Hola.
Tanto España
como Portugal tienen tradición de cafés, abundan por todas las callejuelas.
Pero existe una gran
diferencia. En España, muchos cafecitos funcionan casi como un
autoservicio. No son atentos los mozos, son tan hoscos que no dan ganas de pedir
nada. Hasta miran amenazantes si a una se le ocurre solicitar algo tan simple
como más azúcar. Mi hermana ya está acostumbrada: se acerca a la barra, hace el
pedido y ella misma se lo alcanza a la mesa. Es que en muchos lugares, los que
atienden no salen de la barra. Los clientes que se ubican en la barra (porque
claro si se ubican en las mesas, se hacen añejos hasta ser atendidos), arrojan
todos los papeles al suelo NO HAY UNO QUE NO LO HAGA. . .Al medidodía, eso
parece un basural. . .
Los lusitanos, en cambio,
son más del estilo porteño. La atención es personal, son agradabls en el trato,
se hacen entender y caminan entre las mesas solícitos.
Pero lo que más molesta,
creo yo, a un extranjero no fumador (ahora que en Bs As no se puede fumar en
lugares públicos) es permanecer un rato en un café entre parroquianos. Lo que
fuman . . ., por favor !!!!! He tenido que salir a respirar aire fresco porque
se me irritaban las mucosas. No se aguanta.. . Es que aquí la ley
antitabaco permite fumar en bares: el dueño tiene que decidir si es para
fumadores o no, pero claro, si no permite el acceso de aquellos que fuman, no
entra nadie.
Espero no abrumarlos con el
relato
Saludos
Marisol Gejo