Los "combatientes ilegales" no tienen derecho
a las garantías de Ginebra, sostiene Cheney
¿La tortura es o no aceptable?
Para el republicano Hunter, los detenidos en
la base de Cuba "nunca estuvieron más cómodos"
Casi 60% de estadunidenses, en favor del
retiro parcial o completo de Irak, indican encuestas
DAVID BROOKS LA JORNADA Martes
14 de junio de 2005
El republicano
Duncan Hunter, presidente del Comité de las Fuerzas Armadas de la Cámara de
Representantes estadunidense, presentó ayer a la prensa el menú que se ofrece a
detenidos en Guantánamo que incluye pollo guisado con miel y arroz
pilaf.
¿Torturar o no torturar? Al parecer,
esa es la pregunta al fondo del creciente debate sobre los centros de detención
estadunidenses en Guantánamo, Irak y Afganistán, donde miles de detenidos no
sólo son privados de casi todo derecho legal, sino que cada semana aparecen más
pruebas de que sus derechos humanos son violados al ser sometidos a
torturas.
La revista Time publicó hoy en exclusiva un documento
oficial que detalla en 84 páginas el interrogatorio que se aplicó en Guantánamo
al llamado "vigésimo secuestrador" (del grupo de 19 que realizaron los atentados
del 11 de septiembre). El documento describe las técnicas de interrogación
empleadas contra Mohammed Qahtani, quien fue sometido al goteo de agua sobre su
cabeza, privación del sueño, corte a rape de cabello y barba, orinar sobre sí
mismo, le colcaron fotos de mujeres desnudas al cuello durante 50 días, lo
obligaron a ladrar y lo privaron de agua hasta provocarle deshidratación.
Entre los métodos para obligarlo a hablar, los interrogadores lo
sometieron a escuchar canciones de Christina Aguilera cada vez que se dormía.
Los métodos eran tan severos que la mayoría de ellos debió ser aprobado
personalmente por el propio Secretario de Defensa Donald Rumsfeld, y varios
jueces militares en la base militar en Guantánamo advirtieron que algunas de
estas técnicas podrían ser consideradas como "tortura".
El documento secreto del Pentágono revelado por Time es
un registro del interrogatorio de Qahtani, que detalla hora por hora y hasta
minuto por minuto todo lo que ocurría con este prisionero -"el detenido 063"-,
desde noviembre de 2002, cuando fue trasladado a Guantánamo después de su
captura en Afganistán, hasta 50 días después, periodo durante el cual Rumsfeld
autorizó el uso de 16 técnicas de interrogación adicionales para ser aplicadas a
unos cuantos detenidos, incluido Qahtani.
Esta revelación ya nutrió el debate sobre el trato de los
detenidos por fuerzas estadunidenses que se intensifica desde que algunos grupos
como el Centro por Derechos Constitucionales y Human Rights Watch empezaron a
denunciarlos.
La reciente condena de Amnistía Internacional, que calificó al
centro de detención en Guantánamo de gulag, provocó furiosas reacciones
del gobierno de George W. Bush y de algunos legisladores, pero en los últimos
días hasta el ex presidente Jimmy Carter, varios legisladores, incluidos
republicanos, y grupos defensores de derechos humanos se han sumado al coro que
pide clausurar el centro en Guantánamo.
Sin embargo, el vicepresidente Dick Cheney y legisladores
republicanos como Duncan Hunter continúan justificando las operaciones y
tácticas empleadas en Guantánamo. Hoy la Casa Blanca también defendió lo
documentado por Time al señalar, en palabras del vocero Scott McClellan,
que las técnicas de interrogación fueron autorizadas y "no constituyen tortura".
Indican que los detenidos ahí, en particular Qahtani, son enemigos vinculados
con el "terrorismo" y que mediante estos interrogatorios han brindado
información "valiosa".
El legislador Hunter afirmó que los detenidos en Guantánamo
"nunca han estado tan cómodos en sus vidas" y que tampoco han comido tan bien.
Detenidos como Qahtani, sostuvo Hunter, "nunca fueron dañados" y "anoche cenaron
pollo guisado con miel y arroz pilaf". Hunter, presidente del Comité sobre
Fuerzas Armadas de la Cámara, habló una y otra vez del menú ofrecido a los
detenidos.
"Sí tratamos a esta gente de una manera humana", declaró hoy el
vicepresidente Cheney. Reiteró que los detenidos en Guantánamo son "combatientes
ilegales" y por lo tanto no tienen derecho a las garantías de la
Convención de Ginebra. "A pesar de ello, aún son tratados con respeto y
dignidad, y su salud, nutrición y necesidades médicas son, de hecho, atendidas",
afirmó en un foro ante periodistas. Añadió: "están bien tratados en
Guantánamo... apropiadamente alojados y alimentados.... sus necesidades
religiosas son abordadas".
Cheney se preguntó y respondió: "¿ahora, esto nos daña desde el
punto de vista de la opinión internacional? Francamente, creo que no. Mi opinión
es que aquellos que más urgentemente abogan por clausurar Guantánamo, de todas
maneras probablemente no están de acuerdo con nuestras políticas". Concluyó
reiterando que "esta gente ha sido tratada mucho mejor de lo que podrían haber
esperado ser tratados, eventualmente, por cualquier otro gobierno de la tierra".
Pero a pesar de la gran defensa de Guantánamo durante los
últimos días por las más altas figuras de este gobierno -el propio presidente
tuvo que declarar que se están dejando abiertas las opciones de qué hacer con
Guantánamo-, el caso se está convirtiendo en otro escándalo con un impacto
parecido al de Abu Ghraib. O sea, Guantánamo es un símbolo negativo más de la
llamada "guerra contra el terrorismo" de este gobierno.
Los aproximadamente 525 detenidos en Guantánamo, y tal vez hasta
miles más en otros centros de detención estadunidenses en Irak, Afganistán y
otros puntos del mundo, han estado encarcelados hasta más de tres años, muchos
sin ser formalmente acusados de algún crimen ni gozar de derechos legales
básicos.
Y todos los días hay más. Esta semana abogados que defienden a
detenidos en Guantánamo denunciaron que podría haber hasta seis prisioneros
capturados cuando eran menores de edad, incluyendo uno de 15 años, y quienes se
han quejado de ser golpeados, colgados de las muñecas durante horas y hasta
quemados con cigarros.
Algunos legisladores, incluso republicanos moderados, han
expresado su alarma de que estos casos minen cada vez más la imagen de Estados
Unidos en el mundo como un poder que no cumple con sus compromisos de las
instituciones y convenciones internacionales.
Todo esto empieza a tener un gran costo político para el
gobierno de Bush en la opinión pública. De hecho, una nueva encuesta difundida
hoy por el Pew Research Center registró que el público está "altamente atento" a
noticias de Irak y "a constantes informes de maltrato de sospechados terroristas
en la prisión militar estadunidense en Guantánamo, Cuba" con casi la mitad (49
por ciento) reportando que han escuchado mucho sobre tales informes.
Minado el apoyo a la guerra
Esto, junto con noticias negativas de la campaña en Irak,
contribuye a minar el apoyo de la guerra estadunidense en Irak, reportó el Pew
Research Center.
Su encuesta registró que el porcentaje del público que ahora
apoya un "retiro inmediato" de tropas estadunidenses de ese país continúa
creciendo, de 36 por ciento en octubre pasado, a 42 por ciento en febrero, y
ahora 46 por ciento (un nivel no alcanzado desde que estalló el escándalo de Abu
Ghraib).
Otra encuesta, de Gallup y USA Today, también publicada
hoy, encontró que casi 60 por ciento de los estadunidenses favorece un retiro
parcial o completo de las tropas en Irak.
Pero el debate entre los expertos, los políticos y los medios en
torno a los casos de Guantánamo y antes Abu Ghraib, resulta más curioso (y hasta
alarmante), ya que aunque se registra y revela lo que expertos en derechos
humanos por todo el mundo consideran tortura y por lo tanto una violación de la
ley internacional, sigue sin resolverse el dilema de cómo extraer información
potencialmente urgente y que podría salvar vidas.
En medio de su reportaje esta semana, los reporteros de
Time preguntan: "¿Cómo debería proceder una nación democrática cuando
captura un prisionero de alto valor como Qahtani, cuando abrir una mente podría
salvar vidas?... ¿Qué, exactamente, es efectivo? ¿Cuándo es que los fines
justifican los medios?"
Aunque los reporteros citan a abogados declarando que este tipo
de tratamiento revelado en el documento, como en otros casos, viola la
prohibición de "injurias contra la dignidad personal", concluyen: "en la guerra
contra el terrorismo, la dignidad personal de un fanático entrenado para el
asesinato masivo podría ser una baja inevitable".
Eso es precisamente lo que argumentan los defensores de estas
prácticas, insistiendo en que los detenidos no son "militares", sino
"combatientes ilegales", y son "malos" dedicados a causar daño y destrucción
contra Estados Unidos.
La revista dominical del New York Times tiene como
reportaje de portada un largo ensayo sobre este tema, un intento del ex editor
Joseph Lelyveld de evaluar los argumentos sobre las técnicas de interrogación de
Estados Unidos, y en particular las oficialmente aceptables, que el denomina
tortura "light". Ofrece argumentos desde varios ángulos, y acaba
inconcluso.
Pero el simple hecho de que continúe el argumento en este país
sobre si la tortura es o no aceptable habla por sí mismo. ¿Cuál sería el
argumento si todo girara sobre el tratamiento de estadunidenses capturados por
otro país? ¿Se abriría un debate de si es o no aceptable su tortura? ¿Sería un
juego intelectual?
O hay quienes simplemente niegan todo. El legislador republicano
Hunter llegó este lunes a su conferencia de prensa en el Capitolio con platillos
de pollo, arroz, vegetales y frutas, para demostrar que se le da de comer a los
detenidos en Guantánamo. "Esto -declaró- es lo que a estos matones les es
ofrecido cada día por cortesía de los contribuyentes estadunidenses". No hay
abusos en Guantánamo, insistió, "a menos que consideren comer pollo tres veces a
la semana es verdadera tortura".