La empresa TEXACO utilizó una
tecnología contaminante, sabiendo que ésta estaba en desuso.
Esta empresa obtuvo en 1971 y 1974 patentes en
Estados Unidos sobre mejoras tecnológicas para la reinyección de las aguas
de formación.

Adicionalmente
conocía las leyes expedidas en 1976 por las autoridades ambientales de los
Estados Unidos que prohíbia la eliminación de los desechos tóxicos
contenidos en las aguas de formación al ambiente y disponían su reinyección
en el subsuelo.