Asunto: | [LEA-Venezuela] Terribles realidades - Palabras ladinas - Descubrimientos | Fecha: | Jueves, 18 de Septiembre, 2003 23:22:43 (-0400) | Autor: | Jorge Hinestroza <vitae3 @..........ve>
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Terribles
realidades - Palabras ladinas - Descubrimientos Francisco Mieres / Soberania.info -
15/09/03
El General Raúl Isaías Baduel acaba de confesar que descubrió la
existencia de la Jersey
original –la isla entre Francia e Inglaterra- como paraíso
fiscal, a raíz de las tentaciones recibidas de magnates golpistas de ubicarle
allí, en la banca off shore, varias centenas de millones de dólares, si accedía
a cambiar su posición y contribuyera a que “Venezuela retomara el rumbo que ha
perdido”.
En esa isla había vivido Victor Hugo
parte de su exilio desde Francia, debido a sus excesos verbales
sobre el régimen imperante en su país. La práctica de exiliar los fondos propios
–bien o mal habidos- es ya la rutina de nuestros magnates –y aún ya no sólo
magnates- transnacionales, ciudadanos de la aldea global fabricada por el
capital e Internet, que han tejido esa red off shore como refugio exclusivo ante
controles e impuestos estatales de y para banqueros, petroleros y drogueros, y
para politiqueros complacientes, incapaces de resistir una oferta como la
rechazada por Baduel. Imagine Ud. cuántos compatriotas serían
capaces...
Por otro lado, al oír el discurso de Fidel
Castro en la Conferencia sobre desertización y sequía
en el mundo, la otra cara de la moneda, nos enteramos de que no hace mucho el
jefe de estado cubano ha descubierto la ecología, la otra visión, más profunda y
más oculta, de la realidad terrible que nos rodea, reverso y consecuencia del
desarrollo económico al que rinden pleitesía no sólo los economistas, sino los
estadistas ante todo, y sus principales beneficiarios, dueños de las
corporaciones globalizantes, productivas, financieras o mediáticas. El eco a sus
palabras se puede ver en las escenas de Cancún protagonizadas
por los activistas del foro social mundial contra la Organización
Mundial de Comercio, que llegan hasta el sacrificio de la inmolación
para denunciar el dominio de los valores mercantiles sobre los humanos y
ambientales impuesto por el orden capitalista cada vez más monopólico e
imperial. Otras evidencias han sido los desastres climáticos de
este verano en forma de excesos de temperaturas, de sequías y de precipitaciones
que han afectado no sólo las sociedades periféricas, sino también las europeas,
causando miles de muertos en el viejo continente. Por supuesto, también
allí las víctimas por lo general son los pobres y desvalidos, lo que corresponde
a la lógica inhumana del sistema económico.
Lo lamentable es que
estas revelaciones y descubrimientos sobre las fuerzas e intereses ocultos que
dañan la sociedad llegan muy tarde y lentamente a las mayorías de las mismas,
pese al aumento de la velocidad y de la cantidad de información y a la
proliferación de los grandes medios que encadenan el planeta, o más bien,
gracias a ellos, hechos amos del valle global, que en lugar de revelar
las terribles verdades las ocultan y encubren, para salvagualdar el sistema de
explotación y desigualdad del cual son cogestores. Hace ya un cuarto de
siglo, a mitad de los 70s, Robert Commoner escribió un libro
memorable, en que intentaba mostrar que las crisis que azotaron en sucesión a
USA (la ambiental, que dio lugar a la “semana de la tierra”,
la “crisis energética” y la fuerte recesión económica que le
siguió) eran expresión de una debilidad estructural del sistema en la nación más
poderosa y avanzada del globo, sindrome que él bautizó con un juego de
palabras: “The poverty of power”, que puede entenderse como
“la escasez de energía”, o “la debilidad del
poder”. El acontecimiento central en esa cadena crítica era,
para el público norteamericano, la gran sorpresa de la penuria de gasolina y las
enormes colas en las estaciones, justo en el país del automóvil y del petróleo,
cuerpo y alma del “american way of life”.
En ese libro Commoner
llama a las élites políticas a conocer y respetar una ciencia hasta ahora poco
conocida, la termodinámica, ciencia de la energía, cuyas leyes,
sobre todo la de la entropía, cuestionan seriamente el alegre
optimismo tecnológico y económico reinantes durante las bonanzas. Décadas antes,
Wilhelm Kapp había escrito un ensayo pionero revelando el
reverso oculto del crecimiento económico, bautizándolo también con una paradoja
aguda: “Los costos sociales de la empresa privada”. Ese ensayo
fue rápidamente colocado en el Index y sólo vio la luz como libro varios años
después. Ello ilustra cómo la ecología, en cuanto mostró los dientes, fue
considerada por las élites del capital ciencia subversiva y
condenada a sufrir mil y una represiones que han impedido su divulgación ante el
público grueso. Ha sido un largo y penoso camino el que ha debido recorrer,
hasta llegar, a fines de siglo a la conciencia mayoritaria. La “Cumbre
de la Tierra y del Desarrollo” en Rio de Janeiro, hace
una década, le permite hacer irrupción en grandes masas del pueblo llano, con
las convenciones paralelas a las oficialistas. Emlemático resultó en Rio que el
supremo disidente se reveló el Presidente Bush, y para los
plebeyos se desenmascaró como el “enemigo público No 1”. Mucha
agua ha corrido desde entonces hasta lo que ocurre ahora mismo en Cancún,
pasando por el Foro Social Mundial de Porto Alegre. La
pugna entre la liberación total de la verdad plena y la prosecución del
ocultamiento de la realidad por los mismos medios encargados de mostrarla es la
batalla más masiva, importante y trascendental de las muchas que hoy libran en
el mundo las fuerzas dominantes retrógradas y las populares
insurgentes. Dentro de esta perspectiva de largo plazo, no parece haber
duda acerca de cuál de las causas se impondrá.
Pero en el momento lo que
importa es captar la insólita acumulación de crisis que tiene lugar desde fines
del siglo, hasta un grado tan agudo que las élites las han sentido y tenido que
confesar, llevándolas, en el caso de USA, a la agresión y la invasión
imperialistas abiertas. La élite más poderosa y agresiva de la
historia, la petrolera, es la que impulsa esta “solución”. Una
publicación que viene de su meca, Houston, “World
Energy”, que tiene carácter monográfico, con la contribución de sus
mentes más lúcidas, es reveladora. Se refiere al año 2002, considerado por
ellos “annus horribilis”. El Presidente de la editora,
Richard Loomis, comienza la presentación así:”De todos
los temas de esta entrega, los mayores son la confianza, el liderazgo y la
integridad”. Es decir, sus grandes carencias. Lord Browne of
Madingley, jefe supremo de British Petroleum, enfoca
“las dificultades y los retos del 2002: los riesgos de terrorismo, las
tensiones de las relaciones internacionales, la posibilidad (sic!) de guerra en
el Medio Oriente, la situación económica –la inversión del ciclo y el impacto
sobre la inversión y la confianza- y la caída de los valores de la bolsa”.
A ello se suma que “luego de una larga onda de liberalización,
hemos entrado en un período de severa regulación, centrada en los métodos de
gobierno corporativo (el papel de los directorios, relación entre la gerencia
ejecutiva y los representantes de los accionistas,etc.), relación entre Estado y
negocios, amén del escrutinio de la prensa, de analistas e inversionistas, no en
busca de los éxitos. |

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