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Asunto: | NoticiasdelCeHu 62/08 - Argentina - Otro camino para superar la crisis (Claudio Katz) | Fecha: | Sabado, 31 de Mayo, 2008 19:35:07 (-0300) | Autor: | Noticias del CeHu <ncehu @..................ar>
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NCeHu 62/08
Argentina /Conflicto agrario
Otro camino
para superar la crisis
Desde el 11 de marzo, cuando el gobierno nacional tomó la decisión de
aumentar las retenciones y hacerlas móviles en función de los precios
internacionales, escaló un conflicto que ha concluido instalando una
polarización política entre el gobierno y las entidades del campo. No es verdad
que tengamos que aceptar a libro cerrado los argumentos y las propuestas de
ambos sectores, como si no hubiera propuestas y medidas
superadoras.
Detrás de las demandas de eliminación de las retenciones
móviles, las entidades del campo han enarbolado un programa de liberalización
del mercado exportador de alimentos, con el fin del acaparar el máximo posible
de las rentas extraordinarias, mientras difunden el planteo ideológico que el
Estado no debe meterse con los negocios privados.
Bajo la cobertura de un
falso federalismo se promueve una plataforma de medidas afín a los intereses del
agro-negocio y la Sociedad Rural, con el acompañamiento y la fuerza social de
los pequeños productores que han quedado entrampados en un lock-out agrario que
favorece a los grandes capitalistas del sector y apunta a crear las condiciones
favorables a una restauración neoliberal.
Las clases propietarias y los
grupos agrarios más concentrados no toleran siquiera una tibia e inconsecuente
regulación estatal y distribución de renta, enarbolando sus intereses privados y
su ganancia creciente por sobre la alimentación, el salario, la educación y la
salud de todo el pueblo argentino. Hoy el campo acumula superganancias que no se
encuentran en ninguna otra rama de la producción. Esa situación impar es la que
permitió batir records año tras año, incluso a costa de desplazar de sus tierras
ancestrales a los campesinos pobres del norte argentino y de las condiciones
laborales precarias e irregulares de más de un millón de peones
rurales.
La derecha cuestiona las retenciones móviles en tanto mecanismo
regulador que permite divorciar los precios internacionales de los locales y
amortiguar el impacto inflacionario de un encarecimiento de las exportaciones.
El lock-out se ha transformado también en una trinchera política desde donde
promueven regresivamente el retorno al período previo al 2001.
Los
cacerolazos que hemos visto en la Capital y otros centros urbanos, pese a su
heterogeneidad inicial, se han ido configurando en la antítesis de la rebelión
del 2001, motorizados por sectores altos de la sociedad, muchos de ellos
rentistas, y por la oposición de derecha que ya se había manifestado en las
elecciones legislativas y en las presidenciales de octubre pasado.
La
mayoría de los medios de comunicación, grandes grupos concentrados que detentan
el poder comunicacional y el cuasi monopolio de la palabra y la imagen, han
jugado un rol protagónico como aglutinantes de una derecha invertebrada,
distorsionando la realidad, creando una atmósfera política artificial y una
opinión popular ficticia.
La principal preocupación del gobierno frente
al lock-out ha sido reafirmar su autoridad política frente a un desafío
sectorial que rompe el equilibrio de alianzas que ha sostenido su gestión, desde
el inicio se ha apoyado en el modelo sojero que ahora cuestiona. Recurrió a
todas las variantes posibles: discursos agresivos y contemporizadores, amenazas
y negociaciones y ha quedado políticamente debilitado. Incapacidad política y
errores de implementación técnica unificaron el campo opositor y le hicieron
perder aliados naturales.
Profundizó este esquema con el consiguiente
desplazamiento de productores, afectando la soberanía alimentaria, fortaleciendo
los “pools” de siembra y los grupos exportadores (Dreyfus, Cargill, Nidera,
Bayer…), permitiendo la escandalosa apropiación diferencial entre los impuestos
pagados por los productores y lo realmente ingresado a las arcas del Estado. No
casualmente estos grupos económicos no han sido casi mencionados en la crisis
actual ni por el gobierno ni por las entidades del campo.
El gobierno
tampoco cambió la estructura tributaria regresiva, ni adoptó ninguna iniciativa
para recuperar el patrimonio nacional rematado durante el menemismo.
A
pesar de las fenomenales tasas de crecimiento del actual ciclo económico, de la
fuerte creación de empleo y de la recuperación salarial, persisten la
segmentación y la precarización en el mercado de trabajo, se conservan muchas de
las peores leyes laborales de los ’90, e incluso de la dictadura como la de los
peones rurales. Al no adoptar medidas para modificar efectivamente la
distribución del ingreso la brecha entre ricos y pobres continúa
ensanchándose.
La políticas en curso no pueden asegurar, ni tampoco se lo
proponen, la reconstrucción de un sistema de transporte ferroviario barato y
ecológicamente sustentable, aunque se proyecta un “tren bala” que nos vuelve
dependientes de tecnologías que no poseemos, que es inservible para el
transporte de cargas y que solo podrá ser utilizado por una elite de pasajeros
de altos ingresos.
Argentina posee el raro privilegio de ser el único
país que enajenó su renta petrolera y, a contrapelo de las tendencias
latinoamericanas -Bolivia, Ecuador Venezuela-, no hay proyecto alguno para
recuperarla, por el contrario asistimos a la profundización de la política
menemista en materia de hidrocarburos. Lo mismo sucede con las empresas
privatizadas de servicios públicos y la generación y distribución de energía.
Los grupos de medios de comunicación hoy denunciados por su papel en la crisis
son los mismos que ayer fueron beneficiados con la renovación de las licencias,
basados en la ley de radiodifusión de la época de la última dictadura
militar.
Debajo de toda la parafernalia de acusaciones cruzadas se
advierten divergencias al interior del bloque de las clases dominantes: mientras
los sectores agro financieros tradicionales exigen darle prioridad a un proceso
de acumulación basado en la exportación de bienes primarios y son indiferentes
al consumo y el mercado interno, los sectores industriales, al contrario,
aspiran a liderar dicho proceso con apoyo subordinado del sector
agroindustrial.
Cómo se resuelva esta disputa no resulta ocioso ni
indiferente para el movimiento obrero y las clases subalternas, como tampoco lo
es la intervención estatal, aún a sabiendas que lo más probable sea un acuerdo
donde el modelo primario-extractivo-exportador no será modificado
sustancialmente, con las consecuencias sociales y ambientales y el tipo de
desarrollo que lleva implícitas, lo que exige desarrollar por parte de todo el
movimiento popular, un planteo de transformaciones profundas más allá de dichos
acuerdos.
No puede haber neutralidad ante la amenaza de que la derecha
logre parte de sus demandas y coloque sobre la agenda futura su programa de
restauración neoliberal. Una liberalización de las exportaciones como demandan
los ruralistas y los ideólogos del establishment dispararía los precios de los
alimentos con el consiguiente efecto sobre los salarios reales de los
trabajadores y las condiciones de vida y existencia de las clases
populares.
Rechazamos enérgica y categóricamente su chantaje y defendemos
el derecho del gobierno a implementar retenciones móviles y cupos de
exportación. Pero sostenemos que el curso que ha tomado hasta el día de hoy
lejos de ser una palanca para iniciar un cambio efectivo del modelo, cohabita
con él, favorece a los grandes propietarios y “pool” sojeros y a los grandes
exportadores, mientras afecta a su propia base popular al mostrarse impotente
para un control eficaz de la inflación.
Los abajo firmantes pretendemos
contribuir a cambiar los ejes del debate y discutir soluciones populares
efectivas para el agro.
Sin que sea una enumeración
taxativa:
Creemos necesario afectar las ganancias de los grandes
propietarios, los grupos exportadores, comercializadores y “pool” de siembra,
que se quedan con el grueso de los beneficios. También comenzar a discutir la
nacionalización de varios segmentos de estos sectores
Elaborar un plan
agrario que permita organizar la producción de acuerdo a un programa racional
que permita contar con alimentos baratos y de calidad para todo el pueblo. Que
contemple una política de fomento a los pequeños campesinos y de garantía de sus
tierras, así como medidas protectoras del ambiente y una política de
estatización de los insumos de los productores medianos y pequeños y de
impuestos diferenciados según el tamaño de sus exportaciones.
Regular el
comercio exterior y los precios mediante una junta nacional de granos y carnes,
adoptar una clara reforma fiscal desgravando las cargas tributarias al consumo,
modificando las alícuotas del impuesto inmobiliario y a las
ganancias.
Eliminación del IVA de los productos esenciales en el consumo
popular y aplicación efectiva de la Ley de Abastecimiento.
Es imperioso
derogar la ley de Videla del peón rural y garantizar el blanqueo de todos los
trabajadores en negro, así como garantizar la capacidad adquisitiva de los
salarios para todos los trabajadores y del subsidio a los
desocupados.
Con esta declaración apuntamos a que una tercera voz a favor
de las mayorías populares comience a cobrar cuerpo frente a la crisis
actual.
Primeras firmas:
Claudio Katz, Carlos Perro Santillán,
Fabio Resino, Luciana Santillán, Guillermo Almeyra, Maristella Svampa, Hugo
Calello, Susana Neuhaus, Guillermo Gigliani, Ezequiel Adamovsky, Claudia Korol,
Jorge Sanmartino, Jorge Marchini, Clara Algranatti, José Seoane, Alejandro
Bercovich, Mabel Bellucci, Eduardo Faletty, Eduardo Lucita, Bruno Fornillo,
Martín Bergel, Diana Mauri, Ricardo Orzi, Guido Galafassi, Agustín Santilla,
Leandro Sowter, Gustavo Robles, Natalia Vinelli, Guillermo Caviasca, Julio C.
Vergara, Nicolás B. Salinas, Emilio Taddei, Judith Feldman, Ariel Petruccelli,
Nora Ciapponi, Aldo Andrés Casas, Claudio Pandolfi, Pablo Guillermo Frisco,
Antonio Por, Antonio Bitto, Beatriz Morales, Herman Schiller, Alejandro Medici,
Franco Catalani, Manuel Gonzalo Navarro, Meriem Choukroun, Aníbal Viguera,
Eduardo Gorostegui, Alberto Wiñaszki, Nicolas Lion, Mariano Féliz, Mabel
Thwaites Rey, Liliana Soto, Octavo del Valle, Carlos Miguel Herrera, Ana Lucía
Rimaro, Joaquín S. Gómez, Fernando Stratta, Hernán Camarero, María Maneiro,
Silvana Ferreira, Omar Acha, Hernán Apaza, Agustín Nieto, Leandro
Andrini,
Corriente del Pueblo.
Unión de Trabajadores en Lucha
(UTL), Movimiento Brazo Libertario (MBL), Trabajadores Ocupados y Desocupados
Unidos (TODU).
Frente de Trabajadores Combativos-Movimiento 29 de Mayo
(FTC-Ml29), Movimiento Teresa Rodríguez La Dignidad (MTR La Dignidad),
Movimiento Teresa Rodríguez 12 de Abril (MTR 12 de Abril).
Bloque
Piquetero Nacional.
Corriente Praxis.
Militancia
Comunista.
Colectivo Rompecabezas.
Foro de Debate para la Acción
(FDPA).
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