Democracia y desarrollo
“La democracia se ha convertido en un
instrumento de dominio del poder económico y no tiene ninguna capacidad de
controlar los abusos de este poder” José Saramago.
Alfredo César Dachary
A dos siglos de la creación de los países de
Latinoamérica, no hay ninguno que puede vanagloriarse de que gracias a su
democracia se ha logrado un desarrollo económico importante y que se distribuye
equitativamente entre los ciudadanos del país.
Estados Unidos construyeron un país a partir de
una falta absoluta de democracia, primero masacrando a los pueblos originarios,
segundo hasta mitad del siglo XIX con millones de esclavos y, tercero hasta
1970, el fin de los años de oro de Estados Unidos, recién se autorizan los
derechos civiles, para cerrar el apartheid que había sobrevivido más de un siglo
desde el fin de la esclavitud.
En América Latina, las revoluciones se lideraron
por los hijos de los españoles o formados en España que deciden desconocer a un
rey destronado, eso no fue revolución, fue un golpe de Estado, ya que los
pueblos originarios no fueron integrados, menos los negros y mestizos; fue obra
de blancos como en Estados Unidos. La única revolución de América fue la de
Haití a comienzos del XIX y la de Cuba a mediados de los 50.
Hoy se ha probado que la sociedad actual es
totalmente manipulable, el último ejemplo fue el de Argentina -hoy en crisis
profunda-, el caso de Perú, el de Ecuador, el golpe judicial en Honduras, en
Brasil, la tragedia de Colombia y la seudo democracia de Chile, maquillada con
la sangre de los mapuches y de los jóvenes pobres que no tiene acceso a la
educación superior.
Además del discurso dominante de Estados Unidos,
la continuidad ideología del Europeísmo, que impuso el racismo como teoría
científica en el siglo XIX, hoy otros aliados como la iglesia católica y
protestantes, que en nombre de la moral rígida desfasada de la situación actual
promueven un conservadurismo “moderno”.
En el otro extremo del globo, hay países que son
ejemplos de crecimiento económico con mayor equidad en la distribución hoy,
haciendo caso omiso de la “democracia”. En primer lugar, está Singapur, una
economía sólida manejada como mano de hierro pero que ha generado un alto nivel
de vida de la población.
Esta la ciudad-estado formada por 70 islas
pequeñas integradas y que aloja a más de 5.700,000 de habitantes es la economía
capitalista más próspera de Asia y del mundo, con eficiencia
energética, pero una sociedad muy controlada. Es una mezcla de capitalismo privado e
intervencionismo estatal, para controlar el desarrollo del país, algo que el
neoliberalismo occidental ha despreciado.
Singapur es líder en educación, sanidad y
ha acabado con la corrupción que hace tres décadas la dominaba. Ha logrado crear
una identidad basada en el multiculturalismo, para una ciudad moderna y
cosmopolita. En síntesis, la democracia no era necesaria para organizar, sanear
y hacer crecer el país, porque los beneficios llegaron a toda la sociedad.
El gobierno de Singapur es una mezcla de
democracia y férreo autoritarismo, y desde hace años el partido predominante, el
People’s Action Party (PAP), ha apostado decididamente por tener una economía
abierta al mundo, y por ello ha apoyado una política de inmigración más expedita
de lo usual, ya que sus bajas tasas de fertilidad y su próspera economía así lo
requieren.
El tema fue combinar su obsesión por el orden y
un grado bastante elevado de movilidad laboral internacional dentro de su
pequeño territorio, donde los residentes permanentes disfrutan de la mayor parte
de los derechos de los ciudadanos y el trabajador extranjero sin residencia
permanente ningún derecho político, ni tampoco beneficio social ninguno a costa
del erario público. La empresa o empleador que le contrata temporalmente debe
cubrir sus gastos médicos y de alojamiento. Este modelo similar al resto de los
países que veremos es una constante.
El otro ejemplo es Qatar, que en cuatro décadas
salió de la pobreza extrema y hoy es el país con la renta per cápita más alta
del planeta, 83,000 dólares, a partir de ser el primer exportador mundial de gas
del planeta e importante productor de petróleo, además de tener un gran fondo de
inversión de más de 300,000 millones de dólares para todo tipo de negocios en
todo el globo, destacando una gran concentración inmobiliaria en la city de
Londres y New York.
Para la Copa del Mundo de fútbol, en 2022, el
país invertirá alrededor de 200,000 millones de dólares, según un informe de
Deloitte de 2013, que ha sido publicado por Oxford Business Group. 140,000
millones sean invertidos en infraestructura de transporte, incluyendo un nuevo
aeropuerto, carreteras y el metro de Doha y 20,000 millones en infraestructura
turística.
Así tenemos que Qatar 2022 contará con un total
de doce estadios; nueve de ellos nuevos y tres remodelados, todos con un
especial aire acondicionado para combatir las altas temperaturas del país que
llegan en verano a los 52°, siendo el gasto total de esta inversión en estadios
de más de 4,000 millones de dólares.
Qatar tiene una de las legislaciones más
liberales en comparación con el promedio de los países islámicos de la región,
por ello, lo destacable es que lo hace un Emirato multicultural, en un mundo
cada vez más cosmopolita, especialmente en las grandes capitales globales como
Doha.
La sociedad Qatari mantiene una calidad de vida
elevada y con una serie de libertades que no se dan en las otras capitales
árabes, ya que la tradicional Sharia (normas del Corán) se aplica solo a los
aspectos como la familia, los actos de heredad y a algunos actos
criminales.
La mujer tiene más libertad en ese país, no se le
obliga usar velos o las famosas burkas, pero si se les exige vestir bastante
conservadoramente en público, sobre todo si son musulmanas. Ellas pueden
trabajar, estudiar, no hay esa rigidez de separar a las mujeres de los hombres
en los puestos de trabajo, escuelas, universidades, etc. Ellas pueden conducir,
pueden portar licencia, pueden andar solas y tienen igualdad de derechos con los
hombres en muchos aspectos, que les permite ser partícipe de este desarrollo no
solo en los beneficios sino en su
construcción.
En la educación que, según la jequesa Mozah Bint
Nasser al Missned, presidenta de
la Fundación
Qatar, ésta debe guiar toda reforma porque es la llave
de la sociedad del conocimiento, Qatar destina el 3,3% de su PIB a educación y
el 2,8% a la investigación científica y
tecnológica.
El proyecto más ambicioso en la educación es
la Ciudad de la Educación,
un oasis de catorce millones de metros cuadrados, que sorprende por lo atrevido
y por la originalidad de sus edificios, que acogen desde escuelas primarias
hasta centros universitarios e instituciones investigadoras de alto
nivel.
Una vez más vemos a un país que pasa del
subdesarrollo extremo a una sociedad rica y en proceso de transformación ante
las normas que son su base en la religión
musulmana.
Un tercer ejemplo es el de Abu Dhabi y Dubái, dos
emiratos integrados junto a otros cinco en los Emiratos Árabes Unidos (EAU), una
unidad respetando las particularidades de cada uno.
Ambos emiratos hace medio siglo estaban viviendo
en el medioevo, en grupos en el desierto y en las poblaciones costeras viviendo
de la pesca, comercio y las perlas, todo eso se terminó cuando se descubrió el
petróleo, pero para poder aprovechar esta oportunidad debieron construir de la
nada un país como lo es hoy los EAU.
Hoy viven del petróleo, el comercio
internacional, las grandes zonas francas, sistemas financieros muy flexibles, el
turismo y las industrias de tecnología de punta, lo cual es posible en estos
países porque hay un plan de varias décadas para el desarrollo, control del
gasto y formación de recursos humanos para poder tener sus propios recursos para
continuar el proceso de expansión del país.
Estos tres países tienen en común las siguientes
características:
·
Son países capitalistas, pero donde el Estado es fuerte y controla
gran parte de la economía lo cual termina beneficiando a la sociedad y a los
inversores.
·
Todo ciudadano tiene derechos sociales propios del Estado del
bienestar, lo cual no se comparte con los trabajadores inmigrantes, cuya salud,
alimentación, transporte, casa y vacaciones de un mes, está a cargo de las
empresas contratantes, incluido su visa temporal de 11
meses.
·
Los niveles de apertura de la sociedad no se pueden medir con
referencia a occidente, modelo engañoso que solo sirve para tapar la gran crisis
de la democracia occidental.
·
La economía centralizada y con planes a largo plazo, son lo opuesto a
lo que plantea el neoliberalismo en occidente.
·
La corrupción, el mayor mal de occidente, está más controlada por un
Estado fuerte y leyes duras, de tolerancia cero en determinados casos, como las
drogas, la criminalidad y la corrupción.
·
El tema más fuerte es el referente a los derechos de las mujeres,
derivado de la influencia mayor o menor de la religión en los gobiernos, eso en
plena evolución acorde a las transformaciones de la sociedad.
·
La democracia de votos no es la que domina, sino un grupo de la
nobleza con sus técnicos y asesores, diferente al grupo de la política en
occidente cuyos intereses están dominados por el individualismo y la carencia de
valores morales.
La visión de occidente, que se ha intentado
transformar en el paradigma verdad de la historia universal, ya está en plena
decadencia y en el siglo XX hizo su mayor demostración en guerras, masacres,
genocidios y demás horrores.
De allí que la democracia occidental, que intenta ser igualitaria,
también tiene una larga lista de fracasos que no han hecho más que profundizar
las diferencias entre las potencias conquistadoras - colonizadores y creadoras
del nuevo sistema el capitalismo y la gran periferia de países colonizados o
recolonizados hoy.
alfredocesar7@yahoo.com.mx