NCeHu 1494/05
Brasil
Seguridad pública abandonó ciudadanos
Adital - Douglas Brasil de Paula, escolar de 14 años, jugaba al
pinball en un bar. João da Costa Magalhães estaba sentado a la puerta de su
casa. Elizabeth Soares de Oliveira trabajaba en el bar de su esposo. Rafael da
Silva Couto, escolar de 17 años, iba en su bicicleta. Todos ellos murieron
abatidos por disparos de un "escuadrón de la muerte" en el distrito de Baixada
Fluminense de Río de Janeiro el 31 de marzo de 2005.
"El homicidio de 29
personas en la Baixada Fluminense es una de las consecuencias de una estrategia
de seguridad pública que ha abandonado a los ciudadanos más pobres del país y
condenado a todos los brasileños a la delincuencia y la violencia," ha declarado
Tim Cahill, investigador de Brasil de Amnistía Internacional, en la presentación
de un informe sobre la seguridad pública en este país.
El informe, titulado
Brasil: "Entran disparando". La actuación policial en las comunidades
socialmente excluidas, concluye que la única forma de abordar la violencia y la
delincuencia en todo el país es mediante un nuevo plan de seguridad que se
centre en cuestiones como la prevención de homicidios, la aplicación de la
justicia y el control de las armas pequeñas.
A tenor de las
conclusiones de AI, lejos de reducir la delincuencia, las políticas
discriminatorias de seguridad pública han concentrado la violencia delictiva y
las violaciones de derechos humanos en los barrios marginales de
Brasil.
"A pesar de que los
residentes de las comunidades pobres de Brasil tienen muchas más probabilidades
de ser víctimas de delitos violentos, las autoridades federales y estatales
invierten muy poco o nada en su protección. La asignación de los presupuestos
destinados a la seguridad pública se viene haciendo basándose en la represión y
la discriminación, lo que ‘criminaliza’ de hecho a las comunidades pobres en su
conjunto", prosiguió Tim Cahill.
"Los pobres de los
principales centros urbanos de Brasil piden a gritos la protección del Estado y
lo que suelen recibir, cuando reciben algo, es agentes de policía violentos y
corruptos. La seguridad basada en la división social y la represión no traerá la
paz que reclama la población." La ausencia de una política de seguridad pública
eficaz no sólo ha decepcionado a las comunidades pobres, sino también a la
policía. Muchos agentes de policía consideran que el envío a una favela es un
castigo.
Los policías que
trabajan en los barrios marginales de Brasil suelen tener una formación
deficiente y pocos recursos, y las operaciones de tipo militar les hacen correr
un elevado riesgo de sufrir ataques de bandas de delincuentes y facciones del
narcotráfico. Sólo en el 2004 murieron 52 policías en acto de servicio en Río de
Janeiro.
AI reconoce que el
gobierno federal ha hecho algunos esfuerzos para abordar el vacío que viene
siendo la política de seguridad pública, mediante la creación del plan nacional
de seguridad pública y los esfuerzos para desarmar a la población. La
organización también ha visto que, en el ámbito municipal, las inversiones
sociales eficaces combinadas con proyectos de seguridad comunitarios se han
traducido en reducciones notables del número de homicidios.
"Los objetivos
políticos y económicos a corto plazo no pueden seguir justificando la
negligencia de los sucesivos gobiernos en esta área. Las autoridades deben
abordar a todos los niveles la destrucción de una generación de jóvenes
brasileños y la división social cada vez mayor que afecta a Brasil."
Fuente: Adital, 25 de noviembre de
2005.