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Lista Ecologia y Ambiente - VZLA |
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Asunto: | [LEA-Venezuela] La trampa de los servicios ambientales | Fecha: | Domingo, 19 de Octubre, 2003 08:56:43 (-0400) | Autor: | JAPM <jalexp @..........ve>
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La trampa de los servicios
ambientales ____________________________________________________________
Silvia
Ribeiro
La "venta de servicios ambientales" se ha convertido en el
nuevo paraguas conceptual para justificar la mercantilización
y privatización de servicios y recursos básicos, socavando
valores culturales y éticos, principalmente entre las comunidades indígenas
y campesinas.
Dentro de este concepto se engloban, entre otros, la
venta del uso de los bosques como "sumideros de carbono", el uso de
las cuencas hídricas, la venta de servicios de la
biodiversidad, incluyendo la biopiratería y el ecoturismo.
El concepto
"servicios ambientales" se basa, deformándolo, en el reconocimiento que
propone la economía ecológica de los desequilibrios que ha creado la sociedad
capitalista por la destrucción ambiental y el abuso de los recursos naturales
con la consiguiente erosión cultural.
Este origen ha llevado a
muchas organizaciones y comunidades a caer en esta nueva trampa de
mercado. Otras lo han visto como fuente de recursos. Estas últimas,
muchas veces asociadas con las trasnacionales más contaminantes, como las
petroleras y las de automóviles, que desde los inicios de esta nueva
modalidad de comercializar la biodiversidad vislumbraron la oportunidad de
justificar la contaminación haciendo al mismo tiempo un jugoso negocio. Esta
visión transforma los bosques, las cabezas de cuencas, los cauces de los
ríos, los mantos freáticos, los recursos genéticos y los conocimientos
indígenas y la belleza de un paisaje en "capital" y mercancías redituables
que pueden ser comerciadas por quien se atribuya su propiedad y tenga dinero
para comprarlas.
Por ejemplo, en el caso del uso de bosques como
"sumideros de carbono" se han promovido -en general con subsidios públicos-
las plantaciones de especies de rápido crecimiento como eucaliptos
y pinos, que tienen alto grado de impacto ambiental negativo, no
pueden ser consideradas "bosques" y ni siquiera cumplen con su papel
de "sumideros" luego del periodo de crecimiento inicial. Pero aun con
el uso de otras especies o de bosques existentes se establece una relación
mercantil que en lugar de resolver las causas de la contaminación -por
ejemplo las emisiones excesivas de dióxido de carbono del hemisferio norte,
que provocan el calentamiento global- ofrecen a los contaminadores la opción
de pagar para continuar contaminando. Les sale barato y no faltan quienes,
como Mitsubishi, han visto en este "mercado de carbono" una oportunidad
de especulación: compran estos "derechos de emisión" a bajo precio en el
sur para luego revenderlos a precios mayores en el norte.
También las
empresas biotecnológicas y farmacéuticas están felices de que con algún
mínimo pago sus actividades de biopiratería y privatización de recursos
colectivos no sólo queden justificadas, sino que haya organizaciones no
gubernamentales y gobiernos que les hagan el trabajo sucio de promover el uso
de patentes sobre seres vivos y conocimientos indígenas porque así
se pueden contabilizar y "repartir los beneficios" de la venta de
la biodiversidad.
Siendo este esquema de pago de servicios ambientales
un mercado potencial importante, fue financiado tempranamente por
instituciones como el Banco Mundial para promover su uso, pero ahora ha
sido incorporado a las negociaciones de los tratados de libre
comercio, desde la OMC hasta el ALCA y el TLC EU- Centroamérica, donde se
propone facilitar y eliminar los impedimentos para que el comercio de
servicios ambientales pueda florecer sin trabas.
Uno de los aspectos
más perversos de este nuevo mercado es que en lugar de reconocer los derechos
colectivos integrales culturales, económicos, sociales y políticos de los
actores de la biodiversidad -pueblos indígenas, campesinos, comunidades
pesqueras y otras que por milenios han conservado y aumentado la
biodiversidad-, los transforman en mercaderes de los recursos y
conocimientos, con el agregado de que en un mercado competitivo no todos
podrán participar. Se crean así nuevas fuentes de conflictos dentro y
entre las comunidades, para ver quiénes llegarán primero a vender a su nombre
los recursos colectivos. Al comienzo los pagos por servicios ambientales son
a menudo otorgados como "subsidios" para un supuesto esquema de "manejo
sustentable".
Cuando estos subsidios se terminan y las comunidades no
pueden seguir con determinadas actividades planteadas, de pronto se
transforman en depredadores y alguna empresa "tiene" que hacerse cargo de
sus recursos en nombre de la "sustentabilidad".
Esta lógica se
describe bien en el Informe sobre pago por servicios ambientales en México,
coordinado por John Burnstein (enero 2002), donde se aclara que "el Pago por
Servicios Ambientales (PSA) describe la estrategia de una clase emergente de
proyectos de desarrollo sustentable que encuentran su sentido en la
valoración económica de los recursos naturales y la biodiversidad.
El
PSA representa una síntesis del ambientalismo con el liberalismo (y su
empoderamiento de mecanismos del mercado)." Abunda: "trabajar con pequeños
productores probablemente implique costos de transacción más altos que, por
ejemplo, el mismo servicio ambiental ofrecido por un gran
terrateniente".
*Silvia Ribeiro es investigadora del Grupo
ETC Servicio Informativo "Alai-amlatina" Agencia Latinoamericana de
Informacion - ALAI info@alainet.org
URL: http://alainet.org
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