NCeHu
358/06
Argentina
YPF, una pérdida
irrecuperable
María Eugenia
Estenssoro
En 1999, el gobierno justicialista del presidente Carlos
Menem, con el apoyo del entonces gobernador de Santa Cruz, Néstor Kirchner, hoy
presidente de otro gobierno justicialista, impulsó y permitió la innecesaria
extranjerización de YPF.
De ser una empresa privada de capital abierto, pero controlada accionariay
estatutariamente por el Estado argentino (que mantenía el 20% de las acciones y
una acción dorada que impedía su compra hostil), YPF pasó a ser una empresa
española con un solo dueño, Repsol, y una beneficiaria principal: España.
De este modo, nuestro país perdió el control de su gran empresa petrolera,
con lo que inició, además, un proceso de progresiva desnacionalización y literal
depredación de sus hidrocarburos.
Por falta de inversión en exploración de parte del sector privado y sin
políticas estatales para garantizarla, hoy nuestro país se está quedando sin
reservas. Tanto la producción de petróleo como la exploración alcanzaron niveles
récord en 1998, y luego declinaron sistemáticamente, a pesar del alto precio del
crudo.
Gracias a esta política cortoplacista, avalada por el gobierno, que priorizó
maximizar las ganancias de las empresas y las retenciones estatales, hemos
pasado de ser un país productor y exportador, a convertirnos en uno dependiente,
importador de gas y, muy pronto, también de petróleo.
Mientras George Bush declara la guerra santa por el petróleo, Hugo Chávez
intenta liderar América del Sur con sus petrodólares, Evo Morales renacionaliza
los yacimientos bolivianos, y Brasil, con reservas mayoritariamente en el mar y
a un costo de extracción altísimo, se convierte en el tercer productor de crudo
de América latina; la Argentina está perdiendo autoabastecimiento. ¿Cómo
llegamos a esta situación?
Hace once años, cuando mi padre murió en un accidente aéreo, al que muchas
personas señalan como un atentado, la situación era completamente distinta. Como
presidente de YPF, él había tomado la decisión de convertirla en una compañía
líder. Tras alcanzar cifras récord de producción, exploración y ganancias, la
empresa había encarado un ambicioso plan comprando yacimientos en Rusia, Asia,
Africa, América Central y del Sur. La visión era que YPF fuera la nave insignia
de una integración petrolera del sur de América del Sur. Este proyecto ya estaba
en marcha, lo que explica que en el mismo avión muriera Juan Pedrals, presidente
de la ENAP, la petrolera estatal de Chile, con quien iban a conversar con las
máximas autoridades ecuatorianas.
Lamentablemente, hoy parece inviable recuperar el camino abandonado. La
guerra y la incertidumbre desatada en el mundo por los hidrocarburos ha
demostrado que éste no es un negocio para improvisados.
Cuando Néstor Kirchner asumió la presidencia en 2003 y anunció que revisaría
las privatizaciones mal hechas, pensé que la primera sería YPF. Para mi
desconcierto, el presidente de "un país en serio" hizo lo contrario. Uno de sus
primeros viajes fue a España, para abrazarse con Alfonso Cortina, por entonces
presidente de Repsol, y con el rey Juan Carlos.
La relación del presidente Kirchner con Repsol viene de lejos. El gobernador
santacruceño fue clave en la extranjerización de YPF. Como dueña de casi el 4%
de las acciones de la empresa y teniendo un representante en su directorio,
Santa Cruz podría haberse negado a ceder su parte, oponiéndose a que los
españoles cooptaran la petrolera argentina. Kirchner, en cambio, prefirió cobrar
el producido de la venta de las acciones provinciales, 650 millones de dólares,
que luego se esfumaron del tesoro sureño hacia cuentas internacionales.
Paradójicamente, mientras su esposa Cristina investigaba en el Senado las
cuentas secretas del menemismo, su marido escondía los fondos de la provincia en
extranjero, sin que reaparecieran. El otrora director provincial de YPF hoy es
el secretario de Energía de la Nación.
Ultimamente circulan versiones de que el Estado argentino compraría parte del
paquete accionario de Repsol YPF. Es posible que sea así y que se anuncie como
la reestatización de la petrolera. Sin embargo, me temo que lo único que
signifique es que ahora que hay que invertir el Gobierno comparta el esfuerzo
con ahorro argentino.
El otro escenario posible es que Kirchner promueva la compra de YPF por
empresarios nacionales, con un modelo basado en subsidios estatales para
exploración y explotación, a cambio de tarifas reguladas. Así volveríamos a la
vieja práctica nacional de privatizar las ganancias y socializar las inversiones
y las pérdidas. En el pasado, ese esquema hizo millonarias a muchas familias
petroleras, pero empobreció a YPF. Recordemos que en los 80, cuando el Estado
mantenía la propiedad de los yacimientos, el ansiado autoabastecimiento también
tambaleaba e YPF era una empresa estatal que perdía cientos de millones al año y
subsidiaba a sus contratistas privados.
A la luz de lo que ha ocurrido recientemente en Bolivia con la
renacionalización del petróleo, creo oportuno señalar que, para retomar el
control de nuestros recursos, lo definitorio no es solamente recuperar la
propiedad de YPF o los yacimientos, sino tener un visión y establecer una
política de Estado que beneficie al país, consensuada entre la Nación, las
provincias y la oposición. Esta política debería fijar metas de corto, mediano y
largo plazo, ser votada por el Congreso Nacional y fiscalizada efectivamente por
el Estado.
Actualmente, el gobierno nacional ni siquiera tiene un sistema propio para
auditar las reservas, y se basa en las declaraciones de las empresas privadas.
En este contexto, no es sorprendente que en enero Repsol YPF informara que había
sobrestimado sus reservas en 21,5%. Pregunto: ¿qué hacían los entes reguladores
del Estado?
Ayer fue el aniversario de la muerte de mi padre. En este tiempo, me he
acostumbrado a su ausencia física, ya no me duele, porque su presencia
espiritual es muy fuerte. Pero lo que sí me lastima y todavía no logro aceptar,
es ver a la Argentina mintiéndose a sí misma, engañándose, empobreciéndose día a
día.
Las diatribas y los discursos grandilocuentes que a diario nos quieren hacer
creer lo contrario me recuerdan una frase del escritor Octavio Paz: "América
latina es un continente de retóricos y violentos, dos formas de la soberbia y
dos formas de ignorar la realidad". ¿Estaremos dispuestos a empezar a cambiar?
La autora es legisladora porteña.
Fuente: diario La Nación, de Buenos Aires, Argentina; 6 de
mayo de 2006.