En esteboletín,reproducimos la declaración de una
comisión de Obispos de Brasil del día 6 de mayo de 2003 en Itaici, (Brasil) en
la que adviertan sobre los riesgos de los transgénicos y resaltan los principios
éticos pertinentes.
Los Obispos de la Comisión
Pastoral de la Tierracontra los
Transgénigos.
Comunidad Web de Movimientos Sociales: http://www.movimientos.org MST Informa Año
II – No.39 (viernes, 16 de mayo de 2003)“Los Obispos de la Comisión Pastoral de la Tierra se manifiestancontra el uso de Transgénicos”
Declaración sobre los
transgénicos
Nosotros, Obispos acompañantes de la Comisión
Pastoral de la Tierra -CPT-, en las diversas regiones de la Conferencia Nacional
de Obispos del Brasil (CNBB), frente a la grave problemática de los transgénicos
en nuestros país y respaldados en las disposiciones legales vigentes, tomamos la
iniciativa de manifestarnos al respecto.
Los transgénicos son
resultado de la manipulación genética que permite producir, alterar y transferir
genes entre los seres vivos, rompiendo la barrera del cruce natural entre las
especies, creando, alterando y transfiriendo material genético entre vegetales,
animales, bacterias, virus y humanos. En todo el mundo y aquí en Brasil muchos
investigadores y también líderes sociales han formulado, oportunamente, serias
preocupaciones en relación a este asunto. Estas preocupaciones giran en torno a
los siguientes riesgos:
1º.- Con relación a la salud humana, la ingestión de
los granos genéticamente modificados pueden provocar aumento de alergias,
resistencia a antibióticos y aumento del índice de substancias tóxicas en los
alimentos.
2º.- En el medio ambiente hay el riesgo de erosión
genética, afectando irreversiblemente la biodiversidad, por la contaminación de
los bancos naturales de semillas (bancos de germoplasma). Añadiéndose a esto el
aumento alarmante del monocultivo y la consecuente pérdida de la riquísima
variedad y cualidad de las semillas.
3º.- Es
también una amenaza a la soberanía alimentaria de nuestro país, en razón de la
pérdida del control de las semillas y de los seres vivos por el patentamiento de
los mismos, convertidos en propiedad exclusiva y legal de grupos transnacionales
que solo apuntan a fines comerciales.
4º.- El
riesgo mayor, sin embargo, a nuestro modo de entender, está en la total
dependencia, en la destrucción y, finalmente, en la desaparición de la pequeña y
hasta de la mediana agricultura por causa del inexorable monopolio mundial de la
producción y comercialización de las semillas, que se convierten en dominio de
un pequeño grupo de gigantescas y poderosas empresas
transnacionales.
En relación a estas cuestiones, por otro lado, no
podemos ignorar o dejar de cumplir las exigencias éticas como la beneficencia,
la justicia social, la justicia ecológica y la precaución. El principio de
beneficencia implica nuestro deber de evitar o impedir el mal o daño a los
otros. En el caso de la introducción masiva de nuevas tecnologías que
impliquen riesgos potenciales a la salud, este principio debe estar plenamente
garantizado por medio de informaciones claras y confiables.
El principio
de justicia social, en casos de innovaciones tecnológicas masivas y de alto
impacto social, nos lleva a preguntar quién va a ser beneficiado y quién va a
ser perjudicado. Ahora, en el caso concreto de los transgénicos es claro que un
pequeño grupo de grandes empresas será el mayor beneficiado, con grave daño
para la agricultura familiar. El principio de justicia ecológica impone el deber
de preservar el medio ambiente para las generaciones actuales y futuras. Los
transgénicos pueden representar un serio riesgo
ecológico.
El
principio de precaución exige que antes de la liberación de cualquier producto
para el consumo humano, sean adoptadas severas normas de bioseguridad. No se
trata de detener la ciencia o la investigación, ni de provocar miedo paranoico
frente a lo nuevo. Por el contrario, se defiende el más amplio espacio para la
ciencia y la investigación, orientadas, no obstante, para el bien común. Las
aplicaciones tecnológicas que impliquen riesgos potenciales de gran envergadura,
sean decididas, aprobadas, negadas o perfeccionadas a partir de decisiones
democráticas y bajo el control del pueblo.
Apoyando la
heroica lucha de las organizaciones populares del campo y haciendo eco a una de
las grandes reivindicaciones del Foro Social Mundial de Porto Alegre, con agrado
defendemos que las semillas sean declaradas patrimonio de la humanidad y
conservadas en su integridad genética por las comunidades
campesinas.
En esta misma línea, nos tomamos la libertad de
recomendar al Poder Público, al Ministerio Público, al Legislativo, al Judicial
y al Ejecutivo que, al tratar estas graves cuestiones, se orienten por estas
nuevas y justas reivindicaciones, así como por los principios éticos que las
rigen.
Los Obispos acompañantes de la CPT. (
14firmantes)