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A Santiago de Chile por vacaciones
El miércoles 09 de enero de 2019, junto con Omar, Martín y Ludmila, en un avión de LATAM fuimos rumbo a Santiago de Chile por unas cortas vacaciones. Y si bien el vuelo fue bastante tranquilo, no pude tomar fotografías porque desde que comenzamos a sobrevolar el sur de la provincia de Santa Fe hasta casi el aterrizaje, las nubes lo cubrieron todo.

Martín y Omar en el Aeropuerto Internacional de Ezeiza

Martín y Ludmila subiendo al avión de LATAM

Martín disfrutando del vuelo
En esa oportunidad nos ubicamos en dos apartamentos de la calle Mosqueto en el barrio Lastarria, un lugar muy agradable y tranquilo, pero, además, bien conectado con varias áreas atractivas de la ciudad.

Martín en uno de los apartamentos de Santiago
Una vez que nos acomodamos salimos a almorzar, a mediatarde, haciéndole honor a diferentes especialidades chilenas, como la ensalada completa que consistía en una palta de un sabor intenso con lechiga, tomate, zanahoria, papa y huevo duro, la carne encebollada con agregador de papas fritas y arroz blanco, y un panqueque con vegetales para mi nieta Ludmila, ya que no consumía carnes.
Y el resto de la jornada lo dedicamos a caminar por los alrededores y planificar lo que haríamos en los días siguientes.

Una ensalada completa

Carne encebollada con agregados

Un plato vegetariano para Ludmila
Ya día jueves 10 salí a desayunar cerca del departamento con Martín y Ludmila, y más tarde tomamos el metro de la línea uno en la estación Bellas Artes para bajarnos en la estación Manquehue, en plena comuna de Las Condes, uno de los barrios de mayor poder adquisitivo de Santiago.
Martín y Ludmila durante el desayuno
Martín y Ludmila en una estación del metro de Santiago
Con Martín en el metro de Santiago
Ludmila y Martín en la comuna de Las Condes
En ese momento Chile tenía precios de ciertos productos muy inferiores a los de Argentina, por lo que pretendíamos hacer algunas compras, no solo para Ludmila y Martín, sino también para algunos de nuestros familiares. Así que nos dirigimos al Cosmocentro Apumanque, el que ya había visitado en varias ocasiones en viajes anteriores.
Ese centro comercial había sido inaugurado a principios de la década del ’80, siendo el primero del país que incluía gran cantidad de rubros y operadores, estacionamientos, escaleras eléctricas, seguridad y aire acondicionado, y en modificaciones posteriores se le había agregado un patio de comidas con diversidad de locales gastronómicos; sin embargo, ya había sido superado por muchos otros.
Y después de cumplir con el objetivo que nos había llevado hasta allí, los chicos se entusiasmaron con hacerse atender en una de las peluquerías del shopping, y les di el gusto.
Lavado de cabeza a Martín
Corte de pelo a Martín
Martín junto al peluquero
Corte de pelo a Ludmila
Ludmila junto al peluquero
Con Martín en el Centro Comercial Apumanque
Ludmila y Martín en el Centro Comercial Apumanque
Por la tarde hicimos una caminata y llegamos hasta la plaza de Armas, a cuyo alrededor estaban la Catedral Metropolitana y la oficina de Correos, entre otros edificios destacados.
La Catedral de Santiago fue el primer templo religiosos fijado ya desde el trazado original de la ciudad, después de que Pedro de Valdivia la fundara el 12 de febrero de 1541. Y si bien había sido localizada al poniente de la plaza de Armas, donde aún se encontraba, de aquella rústica capilla no había quedado nada después de que el alzamiento indígena del 11 de septiembre de 1541, acabara con el entonces incipiente poblado. Una suerte similar habían corrido las distintas versiones de las iglesias levantadas posteriormente, ya que fueron destruidas tanto por manos humanas como por todo tipo de desastres naturales, entre los que se contaron terremotos, incendios y desbordes del río Mapocho.
El templo que estábamos viendo, de estilo neoclásico, databa del siglo XVIII, formando parte de un conjunto arquitectónico que incluía, además, al Palacio Arzobispal y a la Parroquia del Sagrario, que había sido declarado Monumento Nacional.
Martín y Ludmila junto a la Catedral de Santiago
En el sector norte de la plaza, se encontraba el Correo Central de Santiago, en el terreno donde había funcionado anteriormente el Palacio de los Gobernadores, que fuera dañado por un incendio.
El edificio fue re-construido inicialmente en 1882, pero en 1908 fue remodelado y modificada su fachada convirtiéndola en un estilo renacentista y neoclásico de influencia francesa, además de agregársele un piso de altura, una cúpula, una mansarda y un techo vidriado.
Y posteriormente, debido a otro incendio y a los daños sufridos por la actividad sísmica hubo que hacerle varias intervenciones.
Martín y Ludmila en la plaza de Armas de Santiago. Al fondo el edificio de Correos
Y, como era de esperar, imposible finalizar el paseo sin una merecida merienda en Marco Polo, una de las confiterías más paquetas del lugar.
Martín y Ludmila en la confitería Marco Polo sobre la plaza de Armas
Ana María Liberali