarto continente diferente a Asia, destino que se
andaba
buscando por la ruta oceánica de occidente.
Frente a
esta situación se
comenzó hablar, lógicamente, en los círculos europeos de un “nuevo
mundo” [de Orbe
Novo (expresión usada por primera vez por Pedro Mártir de Anglería
para
referirse a las tierras encontradas por Colón)], y aquí, de unos nuevos
visitantes que no se sabía de dónde venían. Esta alusión a nuestro
continente
por parte del “viejo mundo”, por supuesto, no duró mucho puesto que al
cabo de
casi quince años después de la llegada de Colón a está parte del mundo,
se le
denominó por primera vez con un nombre propio el cual se ha conservado
hasta
nuestro días. Esta denominación con la cual los europeos “bautizaron”
nuestro
continente fue formalmente hecha pública el 25 de abril de 1507 cuando
en una
obra de carácter cosmográfico titulada Cosmographiæ Introductio por el alemán Matthias Ringmann, publicada en
esa fecha en Sant Dié (Lorena, norte de Francia), se usó por primera
vez el
nombre propio de “América” para designar a todo un gran continente
atravesado
en la ruta marítima entre Europa y Asia.
Por ello, el próximo 25 de abril de 2007, se cumplirán
exactamente 500 años de este hecho, es decir, del “bautizo” unilateral
e
inconsulto por parte del germano Ringmann de nuestro continente con el
nombre
de “América”. Pero durante estos casi cinco siglos, y sobre todo
durante el
último, se han acumulado suficientes y abrumadoras razones y argumentos
para
que los habitantes de este continente decidamos en una forma libre,
democrática
y popular, mediante consulta pública e inter-hemisférica, a proceder
cambiar
ese nombre por otro que represente la identidad transnacional de por lo
menos
de aquellos habitantes que vivimos desde el norte de México hasta el
extremo
sur de Argentina y Chile.
Aunque lo
inconsulto y
unilateral se puede justificar, en una primera instancia, debido a la
falta de
medios de comunicaciones rápidas y masivas para el siglo 16, no podemos
aceptar
la razón de honrar a un explorador geográfico extranjero para designar
a todo
un continente.
Para la
fecha en cuestión ya
Marco Polo había “descubierto” a China y no por eso los europeos
cambiaron el
nombre de “Asia” por uno derivado de su apellido. O no por el hecho de
que los
europeos iban progresivamente “descubriendo” a África, cambiaron su
denominación toponímica por otro para honrar a algún explorador europeo
notable. Mas aun, el “descubrimiento” de Australia por parte del
capitán inglés
James Cook no fue motivo para ponerle otro nombre, derivado de su
apellido, que
el que lleva hoy día (Oceanía). Y no por el hecho de que era inevitable
que el
hombre pusiera pie en el mero polo norte y/o sur, o en la Luna, le daba el
derecho a
poner toponímicos a esos lugares con nombres derivados de los primeros
en
llegar allí; y así sucesivamente. Aun el descubrimiento de los tres
últimos
planetas del sistema solar, Urano, Neptuno y Plutón, por parte de
William
Herschel, por Urbain Jean Leverrier y John Coach Adams, y por Clyde
Tombaugh,
respectivamente, no fue motivo para nombrar a estos planetas con
nombres
derivados de su apellidos. La tendencia tanto para los continentes,
como para
los planetas, como para otras cosas, ha sido la de usar nombres
derivados de
las mitologías, principalmente de la griega (como la denominación de
Nereidas
para los continentes: África, Asia y Europa). Y esto no se aplicó en el
caso de
nuestro continente el cual, aunque no se crea, ya tenía una
denominación
toponímica precolombina autóctona o nombre veraz original, en lengua
centroamericana cuna.
Por eso y
por múltiples y
variadas razones, entre las cuales está la usurpación de los Estados
Unidos del
nombre “América” para su uso exclusivo como gentilicio, creemos que ha
llegado
el momento histórico de que, por decisión
mayoritaria de la mayor parte geográfica de nuestro continente,
nos
auto-nominemos como queramos conforme a la opinión democrática, pública
y
popular de sus habitantes, en procura de re-potenciar nuestra identidad
frente
a las otras culturas en un mundo globalizante, globalizado y
polarizado.
Contrario a lo que sucede con los que se hace llamar así mismos
americanos
(“puros”), el vocablo “hispano”, “latino” o “iberoamericano” ya no es
representativo
de nuestra identidad hemisférica,.
Para
mayores detalles sobre
esta propuesta, le hago llegar con la presente copia en DVD de una
entrevista
que diera al respecto por el canal universitario ULA-TV el 12 de
octubre de
2001, junto con material impreso
publicado por la prensa local, regional y nacional, pero que no ha
tenido el
suficiente impacto.
Al
respecto, acudo a Usted,
como Presidente de la República Bolivariana de Venezuela,
líder de un proceso
revolucionario de cambio en América Latina y amante de la Historia, para
que me
ayude a impulsar esta idea y a propagarla por todo el continente.
Con un
cordial saludo patriota,
nacionalista y universitario me despido, quedando a la espera de su
grata,
pronta y amable respuesta.
Atentamente,
Dr. Marcos A. Peñaloza-Murillo
Investigador
y Catedrático de la
Universidad de Los
Andes. Facultad de Ciencias. Mérida. Venezuela.
Telfs.:
0416-8744278;
0274-2401251 (Ciencias); fax:0274-2401286; e-mail: mpena@...
<>c.c.: Ministro de Educación
Superior.
A todos los venezolanos y al resto de
los habitantes de Awya Yala.
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