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01-01-2006
El Telescopio
Espacial Hubble ha fotografiado un par de anillos no observados
anteriormente en torno al planeta Urano, presentando el mayor de ellos
un diámetro dos veces mayor al del resto de anillos conocidos. Éstos se
encuentran tan lejanos al planeta que los científicos del Proyecto
Hubble los han definido como "el segundo sistema de anillos de Urano".
Además, el telescopio ha descubierto dos nuevas lunas (que han sido
bautizadas como Mab y Cupido), hallándose una de ellas situada en la
misma órbita que uno de los nuevos anillos. Pero lo más sorprendente
han resultado ser los datos de los satélites más internos de Urano: al
parecer sus órbitas han cambiado significativamente durante la última
década, lo cual significa que el planeta cuenta con un sistema dinámico
de lunas y anillos, cambiante y posiblemente inestable.
El polvo de los
anillos de Urano -al igual que ocurre en otros planetas gigantes-
tiende a alejarse del planeta o a caer hacia éste, existiendo fuentes
de "abastecimiento" que reaprovisionan los anillos con material nuevo.
En el caso de Urano, los investigadores han propuesto que uno de los
satélites -Mab- de unos 20 km de diámetro y observado por primera vez
con el propio Hubble en 2003 es el responsable de esta labor. Los
impactos de meteoroides provocan la expulsión de polvo desde la
superficie de este cuerpo, algo que también sucede en otras lunas del
sistema solar (Amaltea en Júpiter, Pan en Saturno o Galatea en
Neptuno). La expulsión de partículas de polvo desde la superficie de
cuerpos menores ha sido recientemente demostrada durante la colisión de
la sonda Deep Impact en el núcleo del cometa Tempel 1, el 4 de julio de
2005, observándose la emisión de una nube de gran cantidad de polvo en
el transcurso del evento. El caso de la Deep Impact corresponde a un
fenómeno un tanto más catastrófico y la emisión habitual de partículas
desde la superficie de este tipo de cuerpos en condiciones normales
sería considerablemente más pausada, pues la frecuencia de impactos de
meteoroides sería relativamente baja; no obstante, este fenómeno puede
perfectamente contribuir al abastecimiento continuo de polvo de los
anillos planetarios.
Imagen: fotografías obtenidas por el Telescopio Espacial Hubble que
muestran los nuevos anillos (R/2003 U1 y R/2003 U2) y el satélite Mab
recientemente descubiertos en torno a Urano.
Desde 1994, los
científicos han efectuado también numerosas mediciones de las lunas
internas de Urano, conociéndose sus parámetros orbitales gracias tanto
a las mediciones de la sonda Voyager 2 (1986) como a las primeras
observaciones del Hubble a principios de los años '90. Los datos
obtenidos durante todos estos años parecen mostrar la existencia de
procesos caóticos y aleatorios, produciéndose continuos cambios de
energía y momento angular entre estas lunas. Aunque los cambios durante
los últimos 10 años son bastante pequeños, los procesos caóticos se
producen exponencialmente con el tiempo, siendo el sistema completo
orbitalmente inestable. Los modelos informáticos desarrollados en base
a los datos obtenidos predicen que los satélites podrían comenzar a
colisionar entre sí en unos pocos millones de años, un tiempo
extremadamente corto en comparación con los 4550 millones de años de
edad del sistema solar. El satélite más inestable es el pequeño Cupido,
cuya órbita le lleva a tan sólo 800 km de la luna Belinda.
Imagen: diagrama que muestra los nuevos
anillos y lunas descubiertas en Urano con el Hubble.
Los investigadores,
Mark Showalter y Jack Lissauer, pertenecientes al Centro Espacial Ames
de la NASA, han propuesto que el descubrimiento del segundo anillo es
una evidencia de la evolución colisional del sistema de Urano, pues a
diferencia del primero, éste no cuenta con un satélite que le
suministre partículas de polvo. De esta forma, el segundo anillo podría
tratarse de un conjunto de residuos rocosos producidos por la
desaparición de un antiguo satélite.
Los anillos de Urano
fueron descubiertos en 1977 durante una ocultación estelar en la que se
pretendía estudiar la atmósfera del planeta. Posteriormente, en el
transcurso del sobrevuelo de la Voyager 2, en 1986, la sonda
fotografiaría el sistema de anillos y varios nuevos satélites. De
hecho, Showalter ha estudiado cuidadosamente más de 100 imágenes
tomadas por esta sonda y ha podido localizar en ellas estos dos nuevos
anillos, no detectados previamente debido a su bajísima luminosidad.
Debido a que los
anillos de Urano son prácticamente transparentes, su observación será
considerablemente más favorable cuando se sitúen prácticamente de
perfil vistos desde la Tierra. Esto sucederá aproximadamente hacia el
año 2007, siendo esta fecha la más adecuada para efectuar observaciones
y nuevas búsquedas.
Noticia:
http://hubblesite.org/newscenter/newsdesk/archive/releases/2005/33/full/
http://hubblesite.org/newscenter/newsdesk/archive/releases/2005/33/text/
Imágenes:
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