Indígenas atacaron puesto militar que custodiaba tendido eléctrico
En la acción resultaron heridos un
efectivo del Ejército y uno de los atacantes, mientras que el líder de la
revuelta, Silviano Castro, fue detenido y trasladado hasta la sede de la V
Brigada de Infantería de Selva, en ciudad Bolívar, con su ayudante
ARMANDO
GRUBER - EL NACIONAL - SÁBADO 24 DE MARZO DE 2001 - Ciudad
Guayana
Un grupo de indígenas de la etnia pemón atacó el pasado jueves,
con palos y objetos contundentes un campamento del Ejército que custodiaba las
instalaciones del tendido eléctrico, en el sector Kamoirán de la Gran Sabana, y
fueron repelidos con bombas lagrimógenas después que las autoridades militares
agotaron todos los mecanismos de persuasión y diálogo.
Según fuentes fidedignas, los indígenas, liderados por el cacique Silviano
Castro, quien fue detenido y trasladado por vía aérea hasta la sede de la V
Brigada de Infantería de Selva, en Ciudad Bolívar, bloquearon la carretera
troncal N° 10 hacia la ciudad fronteriza de Santa Elena de Uairén y obstruyeron
el tránsito por varias horas.
La situación entró en crisis cuando un grupo de 80 indígenas, de comunidades
cercanas, se trasladaron hasta el campamento y comenzaron a lanzar piedras,
botellas con gasolina y otros objetos, con la intención de dañar los equipos y
maquinarias de la empresa que realiza el tendido eléctrico.
En el enfrentamiento entre el grupo de pemones y los militares, quienes sólo
emplearon armas disuasivas y escudos de protección, resultaron heridos un
soldado, al recibir una pedrada en la cabeza, y un pemón. Ambos fueron
trasladados al hospital de Santa Elena de Uairén.
Los indígenas enardecidos se siguen oponiendo a que continúen los trabajos
del tendido eléctrico en una zona de humedales y mantienen su exigencia de que
se haga un estudio previo de impacto socio-cultural. De lo contrario,
continuarán con el hostigamiento.
Una fuente militar reveló que la captura del cacique Silviano Castro y otro
indígena ayudante, la mañana de ayer, se debió a su actitud agresiva y rechazo
al diálogo con las autoridades castrenses, las cuales se vieron obligadas a
militarizar la zona de 54 kilómetros, ante la actitud hostil del grupo comandado
por Castro.