Diferentes colectivos ecologistas
presentaron en el Ministerio de Medio Ambiente 60.000 alegaciones
contra el trasvase de agua del Ebro durante un acto reivindicativo
en el que denunciaron el "despilfarro" económico y energético que a
su juicio supondrá esta infraestructura. Advierten, además, de las
consecuencias ambientales que conllevará la detracción de aguas en
el tramo final del río Ebro, y de la mala calidad del agua que se
pretende trasvasar, a pesar de que el 45% se destinará a usos
potables.
Convocadas por las principales
organizaciones ecologistas españolas, decenas de personas, en su
mayoría procedentes de Aragón y Cataluña, permanecieron concentradas
frente al Ministerio de Medio Ambiente mientras se presentaban las
alegaciones en el registro, recopiladas en numerosas
cajas.
El secretario general de Medio Ambiente, Juan del
Alamo, recibió a una representación de los grupos ecologistas que
convocaron el acto, entre ellos Ecologistas en Acción, WWF-Adena,
SEO-BirdLife, Greenpeace, Amigos de la Tierra, la Plataforma en
Defensa del Ebro, Plataforma de Oposición al Trasvase, y la red por
una nueva cultura del agua.
Entre las cerca de 60.000
alegaciones figuran unas 600 procedentes de ecologistas europeos y
norteamericanos, informaron los organizadores.
En los
escritos presentados ante el Ministerio se mantiene que el trasvase
es insostenible desde el punto de vista económico, ecológico y
social, y se denuncia la ausencia de un estudio "honesto" de las
posibles alternativas al trasvase.
Llaman además la atención
sobre los impactos que el trasvase tendrá en la cuenca cedente del
agua, ya que se inundarán valles en el Pirineo para construir
grandes embalses y garantizar los caudales en ciclos de sequía, y
del impacto que la transferencia de agua tendrá también en las
cuencas receptoras.
Según estos escritos, las aguas del Ebro
se mezclarán con las de otras cuencas y se producirá entonces una
transferencia de especies muy dañinas para el medio ambiente y las
infraestructuras hidráulicas como el "mejillón-cebra", cuya
presencia se limita en la actualidad al Ebro.
El coste
energético es también "insostenible" según los ecologistas, que
consideran que la energía necesaria para trasvasar el agua producirá
unas emisiones contaminantes "muy superiores" a las alternativas que
defienden, entre ellas las plantas desaladoras, la reutilización del
agua o una mayor utilización de aguas subterráneas.
Las
organizaciones convocantes del acto mantienen que en la memoria del
trasvase se calculan los costes del agua sin repercutir la
amortización de la inversión, lo que contraviene el principio de
recuperación de costes de la Directiva Comunitaria de
Aguas.
Los dirigentes coincidieron al expresar su convicción
de que el Ebro carece de excedentes, en que el trasvase supondría
"la condena a muerte" del Delta, en que el Gobierno pretende
"liquidar" los ríos en favor de intereses "especulativos y
urbanísticos", y mostraron su disposición a mantener su oposición
hasta el final en España y a trasladarla después a las instituciones
europeas. |