Bush, al-Maliki
y as-Sáder: dobles parejas
La corriente as-Sáder retorna a las instituciones
colaboracionistas para desactivar el conflicto con EEUU
Carlos
Varea
"En estos días el Pentágono ha dado a
conocer detenciones de paramilitares de as-Sáder llevadas a cabo en el último
mes y medio. Muy significativamente, estos operativos se han llevado a cabo
antes de que as-Sáder y su grupo decidiera volver a las instituciones, no
después; e igualmente as-Sáder y su grupo nada han dicho sobre el incremento de
tropas de EEUU en Iraq y en concreto en Bagdad, siguiendo así la consigna del
gobierno al-Maliki y del propio gobierno Bush: la lucha contra el
'terrorsimo'."
El pasado domingo, 21 de enero, portavoces de la corriente
del clérigo shií Moqtadar as-Sáder anunciaban en rueda de prensa, acompañados de
representante de otras formaciones de la Alianza Unida Iraquí (la coalición
electoral y gubernamental shií), el fin de su boicot parlamentario, iniciado
tras la cita de Bush y el primer ministro al-Maliki en Amán de finales de
noviembre [1]. Para retornar al Parlamento, as-Sáder y sus seguidores han
dado por bueno el compromiso con sus socios de gobierno de creación de un comité
parlamentario que analizará el establecimiento de un calendario para el
desarrollo de fuerzas de seguridad militares iraquíes y la subsiguiente
negociación de retirada de las tropas de ocupación.
La corriente de as-Sáder (que no es formalmente una
organización o partido político) ostenta 30 de los 275 escaños del parlamento
iraquí y seis ministerios en el gobierno de al-Maliki. Dentro del bloque
confesional shií hegemónico en las instituciones colaboracionistas, ha sido el
principal apoyo del actual primer ministro iraquí Nuri al-Maliki, miembro de un
partido menor, también confesional shií, ad-Dawa, frente a la formación
histórica del shiísmo confesional opositor a Sadam Husein y con fuertes vínculos
con Irán, el Congreso Supremo de la Revolución Islámica en Iraq (CSRII), que
dirige Abdul Aziz al-Hakim. La milicia de as-Sáder, el Ejército del Mahdi, con
sus 60.000 efectivos, es hoy por hoy la principal formación sectaria de
Iraq.
Pese a pertenecer a las instancias colaboracionistas
creadas por EEUU y Reino Unido, la corriente de as-Sáder se posiciona
abiertamente en contra de la permanencia indefinida de las tropas de ocupación
en Iraq, recogiendo -y administrando- así el sentimiento anti-ocupación que es
también mayoritario entre los shiíes iraquíes. Sin embargo, la corriente de
as-Sáder no es una fuerza resistente: no ha participado en la actividad armada
contra los ocupantes (al menos desde los enfrentamientos del verano de 2004 de
Nayaf) y ha respetado el edicto religioso (fatua) que, inmediatamente
después de ocupado el país, emitió parte de la jerarquía religiosa shií
retornada del exilio iraní prohibiendo atacar a las fuerzas de ocupación,
prohibición que, salvo algún incidente, han respetado el conjunto de las
milicias confesionales shiíes, incluido el Ejército del Mahdi.
Momento crítico
La decisión de poner fin a la suspensión -como así
se definió en noviembre- de su participación institucional se produce en un
momento muy particular de la deriva interna iraquí: de colapso de la ocupación
[2] y tras el anuncio de la denominada "Nueva estrategia para Iraq" por
parte del presidente Bush, que contempla esencialmente intentar controlar Bagdad
y someter áreas de intensa actividad guerrillera incrementando en 21.500 los
efectivos estadounidenses en el país [3]. Para intentar controlar Bagdad
(un área urbana -en realidad, otra provincia más del país- de 50 kilómetros de
diámetro y hasta seis millones de habitantes) se destinará la mayor parte de la
cifra indicada: 17.500 soldados. El argumento publicitario de Bush para seguir
gastando dinero y vidas en Iraq es poner fin a la escalada de violencia sectaria
que sufre el país y la capital en concreto.
Echando balones fuera, Bush acusa a fuerzas foráneas a
Iraq de la catástrofe que sufre el país. Ciertamente, la retórica que prevalece
en los últimos discursos de Bush es acusar de la quiebra interna que vive Iraq,
por una parte, a "[...] Al-Qaeda y otros extremistas sunníes" y, por otra, a
"[...] elementos radicales shiíes, algunos de los cuales reciben apoyo de Irán y
han formado escuadrones de la muerte", como ha afirmado el pasado 24 de
enero en su discurso sobre el Estado de la Nación [4]. Ello le permite
además recuperar de nuevo la agresividad verbal contra Irán de los debilitados
neocons, en contra de lo recomendado, entre otras instancias, por el
Grupo de Estudios de Iraq demócrata-republicado, que en su informe recomendó
abrir un diálogo diplomático con Irán y Siria para la estabilización de
Iraq, además de con la resistencia [5].
Atrapado entre una resistencia imbatible y la escalada
sectaria, Bush ha optado por el contrario por cerrar toda posibilidad de
negociación con la resistencia y revalidar a al-Maliki como su exclusivo
interlocutor interno [6]. Ciertamente, en contra de las recomendaciones
de unos y de otros, Bush ha apostado por una mayor implicación militar directa
en Iraq ante la evidente falta de solvencia del nuevo ejército y de los nuevos
cuerpos de seguridad iraquíes, los cuales, creados a partir de las milicias
sectarias shiíes y kurdas, son más que la solución al "problema de la seguridad"
en el país, parte esencial del mismo, al haberse reconvertido en mafias y
escuadrones de la muerte uniformados.
Cumplir el trato
Bush ha de lograr ahora que al-Maliki cumpla su parte del
trato: poner coto a los desmanes de sus propias milicias y fuerzas de
seguridad, mientras EEUU reabre la guerra frontal contra la resistencia en
varias provincias del país y en la propia capital. Cinismo puro el de EEUU, al
pretender ahora poner orden en un país devastado: los ocupantes, cuanto menos,
llevan meses mirando para otro lado mientras los paramilitares shiíes asesinan
cada día a un centenar de personas en la capital y aniquilan las estructuras
civiles del país. Lo cierto es que, sea cuál sea su génesis, la escalada de
terror perpetrada estos meses por los paramilitares shiíes vinculados al
gobierno colaboracionista y a sus nuevos aparatos de seguridad, objetivamente ha
servido a EEUU, al menos en una primera fase, para aniquilar el tejido
asociativo anti-ocupación, de poderoso bullir en los primeros dos años de
ocupación. Cabe recordar nuevamente que según el embajador de EEUU en Iraq,
Zalmay Jalilzad, el 77% de los asesinatos de civiles en Bagdad son ya obra de
escuadrones de la muerte para-gubernamentales [7].
Darse por enterados
Pero tanto al-Maliki como as-Sáder, por la cuenta que les
trae, se han dado bien por enterados: uno y otro son el resultado de la
ocupación y han medrado a la sombra de los ocupantes.
Al-Maliki, el primer ministro, un personaje débil, miembro
de un partido menor, cautivo de la compleja trama interna del confesionalismo
shií, se ve forzado hoy a elegir entre llamar la atención a su principal aliado
interno, as-Sáder, o perder la confianza de los ocupantes, quienes le exigen que
controle la escalada de violencia sectaria que insuflan los escuadrones de la
muerte de as-Sáder. Al parecer, el gobierno Bush no descartaría favorecer un
golpe de Estado interno y devolver a la presidencia del gobierno a Iyad Alaui,
anterior primer ministro, como reiteran medios de información árabes estos
días.
El 22 de enero, el diario The Washington Post
recogía la información de Associated Press relativa a que dos altos
funcionarios del gobierno de al-Maliki daban ya por hecho que el primer ministro
iraquí "[...] había puesto fin a su protección de la milicia de as-Sáder, el
Ejército del Mahdi, después de que oficiales de inteligencia de EEUU le
convencieran [sic] de que "este grupo estaba infiltrado por 'escuadrones
de la muerte'". Como confirmación o advertencia de ello, un portavoz militar de
EEUU informaba el pasado martes, 23 de enero, de que más de 600 paramilitares
del Ejército de as-Sáder habían sido detenidos en Bagdad en 52 operaciones
llevadas a cabo en los últimos 45 días por fuerzas combinadas estadounidenses e
iraquíes [8].
Eludir el enfrentamiento
Por su parte, la decisión de as-Sáder de retornar al
Parlamento se debe, no al mencionado (y ridículo) acuerdo alcanzado sobre una
pactada retirada de los ocupantes de Iraq, sino a su intento de desactivar el
enfrentamiento con al-Maliki y el resto de las formaciones del bloque
confesional shií de su gobierno, esencialmente con el Congreso Supremo de la
Revolución Islámica en Iraq, que hasta la irrupción populista de as-Sáder era la
principal fuerza del shiísmo confesional iraquí. Y también, claro está, de
desactivarlo con los ocupantes: el diario en lengua árabe al-Hayat
informaba en su edición del pasado 16 de enero que los dirigentes del Ejército
del Mahdi habían recibido órdenes de eludir el enfrentamiento con las tropas de
EEUU en Bagdad, incluso retirándose a zonas de menor confrontación en la capital
o fuera de ella.
Como indicábamos antes, en estos días el Pentágono ha dado
a conocer detenciones de paramilitares de as-Sáder llevadas a cabo en el último
mes y medio. Muy significativamente, estos operativos se han llevado a cabo
antes de que as-Sáder y su grupo decidiera volver a las instituciones, no
después; e igualmente as-Sáder y su grupo nada han dicho sobre el incremento de
tropas de EEUU en Iraq y en concreto en Bagdad, siguiendo así la consigna del
gobierno al-Maliki y del propio gobierno Bush: que el envío de más soldados
estadounidenses a Iraq responde a la propia estrategia del gobierno iraquí de
"[...] lucha del pueblo iraquí contra los grupos terroristas, como los
extremistas y los sadamistas", como declaraba el líder del CSRII, al-Hakim a
al-Hayat el pasado 18 de enero.
Por todo ello, no cabe imaginar una confrontación frontal
entre EEUU y el Ejército del Mahdi de as-Sáder, por lo demás una estructura
nebulosa con ramificaciones mafiosas y no toda ella bajo control efectivo del
llamado "clérigo radical". No ha llegado aún el tiempo de un desafío frontal
contra los ocupantes por parte de as-Sáder, que de salir mal -para alegría de
otros socios de la coalición shií-, malograría la preeminencia que ha logrado en
el Iraq ocupado. La propia jerarquía religiosa shií no se lo toleraría. Y EEUU
no puede debilitar aún más al ya de por sí débil al-Maliki, ahondando en la
división del propio campo colaboracionista.
El eje esencial de la realidad de Iraq va a seguir siendo
el intento de EEUU de someter la actividad armada anti-ocupación. Como
demostración de ello, EEUU y fuerzas auxiliares iraquíes reanudaban este
miércoles el asalto del distrito de la avenida Haifa [9], en el centro de
la capital, recurriendo a un intenso bombardeo aéreo, combates en los que
habrían muerto 30 defensores, según fuentes estadounidenses.
Notas:
1. Véase en IraqSolidaridad:
Carlos
Varea: Continuidad de la guerra. El Grupo de Estudios sobre Iraq elude un
calendario de retirada de tropas y recomienda negociaciones con Siria e
Irán
2. Véase en
IraqSolidaridad: Carlos Varea: EEUU
cierra 2006 con una situación crítica en Iraq. Sadam Husein fue ejecutado por
seguidores de as-Sáder como concesión del gobierno Bush
3. Véase en IraqSolidaridad: Carlos
Varea: "Nueva estrategia para Iraq": Bush vuelve a equivocarse. Fuertes combates
en Bagdad anticipan la aplicación del nuevo plan de Bush y Thomas E. Ricks y
Ann Scott Tyson: La nueva batalla por Bagdad. El plan de Bush prefigura una
intensificación de los combates en las calles de Bagdad La nueva batalla por
Bagdad
4.
Al-Jazeera, 24 de enero, 2007.
5. Véase en IraqSolidaridad:
Carlos
Varea: Continuidad de la guerra. El Grupo de Estudios sobre Iraq elude un
calendario de retirada de tropas y recomienda negociaciones con Siria e
Irán
6. Véase en
IraqSolidaridad: Carlos
Varea: Guerra abierta y más violencia sectaria. EEUU pierde en combate en Iraq
en diciembre una media diaria de cuatro soldados - Testimonio gráfico: Ramadi,
bajo control de la resistencia y Los baazistas confirman el cierre de los contactos con EEUU
y su compromiso con un Iraq democrático - Comunicado del Partido Baaz Árabe
Socialista (extractos): Mantener la estrategia de resistencia
armada
7. Recogido por A.
Cordesman en su informe de
noviembre de 2006
8. Al-Jazeera, 23 de enero, 2007.
9. Véase en
IraqSolidaridad: El distrito de
Haifa, bajo asedio - La resistencia reivindica el derribo del helicóptero de
combate 'Black Hawk' y
Carlos
Varea: "Nueva estrategia para Iraq": Bush vuelve a equivocarse. Fuertes combates
en Bagdad anticipan la aplicación del nuevo plan de Bushhttp://www.nodo50.org/iraq/2007/docs/ocup_12-01-07_varea.html