NCeHu
1353/05
Argentina Recuperar la renta petrolera
Gustavo Calleja insiste en la necesidad de recuperar la renta
petrolera y en definir el rol que debería asumir la empresa
ENARSA.
Gustavo Calleja
(LOS ANDES – INFOMORENO) 13/10/2005
“Fortalecer a la estatal
ENARSA”
Con un barril en alza se reaviva la discusión
sobre exploración, explotación y reparto de utilidades.
El retiro de la
francesa Suez de Aguas de Argentina en Buenos Aires, la rehabilitación judicial
de la audiencia pública por el sistema tarifario eléctrico mendocino, el cierre
del acuerdo del Gobierno Nacional con Edenor (ya sin Electricité de France) con
aumentos “selectivos” de tarifas y sin demanda en el Ciadi (tribunal arbitral
del Banco Mundial) y las versiones sobre una “reargentinización” de Aerolíneas
Argentinas (cuyos últimos tres balances no han sido aprobados) acompañaron en
los últimos días a la polémica -ya permanente- en torno al rol del Estado en el
área de los servicios públicos o de la producción de “bienes estratégicos” como
el petróleo.
Aquí aparecen -por cierto- puntos de vista ampliamente
divergentes entre quienes consideran que el poder público debe limitar su rol a
la fiscalización y al control de explotaciones privadas y quienes apoyan un
regreso del Estado a las tareas productivas.
Gustavo Adolfo Calleja fue
subsecretario de Combustibles de la Nación y uno de los ideólogos del Plan
Houston, mediante el cual el gobierno de Raúl Alfonsín intentó aumentar las
reservas de petróleo, a través de un asocio entre el Estado y las petroleras
multinacionales.
En los últimos días, Calleja estuvo en Mendoza y habló
en el ciclo Legislatura Abierta, adoptó una postura definidamente favorable a la
participación del Estado en la explotación de los hidrocarburos. Su propuesta de
considerar “nulas” a la mayor parte de las concesiones petroleras reavivó una
discusión que nunca terminó de cerrarse entre las posturas contrapuestas de
Frondizi e Ilia y dejó abundante material para alimentar la polémica aún
existente.
La
exposición
Calleja destacó que “Argentina es casi el
único país que no tiene la explotación directa de su petróleo a través de una
petrolera estatal, como tienen Venezuela, México, Brasil o Chile. El Estado en
nuestro país se retiró de la planificación, del control y de la explotación
directa y -durante la década del noventa- se volvió al viejo contrato de
concesión, en el que el concesionario -aún siendo un inquilino de la reserva-
decide cuánto saca y a quién le vende”, manifestó. “Este tipo de contratos
murieron en el año 1980. El último fue el de Aramco en Arabia Saudita, cuando
esta empresa se convirtió en la petrolera de ese país. El contrato que impuso
Carlos Menem, sobre la base de la argumentación de Roberto Dromi y la gestión de
Julio Aráoz, no existe en ningún lugar del mundo: separó la exploración de la
explotación, y Argentina se “permitió” una explotación intensiva que depredó los
yacimientos, sin la condición previa de que se debía invertir en exploración
antes de acceder a la explotación. Por eso siguen cayendo las reservas y hoy
sólo hay existencias para cuatro o cinco años más. Corremos el riesgo de
convertirnos en importadores de petróleo. Y en gas sucede lo mismo, porque
tenemos reservas detectadas sólo para ocho o nueve años”, subrayó
Calleja.
“Las concesiones vencen en el año 2017, salvo algunas con
prórrogas -para mí- ilegítimas, como la de Loma de la Lata, en Neuquén. Estas
concesiones se han obtenido transgrediendo la Ley de Hidrocarburos y la de
Reforma del Estado, ya que se modificaron por decreto y éstos, a su vez, por
resoluciones. Los decretos de Dromi-Aráoz impusieron un modelo de mercado que
emparejó el precio de la Argentina con los valores internacionales. Un capítulo
que se llama “eliminación de restricciones”, lejos de favorecer la competencia
eliminó la prohibición de acumulación de más de cinco contratos de concesión,
establecida en la Ley de Hidrocarburos de 1967. Esto permitió la libertad de
acumular y por eso actualmente hay nueve empresas que manejan más de 20
concesiones cada una. Ni qué hablar de Repsol que concentra mucho más. Todos
ellos manejan el 90% de la producción de petróleo y de gas y forman una especie
de oligopolio buscado. Hemos creado un monstruo privado”,
manifestó.
Houston
mejorado
“Mendoza es la mejor provincia de
federalismo acendrado en la defensa de sus recursos, y ante la situación de que
la renta petrolera se esté yendo para afuera, yo recomendaría acordar entre la
Nación y la Provincia quién se queda con la renta petrolera o cómo se la
reparten entre sí y con las empresas que se queden prestando servicios. Pero las
concesiones a las que se llegó por irregularidades, por reconversión de
contratos expresamente prohibidos -ya que la reconversión de Dromi violó la ley-
y las empresa que tengan más de cinco áreas, se encuentran en una situación
insanablemente nula. Los que están en infracción deben devolver esas áreas para
que las comience a administrar la empresa estatal ENARSA. Hace falta, sí, una
nueva ley de hidrocarburos que expresamente permita al país y a las provincias
recuperar la renta que se están llevando sólo las empresas privadas. Estamos
hablando de una renta de 10 mil millones de dólares al año, que equivale a la
tercera parte de los gastos totales de la Nación (90 mil millones de pesos). Es
la plata que antes entraba a la república e iba a parar a obras de
infraestructura. Es la plata que permitió a la Nación construir la red vial
nacional u obras hidroeléctricas como Los Nihuiles, en Mendoza; o la red de
oleoductos y gasoductos del país. La pérdida de la renta petrolera por parte de
la Nación ha ido paralela a una caída en el ritmo de construcción de obras de
infraestructura, salvo las que se han hecho por peaje, como fruto de una
privatización a costa de mayor endeudamiento externo”, dijo.
“De Figueroa
Alcorta hasta Alfonsín no se entregó la renta petrolera, que comenzó a irse con
Menem. Los impuestos específicos existentes en la compra de nafta (desde el
presidente Justo con Vialidad), o los fondos energéticos (con Perón y Agua y
Energía), más los que acompañaban a Gas del Estado, permitían la captura de esa
renta y posibilitaban la construcción de toda la red de infraestructura troncal
nacional y provincial”, manifestó.
“Todos los gasoductos troncales, y aún
la red que llega a nuestra casa, los pagó YPF estatal”, enfatizó.
Calleja sugirió seguir el modelo actual de Venezuela, que se centra en
la captación de la renta petrolera mediante contratos “Houston mejorado” en los
que el Estado se queda siempre con el 50% de los beneficios de la explotación y
el otro 50% va a las empresas privadas que previamente han corrido el riesgo de
la exploración y han logrado resultados positivos.
Gustavo Calleja es
Vicepresidente del MORENO.
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