La erupción del Reventador destruye un tramo del
OCP
Los deslaves de rocas
incandescentes y lava arrastraron maquinaria y tuberías del Oleoducto de Crudos
Pesados
La erupción del volcán Reventador, a 85 Km. al este de Quito, afectó
gravemente la construcción del OCP y al SOTE, sistema de oleoducto actualmente
operativo. La erupción se llevó consigo varios cientos de metros de la tubería
que estaba siendo instalada en el lugar, y cubrió con rocas incandescentes y
lava a las maquinarias de la constructura Techint, subcontratista del Consorcio
OCP. Los empleados de Techint tuvieron que ser evacuados, y el proceso de
construcción se halla suspendido no solamente en Cayagama y Chiquilpe (las zonas
más cercanas al Reventador) sino también en el tramo de Mindo, que recibió una
abundante lluvia de cenizas volcánicas.
Tal como los ecologistas habían
denunciado desde hace tiempo, existe un altísimo riesgo para la operación del
OCP debido a las amenazas de tipo sísmico, geológico y volcánico. El volcán
Reventador se encargó de confirmar las denuncias, con una de sus peores
erupciones en las últimas décadas. La erupción tomó por sorpresa a todas las
autoridades, pues el Reventador no cuenta con un sistema de monitoreo
permanente, a pesar de que en sus vecindades se encuentra gran parte de la
infraestructura petrolera del país.
Si el OCP hubiera estado operando, no
habría podido evitarse el derrame e incendio de la zona, pues las materiales que
salen del volcán se encuentran a más de 300 grados centígrados. Las tuberías se
encuentran junto al Río Quijos, en la parte alta de la Amazonía. Un derrame en
esta zona contaminaría todo el sistema hídrico del norte de la Amazonía
ecuatoriana y dejaría sin agua potable a las comunidades rivereñas y a ciudades
como Coca y Lago Agrio.
Como en todas las operaciones petroleras del país,
los riesgos al ambiente y a las poblaciones humanas son consideraciones que las
empresas petroleras pasan por alto. La industria petrolera ha demostrado estar
privada de toda responsabilidad ambiental y social, por lo que está sujetas a
demandas por parte de organizaciones y comunidades. Es el caso de la Texaco, que
enfrentará en las próximas semanas múltiples demandas en el país por los daños
ambientales causados durante su operación en Ecuador. Es el caso de
Petroecuador, que acaba de perder frente a la demanda presentada por las
comunidades afectadas por el incendio de la Refinería en 1987, y deberá pagar
hasta 11 millones de dólares para compensar a la comunidad por los daños
infringidos.
Natalia Arias
Acción
Ecológica