A comienzos del mes de abril de 2008, Haití se enfrentó a
múltiples brotes de manifestaciones contra el hambre acompañadas de actos
violentos y de vandalismo, lo que se consideró como parte de un movimiento
mundial de protesta que estallaba paralelamente en varios países con altos
índices de pobreza tales como Burkina Faso, Camerún o Senegal.
Crisis del modelo económico neoliberal
Desde
diversos sectores en Haití, particularmente de algunas organizaciones del
movimiento altermundista y aun de los movimientos de protestas contra la
carestía de la vida, llovieron reiteradas críticas en contra del modelo
económico neoliberal aplicado en el país desde la mitad de los años ochenta,
sobre todo a partir de hechos como la matanza de los cerdos de raza criolla
ordenada por el Estado; tras la apertura descontrolada de nuestro mercado al
comercio internacional y con la creciente privatización de las empresas
estatales.
La entrada de productos extranjeros provenientes de países
del primer mundo con muy bajos aranceles ha destruido la producción nacional y
nos ha vuelto completamente dependientes, primero del extranjero y luego de la
conmiseración de los organismos de financiamiento y de la comunidad
internacional, lo que ha aumentando de paso nuestra supuesta deuda económica.
A través de las manifestaciones (hasta ahora), la gente viene pidiendo
el relanzamiento de la producción nacional y la implantación de un nuevo modelo
económico más preocupado por el bienestar de la población, y menos centrado en
la estabilidad macroeconómica y en quedarse fiel a los dictados de los
financiadores internacionales.
Crisis
gubernamental
A raíz de las manifestaciones contra el hambre y
del impacto nacional que estas tuvieron, Haití se enfrentó a una crisis
gubernamental causada por la decisión del Senado de la República de destituir al
primer ministro Jacques Édouard Alexis. Los 16 de 24 senadores que votaron la
destitución el 12 de abril, dijeron en su carta al jefe del gobierno que “las
haitianas y haitianos ya no creen en la capacidad del equipo gubernamental que
Ud. (él) dirige para tomar las decisiones necesarias que permitan aliviar la
miseria en la que viven cada día”.
Desde entonces, la nación se
encuentra a la espera de que un nuevo primer ministro sea ratificado para
suceder a Alexis, quien sigue gestionando los asuntos corrientes. En efecto, dos
de los tres primeros ministros designados hasta el momento por el presidente
René Préval, Pierre Erick Pierre y Robert Manuel, fueron rechazados el 12 de
mayo y el 12 de junio respectivamente por la Cámara de diputados, en particular
por un bloque político formado al interior de dicha Cámara llamado Concertación
de Parlamentarios Progresistas (CPP). La razón argumentada para el rechazo de
las candidaturas de los dos primeros ministros designados fue la supuesta
inconformidad de sus documentos en relación a lo que manda la Constitución
haitiana vigente. La nueva primera ministra designada por Préval, Michèle
Duvivier Pierre Louis, espera aún el voto de ratificación del Parlamento para
entrar en función.
Crisis de seguridad
Mientras
tanto, el secuestro ha ido ganando más terreno en todo el territorio nacional,
lo que llevó a un centenar de organizaciones de la sociedad civil a manifestarse
públicamente y de forma masiva el 4 de junio pasado en la calles de Puerto
Príncipe. La finalidad de dicha manifestación era decir un No contundente a este
fenómeno inaceptable que cobra cada vez más víctimas, principalmente entre la
niñez y la adolescencia.
¿Crisis moral?
La
designación de la nueva primera ministra, Michèle Duvivier Pierre Louis, viene
generando un nuevo debate en la sociedad en torno al tema de la “moralidad”.
Parte de algunos sectores, sobre todo de las iglesias protestantes y de algunos
grupúsculos políticos, exigen a las dos Cámaras que se forme una comisión ética
para investigar la vida privada de la candidata con el fin de confirmar o no su
supuesta homosexualidad.
Según tales sectores, una persona homosexual no
puede de ninguna manera acceder al puesto de primer ministro, independientemente
de que todos sus documentos estén en conformidad con lo prescrito por la
Constitución y que posea las capacidades y competencias necesarias para ocupar
dicho puesto.
Actualmente, la crisis va tomando una configuración moral
(¿o pseudo-moral?) que muchos organismos de derechos humanos, organizaciones
feministas, grupos de intelectuales, académicos, grandes figuras políticas
nacionales e internacionales y otros sectores religiosos consideran como una
“vuelta a la inquisición”, una “campaña sexista” contra la mujer y una “deriva”
para el país. La crisis amenaza con intensificarse
A mitad del mes de junio, el presidente Préval manifestó su
inquietud de que, por la actual subida del precio del barril de petróleo en el
mercado internacional (en aquel entonces, 139 dólares el barril) y debido a la
incapacidad del actual gobierno haitiano para seguir subvencionando los
productos petrolíferos (subvención que le ha costado 12 millones de dólares en
déficit), los precios de los productos alimenticios sufran un considerable
aumento en las próximas semanas y, por ende, se reanuden las manifestaciones
contra el hambre y se produzcan nuevos conflictos sociales.
Además un
nuevo año escolar comenzará en el mes de septiembre, lo que implicará para
muchas familias pobres y de la clase media, enfrentarse nuevamente a los
altísimos costos de la escolaridad de sus hijos e hijas y a la compra de
uniformes y útiles escolares. A su vez, los precios del transporte público que
han subido también proporcionalmente al aumento del combustible, incidirán con
toda seguridad en el incremento de los gastos de las familias haitianas para el
traslado de sus hijos e hijas a la escuela y la movilización de los padres hacia
sus lugares de trabajo.
Crisis de desesperación y coraje
Desde el 23 de junio, fecha en la que el presidente Préval
designó a Michèle Duvivier Pierre Louis al puesto de primer ministro, la
población espera una respuesta del Parlamento y concretamente de la Cámara de
diputados, para que el vacío gubernamental pueda ser llenado de una vez por
todas y se forme un nuevo equipo competente y no corrupto, apto para atacar esta
crisis que cobra diversas facetas día a día y que amenaza con
intensificarse.
Sin embargo, la miseria y la desesperación en la que vive
la población desgraciadamente están lejos de acabarse en el corto plazo, ya que
el juego de fuerzas políticas en el Parlamento no es favorable al actual jefe de
Estado haitiano quien no deja de buscar el aval del grupo mayoritario en la
Cámara de diputados, el CPP, y de todos los partidos políticos.
Por su
parte, las múltiples ayudas ofrecidas por el Fondo Monetario Internacional, el
Programa Alimentario Mundial y otros organismos y países de la comunidad
internacional se revelan insuficientes para enderezar la situación de una
sociedad desgarrada en sus más íntimas fibras y que sufre de un mal estructural
e histórico del que estamos asistiendo a la manifestación de sus múltiples
facetas.