Carmen Julia Dávila
Especial para El Universal
Mérida.- El desacato a la orden emanada del
Ministerio del Ambiente en septiembre, donde se instaba a los investigadores del
Centro de Ingeniería Genética de la Facultad de Ciencias de la Universidad de
los Andes a la incineración de los primeros cultivos de lechosas transgénicas
existentes en el país, ha generado gran polémica en esta región.
Para la investigación, más de 40 plantas de carica papaya, nombre científico
con que se conoce a la lechosa, fueron sembradas en terrenos del Fondo Nacional
de Investigaciones Agropecuarias (Fonaiap) ubicados en la población de San Juan,
Municipio Sucre, como parte de la III fase del proyecto de obtención, mediante
transformación genética, de plantas de esta especie resistentes al virus de la
enfermedad de la mancha anular, que incide de manera negativa en los sembradíos.
La transgenización consiste en introducir en las plantas genes de otros
organismos que le confieren propiedades novedosas. El experimento se desarrolla
oficialmente desde 1995, cuando el ex ministro del Ambiente Roberto Pérez Lecuna
autorizó a la ULA para llevarlo a cabo.
Alertan sobre efectos
Los ambientalistas y la comunidad organizada del Municipio Sucre
amenazan con destruir el próximo sábado la plantación de lechosas transgénicas,
si los investigadores de la ULA no proceden a su incineración inmediata.
Gracián Rondón Dezeo, miembro del Frente Ambiental Andino de Mérida, denuncia
el incumplimiento de la normativa establecida en el Protocolo de Cartagena y las
normas de bioseguridad contempladas en la Ley de Diversidad Biológica sancionada
el 24 de mayo.
El ambientalista asegura que el experimento no cumple con las condiciones
mínimas de seguridad, pues la plantación no se encuentra en un lugar cerrado, no
posee medidores del flujo del transgen y no cuenta con equipos para
descontaminar al personal que labora dentro de las instalaciones del Fonaiap,
necesarios para prevenir cualquier riesgo o consecuencia que pueda traer la
manipulación de organismos modificados genéticamente. Rondón afirma que el
consumo de lechosa transgénica o la inhalación del polen de las flores de estas
plantas puede llegar a producir efectos devastadores sobre el organismo humano,
entre los que menciona baja de las defensas, producto de la modificación de la
flora bacteriana, alergias, úlceras gástricas, cirrosis hepática, infertilidad,
entre otras afecciones.
Señala que a su consulta (es médico) al indagar acerca del tipo de
alimentación que llevan los enfermos y de acuerdo a las experiencias en otros
países como Inglaterra, donde se prohibió la venta de productos transgénicos,
Rondón ha relacionado el consumo del maíz y la soya transgénicos importados,
contenidos en productos de consumo masivo, como los causantes de las mencionadas
enfermedades.
Los ambientalistas y los vecinos de San Juan piden al Gobierno un mayor
control sobre nuevos experimentos transgénicos que se estarían efectuando en
otros estados del país.