Declaración de Santa
Cruz
La inclusión social,
motor del desarrollo de la Comunidad
Iberoamericana.
1. Los Jefes de
Estado y de Gobierno de los 21 países iberoamericanos, reunidos en la
XIII Cumbre Iberoamericana en la ciudad de Santa Cruz de la
Sierra, Bolivia, reiteramos nuestro propósito de seguir fortaleciendo la
Comunidad Iberoamericana de Naciones como foro de diálogo, de cooperación y
de concertación política, profundizando los vínculos históricos y culturales
que nos unen, admitiendo, al mismo tiempo, los rasgos propios de cada una de
nuestras múltiples identidades que nos permiten reconocernos como una unidad
en la diversidad.
2. Reconocemos
que la lucha contra la pobreza es esencial para la promoción y consolidación
de la democracia y constituye una responsabilidad común y compartida de
nuestros Estados y de la Comunidad Internacional. Declaramos que la
superación de la pobreza requiere de la aplicación de políticas integrales
definidas y desarrolladas por el Estado con la participación de todos los
sectores de la sociedad, siendo el crecimiento económico una condición
necesaria pero no suficiente para promover una mejor calidad de vida,
superar la pobreza y eliminar la exclusión social.
3. Reafirmamos
nuestra voluntad de reforzar las políticas y estrategias orientadas a luchar
contra la pobreza y las causas que la originan, que hagan posible establecer
condiciones de mayor inclusión social y expresamos nuestro convencimiento de
que el mayor ejercicio de los derechos ciudadanos, la promoción de la
equidad y la justicia social y la plena participación en la toma de
decisiones sobre todos los asuntos de la vida nacional serán factores
determinantes para el desarrollo de nuestras sociedades y para el
afianzamiento de la gobernabilidad y la estabilidad democráticas.
4. Reafirmamos
nuestra adhesión a los propósitos y principios del Derecho Internacional
consagrados en la Carta de las Naciones Unidas, el respeto a la soberanía y
la igualdad jurídica de los Estados, el principio de no intervención, la
prohibición de la amenaza o el uso de la fuerza en las relaciones
internacionales, el respeto a la integridad territorial, la solución
pacífica de las controversias y la protección y promoción de todos los
derechos humanos para hacer frente a los problemas de la agenda
internacional en un mundo globalizado. Nos manifestamos por un eficaz
fortalecimiento del multilateralismo y del papel de la Organización de
Naciones Unidas, como foro en el que deben resolverse las controversias
internacionales, salvaguardar la paz y la seguridad internacionales y
promover el desarrollo económico y social en el mundo.
5. Reafirmamos
que el Consejo de Seguridad es el órgano con la responsabilidad primordial
para el mantenimiento de la paz y la seguridad internacionales. Nos
pronunciamos a favor de una amplia reforma de dicho órgano a fin de que
opere de manera democrática, eficaz y transparente. Asimismo, apoyamos una
amplia reforma del Sistema de Naciones Unidas que incluya una Asamblea
General y una Secretaría General fortalecidas en sus funciones.
6. Reiteramos
nuestro enérgico rechazo a la aplicación unilateral y extraterritorial de
leyes y medidas contrarias al Derecho Internacional, la libertad de mercado,
navegación y comercio mundial y, por ello, exhortamos al Gobierno de los
Estados Unidos de América a que ponga fin a la aplicación de la Ley
Helms-Burton.
7. Subrayamos la
importancia del establecimiento de la Corte Penal Internacional como órgano
dedicado a investigar, juzgar y sancionar los crímenes de genocidio, de lesa
humanidad y de guerra, que afectan a toda la comunidad internacional.
Destacamos la elección de distinguidos juristas iberoamericanos para
integrar esta Corte, como jueces y fiscal, y subrayamos la importancia de la
adhesión y ratificación universal del Estatuto de Roma.
8. Reconocemos
que la democracia, la paz, la justicia, la equidad y el desarrollo
sostenible son conceptos estrechamente vinculados que se refuerzan
mutuamente. En este sentido, reiteramos nuestro compromiso con la
consolidación de la democracia y el mantenimiento del Estado de Derecho, la
protección y promoción de los derechos humanos, el reconocimiento y respeto
a la propia identidad y al ejercicio de la diversidad cultural, así como el
derecho de cada Estado a construir libremente sin injerencia extranjera, en
paz, estabilidad y justicia, su sistema político y sus instituciones.
9. Subrayamos,
asimismo, la importancia de instrumentar medidas orientadas a la superación
de las condiciones socioeconómicas de pobreza y exclusión, campos fértiles
para la desestabilización social y política.
10. Reafirmamos
nuestra convicción de que constituyen elementos esenciales de la democracia,
la independencia y equilibrio de poderes, la adecuada representación de
mayorías y minorías, la libertad de expresión, asociación y reunión, el
pleno acceso a la información, la celebración de elecciones libres,
periódicas, transparentes y basadas en el sufragio universal y secreto como
expresión de la soberanía del pueblo, la participación ciudadana, la
justicia social y la igualdad.
11. Reiteramos
nuestro empeño en el fortalecimiento institucional del Estado, en lograr
administraciones públicas más eficaces y transparentes y en promover los
instrumentos necesarios para una mayor participación de la sociedad civil en
el proceso de toma de decisiones. Los Estados Iberoamericanos fortalecerán
en sus agendas gubernamentales las políticas de reforma de la Administración
Pública. En este marco, expresamos nuestro especial compromiso para avanzar
en la profesionalización de la Función Pública, acorde con los principios y
orientaciones adoptadas en la "Carta Iberoamericana de la Función Pública",
aprobada por la V Conferencia Iberoamericana de Ministros de Administración
Pública y Reforma del Estado, celebrada el 26 y 27 de junio de 2003 en Santa
Cruz de la Sierra, Bolivia.
12. Reafirmamos
nuestra voluntad de combatir la corrupción en los sectores público y privado
y la impunidad, que constituyen una de las mayores amenazas a la
gobernabilidad democrática. Reiteramos que, conforme con los respectivos
ordenamientos jurídicos, el acceso a la información en poder del Estado
promueve la transparencia y constituye un elemento esencial para la lucha
contra la corrupción y es condición indispensable para la participación
ciudadana y el pleno goce de los derechos humanos.
13. Expresamos
nuestro firme compromiso de combatir el terrorismo en todas sus formas y
manifestaciones, con estricto apego al derecho internacional, a las normas
internacionales de protección de los derechos humanos, y el derecho
internacional humanitario. Estamos decididos a reforzar nuestras
legislaciones nacionales y fortalecer la cooperación internacional para
prevenir, reprimir, combatir y sancionar todo acto terrorista, dondequiera
que se produzca y por quien quiera que lo cometa, a no prestar ayuda ni
refugio a los autores, promotores o participantes en actividades
terroristas, de conformidad con las resoluciones relevantes de la Asamblea
General y del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. Apoyamos los
trabajos del Comité contra el Terrorismo del Consejo de Seguridad para
combatir este flagelo, que representa una seria amenaza a la paz, la
estabilidad democrática y el desarrollo de los pueblos.
14. Reafirmamos
nuestro permanente compromiso de fortalecer la lucha contra el problema
mundial de las drogas y sus delitos relacionados, desde un enfoque integral
y equilibrado, que establezca una cooperación internacional fundada en los
principios de la soberanía de los estados y la responsabilidad común y
compartida. Asimismo, reiteramos nuestro compromiso de seguir cooperando en
la lucha contra las diversas manifestaciones de la delincuencia organizada
transnacional.
15. Destacamos el
positivo impacto social de los programas de desarrollo de cultivos
alternativos en las comunidades rurales. Reconocemos la importancia de
programas, eficaces y solidarios, de sustitución de cultivos ilícitos, para
favorecer la inclusión social de los grupos más desfavorecidos del campo y
los trabajadores rurales e indígenas, e instamos a la comunidad
internacional a intensificar su apoyo a estos programas y a propiciar el
acceso a los mercados internacionales de los productos de exportación
resultantes de estos programas.
16. La situación
de la economía mundial, la disminución del financiamiento para el desarrollo
y de la cooperación multilateral afectan significativamente a nuestras
sociedades. El problema se agrava por la volatilidad de los flujos
financieros y de los capitales, el descenso de los precios de los productos
básicos de exportación y la persistencia de barreras comerciales y medidas
no arancelarias que dificultan las exportaciones, incluido el efecto de
aquellas prácticas que, como los subsidios, distorsionan el comercio. Sobre
este último asunto expresaron al mismo tiempo, su aprecio por el tratamiento
constructivo del tema en las negociaciones entre América Latina y la Unión
Europea. Los problemas señalados tienen un impacto muy negativo sobre las
balanzas de pagos, ya muy afectadas por las grandes oscilaciones de los
precios de los productos básicos de exportación.
17. Reiteramos la
importancia del acceso de las exportaciones de los países en desarrollo a
todos los mercados. Confiamos en que el cumplimiento de los compromisos
asumidos en la Conferencia de Monterrey por los países donantes lleve a que
la Ayuda Oficial al Desarrollo acelere el crecimiento recuperado en los dos
últimos años y contribuya de ese modo a asegurar una adecuada transferencia
de recursos financieros hacia las regiones menos favorecidas del mundo
incluidos los países de ingresos medios con altos niveles de pobreza y hacia
programas y proyectos que favorezcan la reducción de la pobreza.
18. Ratificamos
el deber de resolver, de manera efectiva, justa y duradera, el problema de
la deuda externa que afecta a los países de la región, teniendo en
consideración que los planes de ajuste económico preserven los principios de
equidad y justicia social así como la lucha contra la pobreza, el hambre y
la desocupación. A los efectos de aliviar el peso de la deuda a través de
las negociaciones e iniciativas multilaterales, instamos al Fondo Monetario
Internacional, el Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo a
que intensifiquen los mecanismos de prevención y resolución de las crisis
financieras por las que atraviesan determinadas economías latinoamericanas,
evaluando, en cada caso y con los países afectados, fórmulas para aliviar
cargas insostenibles de la deuda, preservando los principios de
responsabilidad mutua, de equidad, de combate a la exclusión y, en especial,
promoviendo el fortalecimiento de la gobernabilidad de las
democracias.
19. Las demandas
sociales insatisfechas de nuestras poblaciones constituyen una amenaza a la
gobernabilidad democrática. En ese contexto, recomendamos continuar con la
búsqueda de mecanismos financieros innovadores destinados a afianzar dicha
gobernabilidad y contribuir a la superación de la pobreza.
20. Acogemos con
interés la iniciativa para la creación de un Fondo Humanitario
Internacional, como mecanismo de financiación que permita acceder a fondos
especiales que contribuyan a mitigar los efectos de la pobreza en los países
en desarrollo.
21. Reconocemos
el impacto positivo que tienen sobre la superación de la pobreza en nuestros
países los avances de orden institucional que han significado una mayor
participación ciudadana en el proceso de toma de decisiones, el mayor acceso
de la población a la justicia y la lucha contra la corrupción. Sin embargo,
reconocemos que las reformas económicas estructurales llevadas a cabo con
tanto sacrificio por nuestros pueblos y por nuestros gobiernos en muchos
casos no han producido resultados suficientes sobre la disminución de las
desigualdades y de la exclusión social, e incluso en algunos casos, han
significado un retroceso o profundización de estos fenómenos.
22. Somos
conscientes de que la exclusión social es un problema de carácter
estructural con profundas raíces históricas, económicas y culturales cuya
superación demanda una profunda transformación de nuestras sociedades,
afectadas por la desigualdad en la distribución de la riqueza. Reconocemos
la urgente necesidad de aplicar políticas públicas dirigidas a disminuir la
pobreza e incrementar el grado de participación ciudadana de todos los
sectores excluidos de la población en el diseño de las políticas sociales,
la toma de decisiones y el control y la fiscalización sobre los recursos
financieros destinados a dar cumplimiento a estas políticas, de manera que
sean ellos los actores de su propio y pleno desarrollo. Así podremos
propiciar su acceso a la tierra, a las fuentes de trabajo, a una mejor
calidad de vida, a la educación, la salud, la vivienda y otros servicios
básicos.
23. Tenemos la
certeza de que la pobreza no se resuelve con planes asistenciales. Aún
cuando éstos constituyan un paliativo obligado hasta la efectiva solución
del problema, debe evitarse que cristalice una sociedad dividida entre
quienes tienen trabajo y quienes son asistidos. Por ello, nos proponemos
impulsar todas las acciones necesarias para disminuir las elevadas tasas de
desocupación que castigan a nuestras sociedades, generando condiciones
propicias para el desarrollo de los negocios y la inversión productiva y
mediante programas de capacitación y de generación de empleo que permitan
insertar a los desempleados, en las actividades productivas. Asimismo,
reafirmamos nuestra convicción de que el trabajo decente tal como es
concebido por la OIT, es el instrumento más efectivo de promoción de las
condiciones de vida de nuestros pueblos y de su participación en los frutos
del progreso material y humano.
24. Ratificamos
el compromiso de seguir avanzando con las políticas solidarias de desarrollo
sostenible que permitan alcanzar de forma planificada y equitativa las metas
de erradicación de la extrema pobreza, dotación de servicios básicos para
toda la población, mejoramiento de la calidad de vida, protección del medio
ambiente y uso sostenible de los recursos naturales y la modificación de los
patrones no sostenibles de producción y consumo. Exhortamos por ello a los
países desarrollados, a los organismos de cooperación y a las instituciones
financieras multilaterales a reforzar la ayuda dirigida a programas y
proyectos de desarrollo que cumplan con esas políticas.
25. Admitimos,
por otra parte, que la crisis económica que afecta a la mayoría de los
países iberoamericanos y la desigualdad en la distribución de los recursos y
de los ingresos están produciendo un considerable deterioro y vulnerabilidad
de la seguridad alimentaria de grandes sectores de nuestra población,
especialmente en las zonas rurales, lo que tiene grandes repercusiones sobre
el desarrollo humano y sostenible de la región. Por ello, consideramos
necesario crear instrumentos enfocados a favorecer, entre otras medidas, la
concesión de créditos y fortalecer los programas de capacitación y
asistencia técnica que permitan a los más afectados formular estrategias
integradas y participativas de producción agrícola para su
autoabastecimiento, a fin de garantizar un desarrollo rural
integral.
26. Reiteramos
que la agricultura y la relación armónica entre lo rural y lo urbano son
primordiales para el desarrollo integral de nuestros países. Nos
comprometemos a incrementar las oportunidades para mejorar las condiciones y
las capacidades humanas, sociales e institucionales de vida en el medio
rural, promoviendo las inversiones y creando una institucionalidad favorable
para el mejoramiento sostenible de la agricultura, el fomento de la
agroindustria y su contribución al desarrollo social, la prosperidad rural y
la seguridad alimentaria.
27. Asimismo, nos
proponemos seguir adoptando medidas de emergencia para asistir a las
familias e individuos cuyos ingresos per cápita sean inferiores al de la
línea de pobreza y garantizarles la seguridad alimentaria. En ese sentido,
registramos con interés la creación de un Fondo Mundial Contra el Hambre.
Este fondo que se inserta en el contexto de la cooperación Sur - Sur, ya
cuenta con donaciones de empresas privadas y contribuciones de países
patrocinadores y podría beneficiarse de una dimensión Norte - Sur mediante
el apoyo político y donaciones financieras de los países
desarrollados.
28. Reconocemos
el papel fundamental que la microempresa tiene para el desarrollo de
nuestros países, ya que genera riqueza y empleo, facilita la
descentralización económica y permite la incorporación de amplios sectores
de la población a las economías nacionales. Reconocemos también el papel que
las cooperativas y asociaciones comunitarias tienen para el desarrollo de
una economía solidaria con vocación social, porque contribuyen a generar
empleo productivo, promueven una mayor integración social, así como la plena
participación de todos los sectores de la población en el proceso productivo
nacional, en particular de las mujeres, los jóvenes, y las personas adultas
mayores y las personas con discapacidad. Por ello, nos comprometemos a
fomentar la concesión de microcréditos que favorezcan su más amplio
desarrollo, teniendo en cuenta la equidad de géneros.
29. Asumimos el
compromiso de continuar avanzando en la formulación y ejecución de políticas
regionales para el desarrollo de una infraestructura de integración física
regional, por la importancia que ésta tiene para disminuir los índices de
pobreza y exclusión social y para aumentar el grado de participación y de
articulación de las poblaciones originarias. Consideramos necesario asimismo
que en esta política regional se dé prioridad a las necesidades y problemas
específicos de los países en desarrollo sin litoral marítimo de la región y
a las zonas interiores de los países de tránsito. Valoramos la importancia
estratégica regional que representa para nuestros países el transporte aéreo
y tomamos nota de la puesta en marcha del Comité Regional de Competitividad
en el Transporte Aéreo.
30. Reconocemos
la necesidad de generar un programa regional de vivienda de interés social y
asentamientos humanos, orientado a los sectores sociales más pobres, con el
propósito de contribuir en forma sustantiva a los esfuerzos que los
gobiernos vienen desarrollando por medio de los programas nacionales de
combate a la pobreza, contribuir al crecimiento económico de los países a
través de las relaciones intersectoriales de la actividad de la
construcción, generar fuentes de ingreso y empleo para las familias pobres,
propiciar una mayor gobernabilidad en los países y, contribuir a la
superación de las condiciones críticas medioambientales presentes en los
asentamientos humanos y con ello promover el desarrollo sostenible del
hábitat regional.
31. Somos
conscientes de la importancia de la educación como factor de inclusión
social para la erradicación de la pobreza, el logro del desarrollo
sostenible y la construcción de sociedades prosperas y democráticas.
Reiteramos nuestro compromiso para alcanzar las metas educativas
establecidas en la Declaración de Bariloche en 1995, y para impulsar un
Movimiento en favor de la Educación. Asimismo, acordamos que el día 2 de
octubre sea adoptado en nuestros países como el día iberoamericano de la
Educación.
32. Destacamos la
posibilidad de llevar adelante estudios técnicos, diálogos y negociaciones
conjuntas ante organismos internacionales con el objeto de explorar la
viabilidad y puesta en marcha de estrategias, iniciativas e instrumentos de
conversión de la deuda externa por inversión en educación, ciencia y
tecnología, según sea del interés de los Estados, con el doble objetivo de
reducir y aliviar el nivel de endeudamiento de nuestros países y a la vez
aumentar la inversión genuina en dichos sectores críticos para el
desarrollo.
33. Afirmamos que
la cultura contribuye al desarrollo humano sostenible como elemento de
cohesión social, basado en una perspectiva integral de la persona, que toma
en cuenta la pluralidad de sus necesidades y aspiraciones. Reconocemos la
riqueza de nuestra diversidad cultural como un valor fundamental de la
Comunidad Iberoamericana y destacamos la conveniencia de fomentar, plena y
libremente, políticas públicas integrales y transversales que fomenten la
producción de bienes y servicios culturales como fuentes de valor agregado.
Este último aspecto, también deberá considerarse en las negociaciones
comerciales internacionales actuales y futuras.
34. La defensa de
los derechos y de la identidad propia de las culturas originarias de
América, afro descendientes y de otras procedencias, como parte fundamental
de nuestras sociedades, debe ser una prioridad permanente para nuestros
gobiernos, porque contribuyen de forma determinante al desarrollo e
identidad de toda la comunidad iberoamericana. Su plena integración en la
vida nacional, basada en el ejercicio de sus culturas y sus derechos
ciudadanos, es un objetivo común que sólo podrá ser alcanzado a partir del
desarrollo de la interculturalidad.
35. En el
convencimiento del valor de la cultura para contribuir en la búsqueda de la
equidad social, proclamamos el año 2005 como el año Iberoamericano de la
Lectura, y proponemos aunar esfuerzos del sector público y del privado para
llevar a buen término el Plan Iberoamericano de Lectura aprobado por la VII
Conferencia Iberoamericana de Cultura.
36. La salud
constituye un derecho humano fundamental para el desarrollo sostenible. El
rescate de la atención primaria de salud, el objetivo de salud para todos y
con todos, el cumplimiento de los objetivos y metas de desarrollo del
Milenio y el fortalecimiento de las capacidades de gestión local en salud
deben convertirse en ejes estratégicos fundamentales para incrementar la
protección social y lograr el acceso universal a la salud. En este sentido,
es importante incrementar la inversión pública en salud y aprovechar los
esfuerzos cooperativos entre países en el marco de las iniciativas
regionales y subregionales de integración, así como, movilizar el apoyo de
la comunidad y la cooperación internacionales
37. Declaramos
que es necesario que todos nuestros países amplíen el acceso equitativo,
universal y permanente a los sistemas de salud y de seguridad social y de
dirigir nuestra acción hacia los sectores excluidos, con el propósito de
disminuir los índices de mortalidad infantil y materna, prevenir la difusión
de enfermedades infecto-contagiosas como el SIDA y a asegurar la atención
primaria integral de salud de toda la población y el acceso a los
medicamentos esenciales, respetando y promoviendo las costumbres y valores
propios inherentes a cada cultura.
38. Por otra
parte, ratificamos nuestro rechazo a todas las formas de discriminación
racial, social, religiosa, de género o de orientación sexual, de
discapacidad, u otras formas de discriminación. Consideramos relevante
promover el papel fundamental de los instrumentos internacionales y
regionales de promoción y protección de los derechos humanos y las
libertades fundamentales de la persona, así como la cooperación de todos los
países en este ámbito.
39. Con la
finalidad de promover un mayor entendimiento y concientización respecto de
los temas relativos a las personas con discapacidad y movilizar apoyo a
favor de su dignidad, derechos, bienestar y de su participación plena e
igualdad de oportunidades, así como fortalecer las instituciones y políticas
que los beneficien, proclamamos el año 2004 como Año Iberoamericano de las
Personas con Discapacidad.
40. Reconocemos
las contribuciones económicas y culturales de los migrantes a las sociedades
de destino y a sus comunidades de origen. Ratificamos el compromiso de
establecer una mayor coordinación y cooperación en torno al tema de las
migraciones y destacamos la importancia de la cooperación entre los países
de origen, tránsito y destino para asegurar la plena protección de los
derechos humanos y laborales de los migrantes y sus familias, así como para
combatir el tráfico ilícito y la trata de personas que afecta
particularmente a niños, niñas y mujeres. Impulsaremos para ello un diálogo
integral entre los países de origen, tránsito y destino de los migrantes,
que permita la gestión adecuada de los flujos migratorios y la integración
social de los migrantes. Reconocemos también la necesidad de fomentar las
inversiones productivas que generen fuentes de empleo dignamente remunerado,
para crear alternativas a los actuales flujos migratorios y para eliminar el
tráfico ilegal de personas. Asimismo impulsaremos mecanismos de cooperación
que simplifiquen, reduzcan el costo y aceleren las remesas que envían los
migrantes a sus países de origen.
41. Asimismo
reiteramos el compromiso para combatir la trata de personas que afecta
particularmente a mujeres, niños y niñas, adoptando medidas de prevención y
protección de las víctimas, ajustadas a los principios reconocidos
internacionalmente de no discriminación y de respeto a los derechos humanos
y las libertades fundamentales, garantizando además que el retorno sea en la
medida de lo posible voluntario y tenga debidamente en cuenta la seguridad y
dignidad de la persona, de conformidad con el derecho internacional, en
particular la Convención sobre el estatuto de los refugiados de 1951 y su
Protocolo de 1967, así como el principio de no devolución consagrado en
ellos.
42. Reconocemos
que la mujer desempeña un papel fundamental en los procesos de
transformación social y es factor determinante para el desarrollo económico
de nuestros pueblos; y constatamos que aún persisten en nuestras sociedades
diversas formas de discriminación, de exclusión y de violencia contra ella.
Nos comprometemos a emprender, apoyar e impulsar en las políticas nacionales
los planes de equidad de género e igualdad de oportunidades y los de
prevención de violencia contra la mujer, que garanticen el desarrollo de sus
potencialidades y su participación igualitaria en todas las actividades de
la vida pública y privada y en la toma de decisiones en todos los ámbitos y
niveles.
43. En
Iberoamérica, los niños, niñas y adolescentes conforman la mayor parte de la
población. Muchos de ellos nacen en condiciones de pobreza y de exclusión,
lo que disminuye sus capacidades personales y compromete el futuro de
nuestras sociedades. Reconocemos la deuda que nuestros Estados tienen con
los jóvenes y nos comprometemos a seguir buscando soluciones que aseguren su
plena inserción social y laboral y su participación en la toma de decisiones
sobre todos los asuntos que les conciernan. Ratificamos por ello nuestro
decidido apoyo a las actividades desarrolladas en la búsqueda de estos
objetivos por la Organización Iberoamericana de Juventud. Nos comprometemos
a seguir desarrollando políticas públicas sostenibles que permitan cumplir
los objetivos y metas acordadas por los países iberoamericanos,
especialmente a favor de la niñez indígena y afro descendiente, con
criterios de equidad e inclusión social, implementando un sistema de
asistencia técnica horizontal para la región y procurando que la cooperación
internacional incremente su apoyo, en cumplimiento del compromiso
internacional de destinar el 0.7% del PIB de los países desarrollados como
ayuda oficial al desarrollo.
44. Concordamos
en que la revolución informática y tecnológica abre mayores posibilidades de
participación social, económica y política. Las tecnologías de la
información son herramientas indispensables para la promoción del desarrollo
económico y social de nuestros países Es importante evitar que la sociedad
de la información genere nuevas formas de exclusión. La reducción de la
brecha digital, el desarrollo de la infraestructura para la conectividad y
el acceso universal deben ser objetivos fundamentales de las políticas de
construcción de la sociedad de la información. Consideramos que la
administración de Internet debe realizarse a través de una gestión amplia,
transparente, participativa y democrática en la que intervengan los
gobiernos los organismos internacionales, la empresa privada y la sociedad
civil. Consideramos que junto con maximizar las ventajas que se derivan de
estas innovaciones tecnológicas es necesario también evitar nuevas formas de
exclusión y discriminación tecnológicas, desarrollando proyectos de
cooperación en materia de tecnologías de información. Nos proponemos
trabajar por estos objetivos y por la promoción de la diversidad cultural y
lingüística en la próxima Cumbre Mundial de la Sociedad de la
Información.
45. Asimismo
somos conscientes de que la protección de datos personales es un derecho
fundamental de las personas y destacamos la importancia de las iniciativas
regulatorias iberoamericanas para proteger la privacidad de los ciudadanos
contenidas en la Declaración de La Antigua por la que se crea la Red
Iberoamericana de Protección de Datos, abierta a todos los países de nuestra
Comunidad.
Cooperación Iberoamericana
1.Reafirmamos que
la cooperación, tal como lo estipula el Convenio de Bariloche, debe ser uno
de los ejes centrales sobre los que se sustenta el proceso permanente de
construcción de la Comunidad Iberoamericana como espacio de convergencia y
de inclusión política, económica, social y cultural de todos los sectores de
nuestras sociedades.
2.Destacamos los
progresos en la ratificación del Protocolo de La Habana, por el cual se crea
la Secretaría de Cooperación Iberoamericana.
3 Valoramos la
importante contribución de los distintos programas de cooperación
iberoamericana, que figuran en Anexo, al desarrollo de los países y a la
consolidación de la Comunidad Iberoamericana y nos comprometemos a difundir
sus alcances y resultados.
4.Ratificamos el
mandato encomendado a la SECIB para la búsqueda de fuentes adicionales de
financiamiento para los programas y proyectos de cooperación iberoamericana,
tanto en el sector privado como en los organismos
internacionales.
5.Manifestamos
nuestra satisfacción ante el avance alcanzado por la iniciativa CIBERAMERICA
para la conformación de una comunidad virtual iberoamericana, por lo que
aprobamos su conversión en Programa Cumbre, encomendando a la SECIB el
seguimiento y desarrollo de sus aspectos jurídicos y técnicos, así como la
inclusión en este portal, entre otros contenidos, de una base de datos de
mejores prácticas de cooperación técnica, identificadas de común
acuerdo.
6.Reconociendo
que la lectura es un instrumento real para la inclusión social y un factor
básico para el desarrollo social, cultural y económico de nuestros países,
aprobamos con beneplácito que el Plan Iberoamericano de Lectura - ILIMITA
sea Programa Cumbre.
7.Destacamos,
especialmente, los logros alcanzados por el programa IBERMEDIA durante el
presente año y reiteramos nuestro compromiso con la continuidad del mismo,
particularmente, con la generación de un marco jurídico adecuado que permita
el desarrollo de todas las potencialidades de crecimiento de dicho
programa.
8.Considerando lo
señalado en la Declaración de Lima, saludamos con beneplácito la
incorporación como Proyectos adscritos a la Cumbre Iberoamericana, del
Programa de Formación de Altos Dirigentes y Funcionarios Iberoamericanos en
Gobierno y Gestión Local de la Unión Iberoamericana de Municipalistas y del
Programa Iberoamérica Emprende, destacando la puesta en marcha de esta nueva
modalidad de cooperación iberoamericana.
9.Reconocemos el trabajo
realizado por el Fondo para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas de
América Latina y el Caribe (Fondo Indígena) conforme a los mandatos de Lima
y Bávaro y saludamos la presentación del Informe Ejecutivo sobre los avances
de su Plan de Reestructuración. Reafirmamos nuestra voluntad de seguir
apoyando al Fondo Indígena a través de las distintas modalidades de
contribución e invitamos a la Cooperación Internacional a continuar
respaldándolo.
Acogemos con beneplácito la
invitación hecha por el gobierno de Costa Rica y acordamos realizar la XIV
Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado y de Gobierno en la República de
Costa Rica en el año 2004.
Expresamos nuestra gratitud al
Presidente Carlos D. Mesa y al pueblo de Bolivia por la hospitalidad y
atenciones recibidas durante la XIII Cumbre Iberoamericana de Santa Cruz de
la Sierra.