Congreso de los Estados Unidos
17 de mayo de 2005
Honorable George W. Bush
Presidente de los Estados Unidos
1600
Avenida Pennsylvania
Washington, DC 20500
Estimado Señor Presidente:
Le escribimos para solicitarle que se oponga a la concesión de asilo
para Luis Posada Carriles, y apoye la solicitud de extradición solicitada por
Venezuela, donde él es un fugitivo de la justicia.
Posada, exiliado
cubano entrenado por la CIA, es uno de los dos principales sospechosos de la
voladura de una aerolínea civil cubana, que mató a 73 personas que iban a bordo,
el 6 de octubre de 1976, de acuerdo a investigaciones del FBI y documentos
desclasificados. La aeronave salió de Caracas con destino a Cuba, con una escala
en Barbados. La bomba explotó cuando la aeronave estaba saliendo de Barbados.
Además de volar la aeronave de cubana, Posada está implicado en un acto
de terrorismo que tuvo lugar en el suelo americano, aquí en Washington DC, el 21
de septiembre de 1976, cuando el ex Ministro de Gobierno chileno Orlando
Leteleir y su socio estadounidense, Ron Moffit, fueron asesinados por un carro
bomba cerca de DuPont Circle. Este bombardeo fue uno de los peores actos de
terrorismo extranjero en suelo estadounidense hasta esa fecha.
Carter
Cornick, especialista antiterrorista retirado del FBI que trabajó en el caso
Letelier, manifestó en una entrevista que ambos hechos, el bombardeo de la
aeronave y el estallido del carro bomba, fueron planeados en junio de 1976 en
una reunión en Santo Domingo, a la cual asistió Posada Carriles y otros. El Sr.
Cornick dijo que Posada estaba involucrado hasta el fondo en la planificación de
los ataques. En el momento de los atentados, la Policía de Venezuela encontró
mapas y otras evidencias en la residencia de Posada en Venezuela que lo
vinculaban con los actos terroristas. Además, un documento desclasificado
recientemente 1976 FBI, confirma la presencia de Posada en dos reuniones en el
Hotel Anauco Hilton de Caracas, donde se planeó la voladura de la aeronave.
Posada, un ciudadano con doble nacionalidad, venezolana y cubana, y ex
agente de la inteligencia venezolana, fue encarcelado en Venezuela por el
atentado a la aerolínea, pero luego escapó de la prisión en 1985 cuando esperaba
el juicio.
Luego que escapó de prisión, Posada continuó aterrorizando a
civiles, e incluso jactándose públicamente acerca de sus crímenes. En una
entrevista en 1998 con el New York Times se atribuyó la responsabilidad en la
organización de una serie de atentados contra hoteles cubanos, tiendas por
departamento y otros objetivos civiles durante el verano de 1997. Los atentados
mataron a un turista italiano e hirieron a otros 11 seres humanos.
Quizás al darse cuenta que él no se había ayudado a él mismo o a su
causa,luego Posada se retractó en sus declaraciones.
En noviembre de
2000, Posada fue arrestado en Panamá por fabricar una bomba que explotaría en el
Salón de Conferencia de la Universidad de Panamá, donde Fidel Castro iba a dar
un discurso. Se esperaba que cientos de personas asistieran a este evento, y si
la inteligencia cubana no hubiese descubierto a tiempo el complot, se hubiese
registrado una masiva pérdida de civiles.Posada fue sentenciado en una Corte
panameña, pero fue perdonado por la Presidenta de Panamá, Mireya Moscoso, unos
días antes que dejara la presidencia en agosto de 1974.
El sucesor de
Moscoso, Martín Torrijos, criticó el perdón, enfatizando "Para mí, no hay dos
clases de terrorismo, uno que se condena y otro que es perdonado".
Similarmente, en 1989, cuando el Departamento de Justicia estuvo
considerando la solicitud de asilo requerida por un militante de Miami, seguidor
de Posada militantes, y supuesto colaborador en el atentado de Cubana, Orlando
Bosch, el entonces Fiscal General de los Estados Unidos dijo "Los Estados Unidos
no puede tolerar la crueldad inherente al terrorismo como una forma de tratar
disputas. Apiadarse de aquellos que utilizan la fuerza sólo produce más
terroristas. Debemos mirar al terrorismo como un mal universal, incluso si está
dirigido contra aquellos con quienes no tenemos simpatía política".
Aparte de la política exterior de los Estados Unidos con respecto a
Cuba,nuestra política de seguridad nacional contra el terrorismo es
inequívocamente clara.
El 19 de septiembre de 2001, Sr. Presidente,
usted elocuentemente reafirmó nuestra política nacional contra el terrorismo:
"Cualquiera que cobije terroristas, incite el terrorismo, será responsable. Hago
un fuerte llamado para que cualquier nación en el mundo rechace el terrorismo,
expulse a los terroristas".
El 26 de agosto de 2003, usted dijo, "Si
usted cobija un terrorista, si usted apoya a un terrorista, si usted alimenta a
un terrorista, usted es tan culpable como el terrorista". La Estrategia de
Seguridad Nacional de los
Estados Unidos publicada en el 2002, indicaba,
"Ninguna causa justifica el terror. Los Estados Unidos no hará concesiones a
demandas terroristas y no hará tratos con ellos. No hacemos distinciones entre
terroristas y aquellos que conscientemente cobijan o proveen ayuda a estos".
No solo Estados Unidos debería rechazar la aplicación de asilo de Posada
Carriles, un reconocido terrorista internacional, sino también debería
devolverlo a Venezuela para una apropiada sentencia del caso en su contra.
Posada fue un ciudadano que con doble nacionalidad cubana y venezolana,
planeó crímenes terroristas desde Venezuela, incluyendo la explosión de un vuelo
de una aerolínea civil que originalmente salió de Venezuela, y escapó de una
prisión venezolana. Como nación soberana, Venezuela tiene el derecho a buscar la
justicia en este caso.
Eduardo Soto, el abogado de Posada, ha objetado
el regreso de su cliente a Venezuela, argumentando que él podría ser torturado
allí. Para satisfacer sus preocupaciones, los Estados Unidos debería permanecer
en sus políticas estándares en esta materia, la cual de acuerdo con William
Haynes II, Consejero General del Departamento de Defensa, "deberá obtener
seguridades específicas del país receptor que no se torturará al individuo
transferido a ese país". Si es esta la política utilizada en la transferencia de
prisioneros para Siria, Marruecos, Egipto y Jordania, todos países cuyas
prácticas abusivas han sido documentadas y condenadas por el Departamento de
Estado en su Informe Anual sobre Derechos Humanos, ahora los Estados Unidos
deben aplicar esta política a Venezuela, una nación con una Constitución que
específicamente prohíbe la tortura y proporciona el castigo a funcionarios que
instiguen o toleren la tortura.
Muchas víctimas inocentes que resultaron
ser cubanos murieron en las manos de Posada, en un crimen semejante al que mató
a víctimas inocentes estadounidenses el 11 de septiembre de 2001. No es
solamente inconcebible imaginarse la posibilidad de otorgar asilo a este
terrorista, sino también negarle la justicia a todas las víctimas producto de
sus crímenes. Tales acciones irían contra todo lo que su Administración ha
reclamado en mantener "La Guerra contra Terrorismo". Es nuestro deseo que en
consideración de todas las familias afectadas por el terrorismo en los Estados
Unidos y alrededor del mundo, no se le garantice asilo a Luis Posada Carriles en
los Estados Unidos, y que sea debidamente extraditado a Venezuela donde
finalmente enfrentará la justicia.
Sinceramente,
Dennis J.
Kucinich
Miembro del Congreso
Raúl M. Grijalva
Miembro del
Congreso
Barbara Lee
Miembro del Congreso
José E. Serrano
Miembro del Congreso
Cynthiaa McKinney,
Miembro del Congreso
Maurice Hinchey
Miembro del Congreso
John Olver,
Miembro del Congreso
Bobby L. Rush
Miembro del Congreso
James P. McGovern
Miembro del Congreso
Edolphus Towns
Miembro del Congreso
Donald M. Payne
Miembro del Congreso
Sam Farr
Miembro del Congreso
Lane Evans
Miembro del
Congreso
Bennie G. Thompson
Miembro del Congreso
Carolyn B. Maloney
Miembro del Congreso
Ed Pastor
Miembro del Congreso
Tammy Baldwin
Miembro del
Congreso
Sheila Jackson Lee
Miembro del Congreso
Lynn Woolsey
Miembro
del Congreso
Maxine Waters
Miembro del Congreso