NCeHu
225/06
¿La vía francesa al "argentinazo"?
El conflicto amplía la brecha
entre el electorado y la clase política
La revuelta actual se suma al rechazo de la Constitución Europea
Thomas
Morfin
AFP
PARIS.- La revuelta en Francia contra el nuevo contrato laboral para los
jóvenes se produce en un contexto de crisis del sistema político que, según los
analistas, se traduce en una brecha creciente entre los electores y sus
representantes.
Este divorcio entre el pueblo y los políticos tradicionales desembocó en los
últimos años en dos sismos: la eliminación en la primera vuelta de las
elecciones presidenciales de 2002 del candidato socialista Lionel Jospin,
reemplazado por el líder de extrema derecha Jean-Marie Le Pen, y la amplia
victoria del "no" (55%) en mayo pasado en el referéndum sobre la Constitución
Europea a pesar del consenso de las elites en su favor.
Esta crisis de confianza, que alienta a los franceses a salir a las calles
para manifestar su descontento sin pasar por intermediarios, se refiere en
primer lugar a los partidos, destacó Alain Bergougnioux, un historiador y
miembro de la dirección del Partido Socialista (PS, oposición de izquierda).
Francia, "donde siempre hubo desconfianza respecto de los partidos y
tradiciones individualistas, nunca tuvo, exceptuando al Partido Comunista en los
años 50 y 60, verdaderos partidos de masas", recordó.
Pero el déficit de militantes aumentó en los últimos 20 años. Según este
historiador, en 2005 el PS tenía unos 120.000 miembros, contra los 500.000 de
los dos principales partidos alemanes y unos 400.000 del Partido Laborista
británico.
Esta debilidad de los partidos -que el PS y la conservadora UMP (Unión por un
Movimiento Popular, en el gobierno) tratan actualmente de paliar con campañas de
adhesión en Internet- está vinculada con el "surgimiento de nuevas
discrepancias" respecto de temas como Europa y la mundialización. Según explicó
el politicólogo Jean-Luc Parodi, las agrupaciones políticas no han forjado su
identidad en relación con estos temas.
Las divergencias al respecto engendran "una atomización partidaria", señaló
Parodi, una fragmentación de las fuerzas políticas que caracterizó la primera
vuelta de las elecciones presidenciales de 2002.
En esa oportunidad, la víctima fue el principal candidato de izquierda,
Lionel Jospin. La segunda vuelta enfrentó en un choque sin precedente al
presidente Jacques Chirac y al líder de extrema derecha Jean-Marie Le Pen.
Finalmente, Chirac ganó por más del 80% de los votos. En cuanto al referéndum
del 29 de mayo de 2005 sobre la Constitución Europea, sólo el 45% de los
sufragios fueron para el "sí", defendido por la UMP, el PS, los centristas y los
Verdes.
"Lo que está en crisis es la representación política, no la democracia",
sostuvo Stéphane Rozès, director del instituto de encuestas CSA.
Sin representación
Según Bergougnioux, los electores quisieran poder reconocerse en los partidos
y las instituciones, que consideran poco representativos de la sociedad en
términos de sexo, edad y diversidad social y cultural.
Aunque la paridad entre el hombre y la mujer es contemplada por la ley, sólo
70 mujeres en un total de 574 diputados forman parte de la Asamblea Nacional
(Cámara baja).
La crisis que se produjo en noviembre último en los suburbios, donde vive una
gran población de origen inmigrante, colocó a los políticos ante el desafío de
reflejar mejor la diversidad del país.
"En una sociedad que se ha convertido en multicultural, es una necesidad
intelectual, moral y electoral", afirmó Bergougnioux, aunque reconoció que en
Francia se trata de "un largo camino".
Fuente: diario La Nación, de
Buenos Aires, Argentina; 24 de marzo de
2006.