EEUU YA JUEGA
CON LA OPCIÓN EVO PRESIDENTE
Redacción de
Econoticiasbolivia.com
La Paz, diciembre
14, 2005.- La representación diplomática de Estados Unidos en La Paz
anunció oficialmente su predisposición para trabajar y colaborar con el
líder cocalero Evo Morales, que está a un paso de convertirse en el
primer presidente indígena de Bolivia.
"Vamos a trabajar y colaborar con el que ustedes elijan",
dijo ayer el director de Asuntos Antinarcóticos de EEUU en Bolivia,
William Francisco, cuando fue consultado sobre la posición de
Washington ante la posibilidad cada vez más cierta de que Evo asuma la
presidencia, tras las elecciones de este domingo en las que vencería
ampliamente el jefe del reformista Movimiento al Socialismo (MAS).
La declaración del alto funcionario de la influyente Embajada
de Estados Unidos pareció marcar un cambio de rumbo en la orientación
de Washington hacia el líder cocalero, al que hasta hace poco lo
vinculaban directamente con el narcotráfico y lo consideraban como un
verdadero peligro para la estabilidad de toda la región si es que
lograba concentrar más poder.
El anuncio de que Estados Unidos trabajaría con el cada vez
más moderado líder indígena es mucho más revelador de lo que parece en
términos diplomáticos, habida cuenta de la permanente injerencia
norteamericana en los asuntos internos de Bolivia. Washington, que
nunca ahorró comentarios y adjetivos para decir qué se debe hacer o que
no en el centro de Sudamérica, trata a Bolivia como si fuera su
colonia, definiendo sus grandes políticas, especialmente en los temas
vinculados a la economía, la coca y a elección de sus autoridades.
EL PRAGMATISMO DEL GRAN CAPITAL
Pero, ante la evidencia de que este domingo Morales
virtualmente arrasaría con los candidatos favoritos de la
administración Bush (como son el ultraderechista ex presidente Jorge
"Tuto" Quiroga y el millonario empresario de derecha Samuel Doria
Medina) y la imposibilidad real de la derecha para revertir la
previsible derrota electoral, a pesar de los millonarios y desesperados
esfuerzos de la oligarquía, las transnacionales y de su propia
Embajada, habrían obligado a Washington a desechar la alternativa "A"
(Tuto Quiroga) y adoptar ahora la opción "B" (Evo), pese a todos sus
peligros y ambiguedades.
Para la administración Bush, llevar a la Presidencia de
Bolivia a Tuto Quiroga equivalía a defender los intereses imperialistas
a través de la bala y la metralla, mientras que la elección
presidencial del líder indígena significa preservar estos mismos
intereses mediante el control y la estatización de los sindicatos y
organizaciones populares y revolucionarias, que son el enemigo
principal para Washington y que luchan abiertamente por expulsar a las
petroleras y acabar con el neoliberalismo y la dominación capitalista.
LA SUMISIÓN INDÍGENA
Para ganar este aval, el MAS, Evo Morales y el candidato a
vicepresidente, Álvaro García Linera, habían intensificado en las
últimas semanas su viraje hacia la derecha, renegado públicamente del
socialismo y prometido respetar la propiedad privada y las inversiones
extranjeras, impidiendo las expropiaciones de los recursos naturales y
la tierra, tal como demandan las organizaciones más radicales que se
alistan para derrocar al nuevo presidente, si es que éste no
nacionaliza los hidrocarburos, reparte tierra a los campesinos y da fin
con el neoliberalismo.
En una abierta derechización, el programa del MAS contempla
otorgar compensaciones en dinero y especie para que las petroleras
extranjeras, que saquean Bolivia y se han apoderado de más de cien mil
millones de dólares en reservas de gas y petróleo, cambien sus
inconstitucionales e ilegales contratos por otros que se ajusten a la
nueva ley de hidrocarburos, cuestionada en su momento por Morales por
ser muy favorable a las transnacionales.
En lo económico, el MAS y Evo postulan un "capitalismo andino
y amazónico" para construir una "sociedad justa y equitativa", como
dice machaconamente en un spot televisivo García Linera, el guerrillero
converso que se había levantado en armas a principios de la década de
los 90, curiosamente, en contra del capitalismo que hundía en la
miseria a los indígenas, que son la mayoría de la población.
Las promesas del MAS son mantener el libre comercio, la libre
importación, la libre contratación, pilares que sustentan el modelo
neoliberal que, desde 1985, hace gemir de hambre a un tercio de la
población, mantiene en la pobreza al otro tercio de los bolivianos y
concentra la riqueza en las trasnacionales y minúsculas élites que
controlan las tierras, minas, bosques y yacimientos hidrocarburíferos.
Razones suficientes para que Washington avale la opción "B", que
también ya cuenta con la adhesión de círculos empresariales y militares
de alta graduación.
CON APOYO MILITAR Y DE LA DERECHA
Ayer, durante una disertación de Morales ante las Fuerzas
Armadas, la cúpula militar le dio su virtual apoyo si vence en las
elecciones del domingo, lo que ya nadie, excepto los perdedores, parece
discutir. Las palabras del jefe de Estado Mayor del Ejército, general
Marco Antonio Vásquez, no dejan lugar a dudas: "Tenga usted señor
diputado Evo Morales (la seguridad de) que siendo usted gobierno la
institución también va a obedecer sus órdenes y cumplirá al pie de la
letra lo que diga".
Días atrás, en un tácito apoyo a Morales, el comandante
general de las Fuerzas Armadas, Marco Antonio Justiniano, demandó a
todas las fuerzas políticas a respetar la primera mayoría en las
elecciones del 18 de diciembre y ungir al vencedor como nuevo
presidente de Bolivia.
De este modo, la cúpula militar, dominada por la mayoritaria
tendencia "institucionalista", está lista para cumplir con las armas
las órdenes presidenciales de respetar la propiedad privada, las leyes
y la inversión extranjera, tal como ocurrió con los últimos gobiernos
neoliberales.
En este escenario, la decisión del millonario empresario del
cemento, Samuel Doria Medina, de la derechista Unidad Nacional (UN)
para favorecer con su voto en el Congreso al candidato que gane las
elecciones con cinco puntos porcentuales de ventaja, contribuye a
viabilizar la presidencia de Morales. Según la Constitución Política
del Estado, el Congreso elige al presidente de entre los dos candidatos
más votados, si es que ninguno obtiene la mitad más uno de los votos.
Las encuestas y sondeos más confiables ubican a Morales con cerca del
40% de apoyo electoral y a Quiroga con un poco más del 25%.
LOS TEMORES DE WASHINGTON
En este escenario, no es casual la decisión de Washington de
convivir con Evo y el MAS. Sin embargo, en el análisis de Econoticias,
hay al menos cinco áreas conflictivas en esta relación y que obligarán
a la administración Bush a ejercer una constante y férrea presión y
vigilancia para que Morales cumpla desde la Presidencia los compromisos
que adquirió con los organismos internacionales, las compañías
nacionales y extranjeras y los gobiernos de Lula y Kichner. Los temas
más conflictivos son:
· Coca. Es y será uno de los principales focos de
tensión y conflicto en la relación EEUU - Evo, a pesar de la intención
del líder indígena para legalizar y preservar los cultivos de coca en
escala limitada (3.200 hectáreas y un cato por familia en El Chapare),
política que ya fue tolerada y parcialmente avalada por Washington,
aunque de mala gana, durante el gobierno del ex presidente Carlos Mesa.
· Confianza. Washington también tiene escasa confianza
ante la sinuosa trayectoria de Evo y el MAS con relación a las luchas
populares y a su doble discurso. La extraordinaria facilidad con la que
Evo cambia de libreto y asume posiciones "radicales", especialmente
cuando la protesta y el ascenso de la lucha de las masas parece
incontenible, molesta a la Embajada, que no olvida que en las jornadas
de mayo y junio, las direcciones campesinas y cocaleras del MAS se
sumaron a la rebelión popular y amenazaron con expulsar a las
transnacionales. Hay temor de que las bases rebasen a sus direcciones
tradicionales.
· Debilidad. Otro factor que inquieta en extremo a la
administración Bush, complementario al anterior, es que Evo y el MAS en
el gobierno sucumban fácilmente a la presión popular y contribuyan, por
omisión y/o acciones incontroladas de campesinos y cocaleros, a la
lucha antiimperialista de los sectores más radicales de la Central
Obrera Boliviana, de la Federación de Mineros y Campesinos y de la
Federación de Juntas Vecinales de El Alto.
· Temor. El mayor temor de Washington es que el nuevo
gobierno no sea capaz de garantizar la propiedad privada ni las
inversiones extranjeras, y que no se atreva a usar la fuerza militar y
policial en la escala necesaria para controlar a los revoltosos. La
resistencia de Evo para dar inmunidad a las tropas norteamericanas que
vayan a operar en Bolivia también molesta mucho al Pentágono y al
Departamento de Estado
· Chávez y Fidel. Los estrechos contactos de Evo y el
MAS con los gobiernos de Hugo Chávez y Fidel Castro son otro foco
conflictivo.
De todos modos, Washington toma sus previsiones y,
simultáneamente a optar por la opción "B", ha procedido a estrechar su
control sobre el Ejército boliviano y a desarmar a regimientos y
militares que simpatizan con las demandas populares de la
nacionalización de los recursos naturales.
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