La verdad sobre lo que
está en juego en la tenebrosa guerra contra Irak.
La situación petrolera
internacional y los intereses en juego.
George W. Bush ha dado un ultimátum a Irak y
a las Naciones Unidas. La guerra contra Irak -en realidad la destrucción
de ese país- y la invasión territorial, tiene un único objetivo: el
control petrolero.
Para que se tenga una idea del trasfondo
petrolero hay que tener en cuenta lo siguiente.
En la actualidad, el mundo requiere energía
equivalente a 210 millones de barriles de petróleo al día.
Específicamente, de la energía mundial, el 38% proviene del petróleo para
lo cual se requieren 75 millones de barriles de crudo al
día.
Estados Unidos produce solamente el 12% de
la producción mundial del petróleo, o sea, nueve millones de barriles
diarios, pero consume el 25% del crudo mundial, o sea 20 de los 75
millones de barriles diarios que se producen en el mundo Por tanto, tienen
que importar otros 11 millones para cubrir sus necesidades.
De ellos México le vende un millón
seiscientos mil y Venezuela dos millones de barriles diarios de crudo. El
resto proviene del mundo árabe.
Con el ritmo actual de producción, Estados
Unidos tiene crudo para once años, pero si tuviera que producir todo lo
que consume, sólo tendría petróleo para cuatro años.
Es por eso que Estados Unidos importa
millones de barriles al día y busca desesperadamente garantizarse el
acceso a los mercados de crudo como el de Canadá, México y,
particularmente Venezuela y las naciones árabes.
Una guerra neocolonial
Es en Medio Oriente que está el 65% de las
reservas mundiales de petróleo. En Venezuela el 7%, otro 7% en África
(Argelia, Libia y Nigeria, principalmente); y el 5% en Rusia. En el caso
del gas natural, el 28% está en Rusia, el 9% en el Pérsico; otro 9% en el
Mar del Norte (Holanda, Noruega e Inglaterra), 7% en Canadá; y otro 7% en
África (Argelia y Nigeria, principalmente).
En América latina, Estados Unidos intenta
crear un bloque energético petrolero a nivel continental dentro del Area
de Libre Comercio (ALCA). Se trata de la iniciativa Petroamérica, una gran
transnacional que podría fusionar a Pemex de México con Petrobras de
Brasil, PdeV.S.A. de Venezuela, Ecopetrol de Perú e YPF-Repsol del
subimperio español en Argentina, bajo hegemonía de Washington, es decir de
la familia Bush y el vice Dick Cheney, propietarios y administradores de
una franja relativamente importante de los intereses
petroleros.
Pero no serán los únicos beneficiados con la
destrucción de Irak y la liquidación de Saddam Hussein. Las "cuatro
hermanas" petroleras transnacionales más poderosa, Exxon-Mobil,
Chevron-Texaco, Royal Dutch Shell y BP, que esperan que el precio del
petróleo suba a un record histórico de hasta 50 dólares por barril, y que
se pueda pulverizar el mercado petrolero de Afganistán y países musulmanes
vecinos. Para Rusia también la guerra le beneficiará ya que si bien no
puede acceder a los narcodólares de Afganistán (tráfico de opio y otros),
le pueden subir las ganancias con un mayor precio del crudo, ya que en
Siberia se encuentra la segunda reserva de petróleo mundial que le provee
al gobierno ruso el 60% de sus ingresos fiscales.
Desde luego, para la Argentina petrolera,
sopa. Carlos Menem entregó ignominiosamente YPF y por eso pagaremos el
petróleo que se extrae de nuestro territorio, a precio usurario, por
aquello del "precio internacional". Si hubiera un patriota al frente de la
Casa Rosada, debe estatizarse nuevamente YPF, antes que la crisis mundial
nos termine por destruir.
Pero lo cierto es que los patriotas no
abundan entre los dirigentes políticos argentinos.
Fuente: Argenpress, del 9 de setiembre
de
2002. |