ECOPORTAL
Convertir todo lo público en
privado conlleva una estrategia fundamental: la privatización, concepto
que ha ido modificándose a lo largo de los últimos 30 años. La primera
generación del concepto de “privatización” se enfocó principalmente a los
activos de los Estados, a sus empresas productivas agrícolas o
industriales
El andamiaje para la privatización
del agua hacia el iv foro mundial del agua
El modelo económico neoliberal aplicado en
los últimos 30 años es el puente que está preparando las condiciones para
el modelo económico corporación-nación, último peldaño del sistema
capitalista en su fase terminal.[1]
Es así como la liberalización comercial llega a todos los niveles que, en
la lógica de la acumulación del capital, todo cuanto existe pretende ser
incorporado a la lógica del mercado. El beneficiario intrínseco de las
privatizaciones son obviamente las empresas privadas y en la lógica de la
competencia, las mega-Corporaciones Trasnacionales (CT) que identificamos
-en el marco de la competencia del mercado global- como Sujeto Principal
que impulsa y se beneficia de este proceso de acumulación del capital que
transita por diversos modelos económicos.
Convertir todo lo público en privado conlleva
una estrategia fundamental: la privatización, concepto que ha ido
modificándose a lo largo de los últimos 30 años. La primera generación del
concepto de “privatización” se enfocó principalmente a los activos de los
Estados, a sus empresas productivas agrícolas o industriales. La segunda
se enfocó en el sector de algunos servicios. La tercera generación se ha
enfocado en los recursos naturales y estratégicos: oxígeno (servicios
ambientales), genes (biodiversidad) y agua. En el caso del proceso de la
privatización del agua ésta se ha iniciado desde hace más de una década de
manera silenciosa. Y es que, como lo afirmó la revista Fortune: “el
agua promete ser en el siglo XXI, lo que el petróleo lo fue en el siglo
XX: una preciada mercancía que determina la riqueza de las
naciones”.[2]
Por ello, convertir el agua en un recurso estratégico de múltiples usos y
modalidades de explotación de plusvalor replantea la concepción
geoeconómica y geopolítica que se ha tenido en torno a otros recursos
comerciales.[3]
La necesidad del agua para el planeta
[4], para la sobrevivencia de cualquier tipo de vida pero en especial
para el ser humano plantea la necesidad de garantizar el acceso a toda la
humanidad. De ahí su carácter público, nacional, comunal y con funciones
sociales y ambientales.[5]
Teóricamente el agua alcanza para 20 mil millones de personas lo que
equivale a más de tres veces la población mundial.[6]
Sin embargo el modelo económico neoliberal y el tipo de gestión que se le
da no hace del agua un recurso renovable ni permite que para todos haya.
El vital líquido es ahora el recurso de las ultimas trincheras de la
privatización para la cual se disputan mercados nuevos para la venta de
grandes volúmenes de agua más allá de las fronteras incluso
trasatlánticas, rutas comerciales, apropiación de las fuentes de agua,
etc., en sus diversos niveles: urbano y rural por un lado; y agropecuario,
industrial y doméstico por el otro.
El andamiaje global
A partir de la década de 1970 y en el
contexto de la crisis mundial de la deuda externa contraída con la banca
multilateral por los países subdesarrollados o en vías de desarrollo, ésta
inicia un proceso de implementación condicionante de políticas de ajuste
estructural (PAE). Estas políticas han tenido desde entonces diversas
generaciones, niveles y procesos.[7]
Los principales instrumentos mundiales utilizados para imponer las
condiciones que abrieran la economía del “Tercer Mundo” a un nuevo modelo
que liberara principalmente al capital trasnacional de cualquier atadura
de inversión y asegurara sus “derechos” fueron el Fondo Monetario
Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM). Sin embargo, las presiones
sociales que se desataron por todo el mundo contra estos dos instrumentos,
entre otras razones, obligaron a que los recursos económicos y el destino
millonario de prestamos a los países pobres fluyera por otros canales que
no le impusieran límites a sus inversiones, o que los sujetara a la
observación de normatividades internacionales en materia medioambiental o
de derechos humanos. Estos canales fueron los bancos
continentales (Ver Cuadro No. 1).
Y Como dijera Johan Bastin del Banco Europeo
de Reconstrucción y Desarrollo, "el agua marca la última frontera que le
queda por invadir al sector privado". Cabe aclarar que solamente el 5 % de
la población mundial recibe sus servicios de agua y saneamiento por parte
de empresas privadas a pesar del exponencial crecimiento de la década de
los '90, la inversión privada en el sector aumento en un 7900 % entre 1990
y 1997 en los países menos desarrollados con contratos en los cinco
continentes.[8]
Pero de nueva cuenta la presión ejercida
sobre los bancos continentales para la observancia de normatividades
internacionales en materia medioambiental y de derechos humanos llevó al
capital a deslizarse hacia los bancos regionales que no contaban con
compromisos vinculantes.
De ellos la sociedad tenía poco conocimiento.
Es entonces que los gobiernos nacionales, para ser miembros de esos bancos
multilaterales y poder tener acceso a esos recursos, contratos de
inversión y privatizaciones, fueron solicitando su membresía en un
contexto en que América Latina y el Caribe, en este caso, aceleraban los
procesos de privatización en la década de los 90’s. (Ver Cuadro No.
2)
Por último, hay un eslabón por donde escurren
los recursos públicos canalizados para el financiamiento condicionando a
los gobiernos: las Agencias de Crédito para la Exportación (ACE’s). Esta
es otra Institución Financiera Internacional (IFI) creada por el gobierno
de un país desarrollado para impulsar su comercio exterior. Pone fondos
públicos en manos de las grandes empresas de su país con el fin de
subsidiar sus exportaciones. La mayoría de los países desarrollados tienen
algún tipo de ACE y son ahora las que más dinero público canalizan a sus
empresas nacionales de carácter trasnacional o gobiernos extranjeros para
proyectos de minería, energía nuclear, prospección petrolera,
infraestructura o represas en los países del Sur. Prestan dinero para
elaborar estudios de factibilidad para un proyecto, financian componentes
eléctricos y mecánicos de alto costo. También dan seguros de riesgo
comercial a una empresa privada que invierte en el extranjero, en caso de
pérdidas o fracaso en su comercialización. O seguros de riesgo político en
caso de conflictos, expropiación o embargo de sus bienes por parte de un
gobierno. Prestan dinero a un país pobre con la condición que éste lo use
para comprar bienes y servicios de las empresas del país que le presta.
(Ver Cuadro No. 3)
Sin embargo, las ACE’s no cumplen con
estándares internacionales, normas o criterios en materia de derechos
humanos, de un medio ambiente sano y sostenible o de un desarrollo justo.
Extorsionan y presionan a la privatización y liberalización de los precios
con el fin de que los gobiernos no controlen las ganancias de sus
empresas. Su poca transparencia sobre el uso de los recursos públicos las
convierte en una entidad hermética para el público actuando como IFI’s
privadas y sin pagar impuestos. Ante esta situación, en 1998 un coalición
de Organismos No Gubernamentales (Ong’s) reunidas en Mesum, Alemania,
lanzó la “Declaración de Mesum” como una campaña para exigir normas
medioambientales internacionales que deberían aplicar todas las ACE’s.
Pero hasta diciembre del 2003 las ACE’s aceptaron Enfoques Comunes para el
Medio Ambiente que en muchos aspectos son más rigurosos que la política
ambiental del BID. Esta presión de que el capital se sujete a
normatividades internacionales también ha llegado a los bancos
privados.[9]
Por si fuera poco, en el 2004 el BM y el BID han lanzado una estrategia
para “descentralizar” hacia los gobiernos las normatividades
medioambientales y de derechos humanos.
Para lograr que el agua se convierta de un
bien público a un bien comercial, como en el caso de otras
privatizaciones, las CT requieren, además del instrumento de las IFI’s, de
aliados que en este caso son los gobiernos más ricos e industrializados
del mundo quienes desde 1975, década en que inicia las PAE del FMI y del
BM, forman el club privilegiado del Grupo de los Siete (G-7). Al menos
cinco de esos países juntos (Estados Unidos, Reino Unido, Francia,
Alemania y Japón) tienen en sus manos el control del 35 al 50%
aproximadamente de los votos y por lo tanto de la definición de las
políticas del BM y del FMI.
La imposición de condiciones también se lleva
a cabo en escenarios desde donde se pretende legalizar de forma global y
por encima de las naciones los derechos de las CT. Por ello, la nueva
oleada de privatizaciones en el mundo estuvo acompañada del nacimiento de
la Organización Mundial del Comercio (OMC) que sustituyó al Acuerdo
General sobre Aranceles y Comercio (GATT, por sus siglas en inglés) en
1994 y que regulaba la importación y exportación de productos. Con la OMC
se amplía la capacidad de un escenario mundial de imponer nuevas reglas
comerciales en torno a bienes y servicios, la agricultura y propiedad
intelectual. Sin embargo, las presiones políticas y sociales y nuevas
correlaciones de fuerzas no permitieron que las negociaciones de la OMC en
Seattle (1999) y Cancún (2003) avanzaran. De esta forma el gobierno de los
Estados Unidos hinca su estrategia para lograr la imposición de medidas
comerciales en torno al Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA) que
se ha visto truncado por la oposición de Brasil, Venezuela, de un gran
movimiento social y de la Alianza Social Continental lo que limitaron el
alcance y rapidez de la liberalización comercial. Esto llevó Estados
Unidos a modificar su estrategia a otro nivel y centrar sus acciones en el
ámbito regional por medio del Plan Puebla-Panamá (PPP), el Tratado de
Libre Comercio con Centroamérica (CAFTA, por sus siglas en inglés), la
Iniciativa de Integración Regional para Sur América (IIRSA), la
profundización del Tratado de Libre Comercio de Norteamérica (TLCAN plus),
entre otros. Pero una vez más, en la medida en que esto no se logra a la
medida de la administración Bush, Estados Unidos impulsa los tratados
bilaterales de libre comercio, país por país. Por medio de estos esquemas,
el capital financiero y las empresas trasnacionales construyen las pistas
y los circuitos para el libre movimiento de sus capitales e inversiones,
entre ellos el tema estratégico del agua.
El andamiaje de la privatización del
agua.
La agenda de la privatización del agua no se
entiende sin el andamiaje global. Pero de la misma forma requiere de sus
propias pistas para aterrizar el objetivo de convertir el agua en un
recurso económico.
La agenda de la privatización del agua inicia
con más claridad en la década de los 90’s. Es en 1990 cuando en la
Declaración de Nueva Delhi se estableció como una nueva ordenación global
que las políticas de gestión del agua estuviera basada en las
cuencas. En 1991 la ONU crea el Secretariado Internacional del
Agua. Un año después, en 1992, en la Cumbre de Río sobre Biodiversidad se
define como horizonte el año 2000 como meta para establecer nuevas
estructuras institucionales y jurídicas en torno al agua bajo el diseño,
apoyo y financiamiento del BM y del FMI quienes serían los acicates por
medio de los cuales se presionaría a los gobiernos a modificar sus
legislaciones y preparar el terreno para el mercado abierto del agua. El
posterior encuentro en Dublín ya sólo es dedicado al tema del agua. Estos
son los eventos previos a la creación de la OMC en cuyo amparo se crean
otras instituciones que promoverían la privatización del agua como el caso
de la Coalición de las Industrias de Servicios con sede en los Estados
Unidos, y el Foro Europeo sobre Servicios de la Unión Europea. Al mismo
tiempo en que nace la OMC y se firma el Tratado de Libre Comercio de
Norteamérica (NAFTA por sus siglas en inglés) en 1994, nace el Banco de
Desarrollo de América del Norte (BND) para financiar proyectos del sector
público y privado en materia de agua.
Sin embargo, hay tres instituciones globales
claves del agua -apoyadas e impulsadas por el BM, el FMI y la Organización
de las Naciones Unidas (ONU)- encargadas de diseñar la agenda mundial
privatizadora del agua e imponer las condiciones necesarias a los
gobiernos, condicionar préstamos y modificaciones legales, presionar para
lograr las concesiones privadas, crear una infraestructura y cultura de
pago del agua, otorgar créditos endeudando a las instituciones publicas
encargadas de hacer los cambios e inversiones necesarios antes de rematar
la infraestructura y el negocio del agua. Estas instituciones las componen
las IFI’s, las grandes corporaciones privadas y los gobiernos:
1) Consejo Mundial del Agua (WWC por sus
siglas en inglés). Creada en 1996 con el fin de diseñar la estrategia
privatizadora de la gestión del agua a nivel mundial. Su financiamiento
proviene de las IFI’s, de las corporaciones multinacionales, de organismos
multilaterales y gobiernos.
2) Asociación Mundial del Agua (GWP por
sus siglas en inglés). Creada en 1996 por el BM, por el Programa de
las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y por la Agencia Sueca para
el Desarrollo Internacional. Dirige la estrategia para promover el agua
como “bien económico” e impulsar las reformas en los sistemas públicos de
agua potable, drenaje y saneamiento. Es financiado por las ACE’s, la
Fundación Ford, el PNUD y del BM cuyo Vice-presidente Ismail Serageldin es
el primer presidente del Comité Directivo de la GWP.
3) Comisión Mundial del Agua par e Siglo
XXI. Creada en 1998. Es financiada por las ACE’s de Canadá y Holanda
así como de organismos multilaterales de la ONU (PNUD, FAO, UNICEF y
UNESCO). Apoya e impulsa la agenda diseñada para abrir el agua a los
mercados y está conformada por 21 personalidades de todo el mundo entre
ellos el Director William J. Congrove quien fuera asesor del BM y
actualmente trabaja para Vivendi; e Ismail Serageldin que fungió como
presidente del Consejo Directivo.
Inmediatamente después de la creación de este
andamiaje institucional, se constituye en 1997 el escenario de imposición
de la agenda privatizadora del agua creándose el Foro Mundial del Agua
(FMA) donde las grandes CT y sus gobiernos aliados depositan la agenda a
seguir en torno al recurso agua. En el FMA se dan cita las principales CT
interesadas en el recurso económico del agua, las IFI’s, los organismos
multilaterales, representantes de los gobiernos y científicos y
especialistas que, junto con algunas Organizaciones “No” Gubernamentales
que hacen eco de las políticas neoliberales. En el FMA se lleva la agenda
previamente discutida, las conclusiones, los diagnósticos y las futuras
líneas estratégicas sólo para que sean formalmente avaladas incluso por el
espejismo de que la sociedad civil ha sido consultada. En torno a cada FMA
se intensifica una fuerte campaña por parte de los gobiernos y empresas
sobre la necesidad de la inversión privada y el correspondiente pago que
la población debe hacer para tener acceso al agua. A todas las voces que
critiquen este proceso y reivindiquen el agua como un derecho humano es
señalado incluso por especialistas e intelectuales de “paternalismo”,
discurso que en otrora no se justificó.
Desde 1997 y cada tres años se lleva a cabo
el FMA. El primero se llevó a cabo en Marruecos, luego en Holanda, el
tercero en Japón y el cuarto en México (Ver Cuadro No. 4). En el
3er FMA las CT propusieron la creación de seguros de riesgos y programas
de garantías a sus inversiones cubiertos por el BM y el FMI, ACE´s y otras
IFI’s. Ya desde hace muchos años el BM elabora sus diagnósticos en torno
al agua para justificar la protección de las inversiones privadas[10]. En estas mismas fechas, en 1998, el BID informó de otros actores
involucrados en las estrategias del mercado del agua. Entre ellos la
Organización Mundial Meteorológica y el Global Water Partnership entre
otros.[11]
Fuente: Elaboración de Adrian Fuentes y Edgar
García en su artículo "El Foro Mundial Del Agua", abril del 2005, Ciudad
de México
Luego del 1er FMA el BID definió en 1998 la
estrategia para el recurso agua que sintetizó así:
“(...) el Banco apoyará y estimular la
participación del sector privado y de un sector público con capacidades de
fluidez y regulación en todas las actividades y servicios referentes al
agua; como componentes importantes de acciones ampliadas para la
modernización de subsectores de suministro de agua y sanidad,
hidroeléctricas e irrigación, así como del sector de recursos hídricos
como un todo”.[12]
En ese mismo año la CEPAL diagnosticó la
agenda privatizadora del agua:
“(...) casi todos los gobiernos de América
Latina y el Caribe han anunciado una política de aumento de la
participación privada en los servicios públicos relacionados con el agua
(...) solamente en algunos países se ha traspasado al sector privado la
función de administrar los servicios de abastecimiento de agua y
saneamiento, si bien otros funciones dentro de esos servicios, de carácter
más técnico, efectivamente se han traspasado en muchos países”.[13]
En este marco, las modificaciones
constitucionales que se han impuesto a los países desde la década de los
90 a la fecha para crear nuevas leyes de aguas tienen las siguientes
constantes:
1) Se modifica legal y constitucionalmente el
concepto de “bien público” y “bien natural”, a “bien comercial”, “bien
económico”, “bien privado” o “bien estratégico”.
2) Se crea una campaña publicitaria pública y
privada en varias direcciones: “hay crisis del agua”; “millones de
personas en el mundo mueren por falta de agua o por su mala calidad”; “el
agua se está acabando y en un futuro será incierto para la humanidad”; “la
culpa la tienen los indígenas por talar árboles, y la población en general
por no cuidarla”; “el gobierno ya no tiene dinero”; “el cambio climático y
la contaminación del agua agrava la situación”; “es justo que todos paguen
por el servicio”; “el subsidio es paternalismo”; “sólo la inversión
privada puede salvar la situación”; “la inversión privada mejorará el
servicio, lo garantizará a toda la población y reducirá sus costos”; “es
necesario legislar sobre el agua”.
3) El Estado permite la concesión de la
gestión del agua de un país en manos privadas nacionales o
internacionales. La concesión puede ser hasta de 30 años y con
posibilidades de renovación. Las concesiones van ligadas a leyes de
privatización de la tierra, los bosques y las selvas.
4) La concesión incluye todo el ciclo del
servicio: propiedad sobre mantos, pozos, ríos y otros acuíferos (asociado
con la propiedad de la tierra); propiedad sobre la extracción del líquido
desde donde esté y su transportación; propiedad sobre el almacenamiento
(embalses); propiedad sobre la infraestructura (canales y sistemas de
riego, presas, ductos, tuberías urbanas y alcantarillado); propiedad sobre
la distribución y comercialización o cobro al usuario (público,
domiciliario o industrial urbano o agropecuario); propiedad sobre los
sistemas de reciclado y venta tratamientos de aguas antes de volverlos a
la cuenca.
Gustavo E. Castro Soto CIEPAC www.ciepac.org
[1] Para ver una propuesta de análisis sobre el modelo
corporación-nación véase el Boletín “Chiapas al Día” No. 463, 27 de abril
2005, CIEPAC, www.ciepac.org [2]Fortune Magazine, EE.UU., mayo de 2000, citado por Delgado,
Gian Carlo, “Agua y Seguridad Nacional. El recurso natural frente las
guerras del futuro”, Ed. Debate, 1ª edición, México 2005. [3] Gian Carlo Delgado Ramos, “IIRSA y
la Ecología Política del Agua Sudamericana”, Publicado en Enfoques
Alternativos. Argentina. Julio de 2004. [4] El ciclo hidrológico desde la
perspectiva de la termodinámica es fundamental para el mantenimiento y
renovación del planeta como un “sistema abierto” de agua y aire. El
planeta es visto como una unidad. Véase: 1) Murota, T. Y Tsuchida, A.,
“Fundamentls of the entrophy theory of the water cycle, ecocycle, and
human ecology”, York University, Toronto 1985; 2) Murota, T.
“Environmental Economics of the Water Planet Earth”, Pille, G. y T. Murota
(editores), ‘Environmental Economics, The Analysis of a Major Interface’,
Ginebra 1987. [5] Según
Pedro Arrojo “Tradicionalmente, desde la coherencia regeneracionista y sus
inercias históricas, se ha tendido a valorar el agua como un simple
recurso productivo, relegando al olvido otros muchos valores de carácter
ambiental y social”. Arrojo Agudo, Pedro y Bernal Cuenca, Estrella. “La
Racionalidad Económica en la Nueva Cultura del Agua”, Departamento de
Análisis Económico Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales
Universidad de Zaragoza. Cuadernos Económicos “Escuela y Despensa”, Número
12, 2001. [6] Equipo
Maíz, “Gota a Gota, el Agua se Agota”, Asociación Equipo Maíz, El
Salvador, 2001, p.10. [7] Para una comprensión de las generaciones de Políticas de Ajuste
Estructural (PAE) puede consultarse “¿Qué es el Ajuste Estructural?” de
Luis Ignacio Román Morales, ITESO, Julio de 2000. [8] Muñoz, Alberto, Unión de Usuarios y
Consumidores-CTA Asamblea Provincial por el Derecho al Agua. (Tomado de
www.pacificar.com, diciembre del 2003). [9]Para julio de 2004 al menos 23 bancos más grandes del
mundo habían firmado los “Principios Ecuatoriales” que se sujetan a
algunos criterios de inversión del BM. Entre ellos están: ABN Amro, Bank
of America, Barclays, BBVA, CIBC, Citigroup, Credit Suisse Grp, Calyon,
Dexia, Dresdner Bank, Eksport Kredit Fonden, HSBC, HVB Group, KBC, ING ,
Mediocredito Centrale, Mizuho Corporate Bank, Rabobank, Royal Bank of
Canada, Royal Bank of Scotland, Standard Chartered, Unibanco, WestLB,
Westpac. Ver www.equator-principles.com [10] Independent
Water Entrepreneurs in Latin America-The other private sector in water
services [Proveedores independientes de agua en América Latina - El sector
privado alternativo de servicios de agua]. Para más información sobre las
actividades del Banco Mundial relacionadas con el agua y el saneamiento en
la región de América Latina y el Caribe, visite: www.bancomundial.org/agua [11]
BID, “Strategy for Integrated Water Resources Management” (ENV-125),
Washington, diciembre de 1998, pp. 15-16. [12] BID, Op. Cit., p.
19. [13] CEPAL,
“Progresos realizados en la privatización de los servicios públicos
relacionados con el agua: reseña por países de México, América Central y
el Caribe”, (LC/R.1697) Documento Restringido, Febrero de
1998 p,4 |