LA SONDA
«STARDUST» REGRESA A LA TIERRA CON POLVO DE COMETA, QUE ARROJARÁ LUZ
SOBRE EL ORIGEN DE LA VIDA
JORGE
SÁINZ. http://www.abc.es/ Madrid. 13 de enero de 2006
En 2004,
esta nave de la NASA capturó partículas interestelares del cometa «Wild
2» en una misión sin precedentes en la historia de la exploración
espacial
Se llama «Stardust» y
está a punto de hacer historia. El próximo domingo, 15 de enero, esta
sonda pondrá punto final a un periplo espacial sin precedentes de 4.500
millones de kilómetros que ha durado casi siete años. Como regalo, la
nave lanzará a la Tierra una ligera cápsula repleta de unas muestras de
partículas interestelares, «robadas» a un cometa durante su aventura,
con las que los científicos esperan aportar más claves sobre el origen
de la vida y el Sistema Solar. Después, concluido este cometido, el
ingenio de la NASA pondrá rumbo a su última escala, el Sol, para
convertirse, precisamente, en lo que su propio nombre indica, en polvo
de estrellas.
La apasionante historia del «Stardust» escribió su primer capítulo el 7
de febrero de 1999. Ese día, tras una larga puesta a punto, la NASA
ponía en órbita su primera misión destinada a recuperar materia
extraterrestre de un objeto cósmico situado más allá de la Luna. La
NASA perseguía la recolección del fino polvo que rodea al núcleo de un
cometa, para estudiar sus moléculas e identificar los ingredientes
originales que formaron la Tierra, Marte y los demás planetas de
nuestro Sistema Solar.
«Más antiguos que el Sol»
«Ha sido una oportunidad fantástica. Confiamos en que estas partículas
sean efectivamente más antiguas que el propio astro rey. Podríamos
considerar estos objetos como la biblioteca de nuestra historia», dijo
esta semana Donald Brownlee, director científico de la misión. Muchos
investigadores creen que fueron estos cometas, que giran periódicamente
alrededor del Sol, los que trajeron a nuestro planeta el agua y las
primeras moléculas orgánicas, y eso es lo que Brownlee y su equipo
quiere corroborar ahora.
Pero, antes de que llegue ese momento, las muestras deben aterrizar
sanas y salvas. La NASA guarda demasiado fresco en la memoria el
recuerdo de la misión «Génesis», cuyo sistema de aterrizaje, muy
similar al de «Stardust», falló en el último momento, agrietando el
cilindro que contenía las partículas solares recogidas por la sonda y
quemando en el desierto norteamericano de Mojave la inversión de dos
años de proyecto.
En principio, todo está preparado para que la historia no se repita,
aunque lo cierto es que el ingenio realiza gran parte de la maniobra de
forma automática y el éxito o el fracaso depende en gran medida de su
programación original. Hoy mismo, la NASA procederá a situar a
«Stardust» en su órbita definitiva de reentrada a la Tierra. A partir
de ahí, la suerte estará echada.
Alta velocidad
La nave se irá acercando a nuestro planeta, hasta que, al llegar a unas
coordenadas preestablecidas, soltará la cápsula, de poco más de 45
kilos de peso. A partir de ahí, cada uno seguirá su propio camino.
«Stardust» caminará hacia su ocaso en dirección al Sol, mientras que la
muestras en cuestión se precipitarán hacia la atmósfera a más de 45.500
kilómetros por hora, la velocidad más alta, según prevé la NASA, jamás
alcanzada por un objeto creado por el hombre para atravesar esta capa
de la Tierra.
Una enorme bola de fuego, tan brillante como Venus, será vista en
varios estados norteamericanos. Cuando ésta se encuentre a 30.500
metros llegará el momento decisivo, en el que deberán desplegarse los
paracaídas necesarios para frenar el desplome. Éste fue, concretamente,
el mecanismo que falló en el caso de «Génesis» y el que más sueño está
quitando a medida que se acerca el momento a los responsables de la
NASA. «Los equipos han sido revisados minuciosamente», explicó Edward
Hirst, director de sistemas de la misión.
Entonces, se supone, si el parapente ha hecho su trabajo, la cápsula se
posará plácidamente, a menos de 20 kilómetros por hora en algún punto
del desierto de Utah. Varios helicópteros del Ejército y personal
especializado de la base espacial de Houston aguardarán el aterrizaje
para poner rápidamente a buen recaudo los valiosos tesoros cósmicos. A
partir de entonces, la comunidad científica tendrá la última palabra.
¿Sabremos algo más de cómo se formo nuestro Sistema Solar? ¿Y la vida?
La verdad se llama «Stardust».
|