Indígenas de Ecuador señalan que la firma sembró
muerte y enfermedades en la selva
Exigen a
Chevron-Texaco revertir calamidad que dejó en Amazonia
Abogado de
afectados informa en México sobre demandas contra la poderosa
trasnacional
ELIZABETH VELASCO
CONTRERAS / LA JORNADA - MEXICO NOV 23 2003
Como David contra
Goliat, 30 mil indígenas y campesinos de la selva amazónica de Ecuador
enfrentan a Chevron-Texaco, en un juicio en que reclaman a esta poderosa
trasnacional remediar los daños que causó a la biodiversidad del oriente de
la Amazonia, debido a la inadecuada explotación de petróleo que realizó
entre 1964 y 1990, provocando muerte y enfermedades de personas y animales
domésticos, así como la desaparición de especies y ecosistemas.
Además de ser
irreparables las vidas humanas perdidas por diversos tipos de cáncer a causa
de la contaminación de acuíferos, esteros, tierras de indígenas y otros
ecosistemas, la cuantificación de los daños es millonaria.
En las poblaciones de
Lago Agrio, Shushufindi, Sucumbíos, La Joya de los Sachas y otras, expuestas
a una larga explotación petrolera, se encontró que, respecto al promedio
nacional, "el riesgo de padecer cáncer en los hombres era mayor 40 por
ciento y en mujeres 60", mientras los menores tienen "un riesgo de 200 por
ciento más para contraer leucemia", según el estudio Cáncer en la
Amazonia, del médico español Miguel San Sebastián.
En el estudio se
ilustra que en los cuatro ríos que cruzan el cantón de La Joya de los
Sachas, en cuyo alrededor fueron explotados más de 30 pozos, se encontró
"una contaminación con un rango de nueve a 280 veces mayor a lo
permitido".
Se requiere
millonaria inversión para que sanear el ambiente
El abogado y
representante legal de los afectados, Alberto Wray, advierte que sanear el
ambiente de la Amazonia a un nivel que deje de ser peligroso, requeriría de
una inversión "de mil millones de dólares, según algunos técnicos, pero si
se quiere ir más allá, otros calculan los daños hasta en 3 billones de
dólares".
El jurista ecuatoriano,
a su paso por México luego de viajar a Estados Unidos, relata a La
Jornada los pormenores del proceso jurídico contra el gigante petrolero,
cuyo desenlace, de ser favorable a los indígenas, elevaría en gran medida el
poder de los tribunales de los países en desarrollo en las demandas contra
corporaciones trasnacionales.
La demanda de los
indígenas sionas, secoyas, cofanes y huaoranis, entre otros, así como de los
campesinos de las provincias afectadas de Orellana, Sucumbíos, Pastaza y
Napo, ha recorrido un largo camino.
Luego de una década de
haber sido presentada en las cortes de Texas y Nueva York (sede del
corporativo), en mayo pasado la justicia estadunidense negó tener
competencia en la causa, bajo el argumento de que Nueva York no es el lugar
apropiado para el litigio. Pero decidió que el juicio debe ser procesado en
Ecuador, donde el fallo definitivo y el castigo financiero que eventualmente
se imponga a la trasnacional "tendrá que ser acatado y es ejecutable en
cualquier parte del mundo", sentencia Wray.
A unas semanas de
iniciado el periodo de pruebas del juicio que se radicó en la Corte de
Justicia de la provincia amazónica de Sucumbíos, con capital en Lago Agrio,
180 kilómetros al noreste de Quito, la trasnacional rechazó la competencia
del juez ecuatoriano Alberto Guerra, y también, como argumenta desde hace
una década, niega tener responsabilidad en los hechos que se le
imputan.
Wray sostiene que
Chevron-Texaco no puede evadir su responsabilidad con el argumento de que,
una vez terminadas las operaciones en los pozos (a cargo de su filial Texaco
Petroleum Company), la compañía petrolera estatal Petroecuador asumió el
control de las operaciones del consorcio que ambos constituyeron para
efectuar la explotación petrolera durante 20 años.
"En primer lugar
-sostiene Wray-, si bien es cierto que Petroecuador y Texaco se asociaron,
Texaco es quien llevó a cabo, exclusivamente, las operaciones técnicas de
explotación del crudo. En el contrato de asociación con Petroecuador, la
estatal asumió correr con un porcentaje de pérdidas y ganancias, pero no
efectuaba las operaciones. Tan es así, que Petroecuador, por su lado,
operaba otros pozos petroleros en ese periodo.
"De manera que nosotros
no estamos reclamando responsabilidades derivadas del contrato, sino los
daños ejecutados por dolo y negligencia. Es decir, estamos reclamando
responsabilidad extracontractual, y ahí lo que importa es quién realiza
físicamente la operación; no importa con quién está asociado."
En segundo lugar,
"sostenemos que Texaco introdujo en Ecuador tecnología contaminante, que
continuó operando Petroecuador al término de las operaciones de la
trasnacional. Cabe hacer notar que Ecuador no había explotado petróleo
antes; al menos no en esa dimensión ni en esa zona".
-Sin embargo,
Chevron-Texaco sostiene que en 1998, luego de haber efectuado un programa de
remediación (término ambiental que significa saneamiento) por 40 millones de
dólares, el gobierno de Ecuador y cuatro municipios cercanos al área de
operaciones del consorcio (Nueva Loja, Shushufindi, La Joya de los Sachas y
Francisco de Orellana) liberaron a Texaco Petroleum Company, Texaco Inc. y
todas sus subsidiarias de cualquier responsabilidad legal relacionada con
las operaciones del consorcio.
-El hecho de que Texaco
argumente: "nosotros no lo hicimos (el daño al ambiente), lo hizo
Petroecuador", no lo libera de su responsabilidad, porque utilizó tecnología
contaminante desde el punto de vista ambiental, y según los principios de
responsabilidad civil extracontractual es responsable. Además, la
explotación que llevó a cabo no era en cualquier lugar. No es lo mismo
explotar petróleo en un desierto que en la Amazonia, patrimonio del Estado
ecuatoriano y de la humanidad, donde hay un ecosistema que proteger.
Tecnología causante
de cáncer
-Texaco sostiene que
las operaciones del consorcio cumplieron con las leyes ambientales y
regulaciones ecuatorianas y con las prácticas técnicas que en ese momento
eran consideradas estándar en la industria petrolera.
-Eso no es cierto. Hay
infinidad de casos en los que Texaco fue multada por las autoridades
ecuatorianas. De hecho, su mismo argumento desmiente lo que sostiene: si
hicieron remediación, quiere decir que hubo daño ambiental, de lo contrario,
¿por qué hicieron la remediación? Aparte de eso, lo que sostenemos no es que
Texaco violó las leyes ecuatorianas, sino que usó una tecnología agresiva al
ecosistema a sabiendas de que había otras técnicas menos peligrosas para el
ambiente. Y utilizó esa tecnología por razones económicas. No nos importa
que haya cumplido las regulaciones ecuatorianas; el hecho es que usó
tecnología que consistía en arrojar los desechos en el ambiente en lugar de
inyectarlos en el subsuelo, como hacía la propia Texaco en Estados
Unidos.
En el resumen de la
contestación de Chevron-Texaco ante la Corte ecuatoriana (el cual se puede
consultar en la página web de la trasnacional), la firma señala que la
tecnología utilizada por su filial en ese periodo "era común en varios otros
países tropicales o semitropicales, como Angola, Brasil, Colombia,
Indonesia, México y Nigeria".
Ese argumento, afirma
Wray, "refuerza que sus prácticas no fueron utilizadas en Estados Unidos,
sino en países subdesarrollados. En Estados Unidos usted puede ver pozos de
petróleo en la mitad de un pueblo que están funcionando y no arrojan una
partícula de desperdicios al ambiente. Los estándares técnicos en ese
momento exigían la reinyección en las aguas del subsuelo, en el mismo lugar
donde fueron extraídas, y eso no lo hizo Texaco en Ecuador".
Según los querellantes,
Texaco descargó unos 113 mil millones de litros de desperdicios tóxicos en
el ambiente cuando extraía crudo en la Amazonia, entre otros actos de
negligencia y daños que están por comprobar en la Corte de Lago Agrio, donde
el juez aseguró que existen elementos para llamar a demandantes y demandados
a presentar testigos y evidencias.