BOLETÍN DE
PRENSA
Maracaibo,
8 de noviembre de 2000
Adelanta investigación en La
Universidad del Zulia
Exclusión social y
contaminación
acarrea desarrollo salinero
en Miranda
El
doble impacto social y ambiental del proyecto salinero de Produsal en pleno
desarrollo, está conduciendo a comunidades pesqueras de Miranda a una crisis de
su modo de vida.
¨
Mas de
dos mil vacantes de empleos y problemas de contaminación ambiental que comienza
a arruinar la pesquería en la
zona norte del Lago de Maracaibo es el resultado que arroja un examen de los impactos y
riesgos de la instalación y funcionamiento de la empresa Produsal y otras
cualidades y circunstancias que acompañan este desarrollo industrial.
En
esta empresa, la transnacional Cargill Inc.y la empresa estatal venezolana
Petroquímica de Venezuela (Pequiven), comparten la propiedad de las acciones, la
primera con el 70% del paquete accionario y la segunda con el restante 30%.
Produsal obtuvo una concesión del gobierno regional del Zulia para explotar sal
por un período renovable de cincuenta años en los terrenos del Refugio de Fauna
silvestre y Reserva de Pesca “Ciénaga de Los Olivitos” según se expresa en la Gaceta Oficial
del Estado Zulia con fecha 19 de marzo de 1993. Según los planes de la empresa
serán abarcarcas unas 5.400
hectáreas de la ciénaga de Los olivitos y se llevará la producción de sal de
350.000 a 800 mil toneladas por año.
¨
El
análisis de este proceso reveló que la comunidad de Ancón de Iturre del
municipio Miranda, antes de la llegada de Produsal, era una aldea productiva con
un mínimo desempleo gracias a su modo de vida, caracterizado por las
tradicionales labores de la pesquería y producción artesanal de sal. La
instalación y desarrollo de la industria moderna de la sal dejó a esta población
sin las plazas de trabajo que la industria artesanal de la sal brindaba a los
miembros de la comunidad. Aproximadamente, unas 300 personas de allí fueron
dejadas cesantes. Como consecuencia de este repentino golpe, Ancón de
Iturre comenzó un acelerada
declinación económica al dejar percibir un ingreso bruto anual de unos diez
millones y medio de bolívares que reportaba la producción salinera que estaba en
manos de sus habitantes. Casi toda la población activa de la aldea trabajaba en
estas salinas accionadas por el método tradicional, aunque la gran mayoría de
los braceros provenía de comunidades cercanas como la Boca del Palmar y Quisiro
y otras localidades del Zulia, en especial de la Guajira. En total, unas dos mil
personas quedaron desempleadas con el proceso de apropiación espacial surgido a
raíz de los planes de modernización
conducidos por el estado, desde finales de los años
ochenta.
¨
Las
Asociaciones Vecinales de las comunidades pesqueras de la costa norte de Miranda
acompañadas de muchas otras de la jurisdicción, constituyeron una especie de
unión vecinal municipal denominada Bloque Vecinal de Miranda para arreciar la
resistencia social inicialmente promovida por la comunidad de pescadores de
Ancón de Iturre ante el complejo salinero. Se estima que esta situación
constituye un agravamiento de las tensiones que la mencionada empresa ha
provocado por haberse instalado en la localidad sin el consenso de las
comunidades afectadas por la modernización de la salina y haber promovido
expectativas de empleo masivo para la población. Unido a esto la disminución de
la pesquería, fenómeno que se achaca a la enorme modificación en que se tradujo la instalación de la
salina industrial mas grande de Venezuela en el interior de la Ciénaga de Los
Olivitos.
¨
La
resistencia de las comunidades locales al desarrollo salinero industrial se debe
a la disminución de la pesquería que se asocia a la modificación drástica de la
topografía de la laguna-estuario de Los Olivitos por la instalación de
diques-estanques concentradores de sal, la desviación y obstrucción de los ríos
Cocuiza y Palmar que desembocaban en la laguna y la propuesta de instalación de
un sistema de descarga de efluentes salineros (salmueras amargas) hacia el Lago
de Maracaibo en la Bahía de El Tablazo, donde suelen llevar a cabo sus faenas
pesqueras los pescadores del municipio. Los pescadores también acusan a la
empresa de estar descargando clandestinamente las salmueras residuales hacia los
terrenos vecinos a la empresa, y denuncian una creciente disminución de la
captura pesquera en el área.
¨
La
agudización de este conflicto ocasionó serios brotes de violencia cuando el 22
de diciembre de 1999, alrededor de
un millar de pescadores provenientes de las comunidades pesqueras vecinas se
reunieron en las inmediaciones de Produsal para protestar la instalación de la
tubería de desechos salineros (amargos) con la cual la empresa se ha propuesto
lanzar las salmueras residuales tóxicas al Lago de Maracaibo, con la
permisologia oficial aprobada por el Ministerio del Ambiente. La protesta
pacífica derivó en la quema de la mencionada tubería de material plástico, con
perdidas millonarias para la empresa salinera y la apertura de un proceso
judicial iniciado por la empresa.
¨
Este
conflictivo proceso social vinculado a la
expansión de la industria petroquímica, cuya expresión local ha sido la
instalación y desarrollo del Complejo petroquímico EL TABLAZO, a cargo de
Pequiven, SA. Específicamente, la expansión de la producción industrial de las
plantas productoras de Policloruro de Vinilo conocido como “PVC”, condujo a
incrementar la demanda de sal,
siendo este uso el objetivo
estratégico principal de la producción salinera en la actualidad a nivel
mundial. La demanda de PVC condujo a la decisión de modernizar la manufactura de
la sal, hasta entonces en manos de los productores artesanales de la localidad
de Ancón de Iturre. En anteriores oportunidades la instalación y posterior
expansión petroquímica ha suscitado fuerte rechazo en comunidades locales, como
ocurrió en el sonado caso de El Hornito, población pesquera sometida a un
proceso de relocalización forzosa y afectación a la salud por contaminación
ambiental.
Actualmente, una minúscula
proporción de la sal producida en el mundo (un 3 o 4 por ciento) se destina a la
producción de cloro para la desinfección del agua de los acueductos que surten
de agua potable a la poblaciones humanas, mientras la demanda mundial de esta
materia prima para producir PVC es
actualmente del orden del 40 por ciento del cloro producido en las plantas de
clorosoda. La estratégica posición
de la sal como materia prima para producir PVC y también como aditamento en
lodos de perforación petrolera, condujeron a que el estado venezolano en 1968 reorganizara el monopolio
salinero estatal y lo pusiera en manos de la Empresa Nacional de Salinas
(Ensal) bajo control del Instituto
Venezolano de Petroquímica, avizorando el futuro industrial ligado al
aprovechamiento del gas natural.
Por
otro lado, un reciente análisis de la empresa consultora internacional
Roskill Consulting Group señala la amenaza que pesa sobre la industria
salinera en los mercados internacionales por obra de la tendencia hacia la
prohibición del contaminante PVC en los países industrializados. Se
estima que la reciente instalación o ampliación de plantas salineras solares en
los países del “Tercer Mundo” obedezca en buena parte a las crecientes presiones
de protección ambiental que gravitan sobre los inversionistas en el propio suelo
de las naciones desarrolladas. Este proceso de relocalización industrial
salinero se acompaña de un desplazamiento de los mercados maduros
norteamericanos y europeos de consumo industrial de cloruro de sodio hacia los
crecientes mercados del pacífico en Asia, y en segundo lugar, hacia América
Latina.
¨
A
comienzos de los años noventa, la expansión petroquímica elevó la capacidad
instalada de la planta de vinilos de El Tablazo de 40.000 TMA de PVC, a una capacidad de producción de 65.000
TMA de PVC; Una segunda planta de PVC llevaria la producción a una 120.000 TMA;
paralelamente, la planta de Clorosoda debió elevar su capacidad productiva de
cloro de 40.000 TMA a 120.000 TMA para satisfacer la creciente demanda de cloro
originada en las plantas de MVC-PVC. A pesar de que solo unas 4.500 TMA de este
cloro (el 3.75% de la capacidad instalada) se destina a los sistemas de
tratamiento de agua de nuestro país, el proyecto salinero fue justificado ante
la opinión pública principalmente con el argumento de la necesidad de satisfacer
la demanda de cloro para potabilizar el agua de los acueductos. Uno de los
aspectos que se evalúa en la investigación
es la desatención de las normativas nacionales e internacionales que
obligan legalmente a la consulta y participación de la comunidades afectadas por
los grandes proyectos de inversión. Se obviaron estos aspectos del Convenio
Internacional de Ramsar para la protección de Humedales de Importancia
Internacional y la legislación venezolana que conduce a aminorar los conflictos
entre las comunidades locales y los grandes proyectos industriales con
potencialidades perjudiciales al delicado ambiente de los
humedales.
Lic. Jorge Hinestroza
Coordinador
Teléfono:
58-61-364395 |