El presidente Hugo Chávez Frías suele dejar por donde pasa un resabio
polémico. Y esta vez en Brasilia, donde asistió a la cumbre de la Comunidad
Sudamericana, no fue la excepción. A sus colegas presidentes les dijo que no
quería firmar acuerdos sin un debate político sobre la integración regional, y
sobre cómo conducirla. "Se corre el riesgo de matar al niño antes de que nazca",
alertó.
La mediación de Lula da Silva y de su ministro Celso Amorim convencieron al
venezolano de firmar las declaraciones de la reunión. En una entrevista
exclusiva con Clarín, en un hotel de Brasilia, Chávez insistió con esa imagen de
una unión sudamericana todavía en pañales. Dijo que quiere jugar la "carta
petrolera" como factor de unidad. Para él, los acuerdos energéticos son tan
fuertes que pueden resistir huracanes. Ese tipo de pacto es el que firmó el
jueves pasado con presidente Néstor Kirchner. Horas antes lo había hecho con
Lula.
—Usted suele repetir que los presidentes van de cumbre en cumbre y
los pueblos de abismo en abismo. ¿Se aplica a esta reunión?
—No se puede sacar la frase de contexto. Esta cumbre
sudamericana registra avances, a pesar de que fue fundada hace 11 meses en
Cuzco. Yo le diría que la Comunidad Sudamericana está preñada de la idea de
integración, pero la criatura todavía no nació. Igual se aprovechó el tiempo al
máximo: firmamos acuerdos interesantísimos con Brasil, entre Petrobrás y PDVSA,
y también con el presidente Kirchner y sectores privados de su país.
—Esta integración tiene mucho olor a petróleo ¿no?
—El mundo entero tiene olor a petróleo. Estamos frente a
una crisis energética a la que hay que prestar mucha atención: se llegó a un
tope de la producción mundial de petróleo y el precio continuará subiendo.
Justamente, critiqué en la última cumbre de las Naciones Unidas que se haya
ignorado el problema energético. En Venezuela tenemos una fuerte carta petrolera
para jugar en el tablero geopolítico y la vamos a jugar claramente en los
procesos de integración regional.
—Usa el petróleo para conquistar alianzas en la región.
—Las alianzas tienen también otros contenidos,
ideológicos y políticos. Brasil y Venezuela tienen distintas maneras de enfocar
los problemas, pero le puedo asegurar que tanto el presidente Lula como yo
coincidimos profundamente en la necesidad de transformar el actual modelo de
exclusión social. Tenemos estilos y tonos distintos, pero apuntamos en la misma
dirección. Y estoy seguro de que ocurre lo mismo con el presidente Kirchner.
Creo que es preciso retomar las ideas de grandes maestros sudamericanos como
Celso Furtado, Theotonio dos Santos (brasileños) y Raúl Prebisch (argentino).
Nosotros nos hemos propuesto debatir el socialismo y, también, discutir el
modelo que pregonaban Prebisch y la CEPAL en los años 60, cuyas ideas fueron
demonizadas con la llegada del neoliberalismo.
—¿Venezuela va a jugar su carta petrolera contra EE.UU.?
—Es una carta que vamos a jugar duro contra los más rudos
del mundo: los Estados Unidos. Pero la vamos a usar con transparencia y con
respeto. Nosotros creemos que los acuerdos energéticos tienen una fortaleza
intrínseca que los hace resistentes a cualquier huracán. En el caso de
Sudamérica, estos acuerdos van a incidir en la recuperación económica regional.
Nuestra propuesta de Petroamérica contiene tres plataformas geopolíticas:
Petrocaribe; Petroandina y Petrosur, con Mercosur y Chile. Avanzamos más con los
países caribeños: acabamos de firmar con ellos un convenio por el cual Venezuela
garantiza petróleo, de gobierno a gobierno. Esto tiene gran importancia porque
las transnacionales compraban petróleo en Venezuela, lo llevaban a un país de
CARICOM y sólo por navegar un día ya le incrementaban el precio en 20%. Hoy les
estamos entregando unos 200.000 barriles diarios, es decir, unos 2.000 millones
de dólares anuales. Pagan 60% del valor a tres meses y se financia el resto a 25
años, a una tasa de 1% anual.
—Pero entonces PDVSA pierde dinero...
—Nosotros no tenemos el punto de vista egoísta del
capitalismo. Estos 2.000 millones de dólares que estamos financiando en
Petrocaribe los recuperamos por otro lado. Las transnacionales pasaron a pagar
16% de regalías en Venezuela cuando antes se llevaban nuestro petróleo apenas
por 1%. Así se obtienen más de 2.000 millones de dólares al año de diferencia.
Es un mecanismo de redistribución: se les quita a los que tienen en exceso y se
distribuye entre quienes no tienen.
—Y usted cosecha ventajas políticas.
—Nosotros somos genuinos herederos de un pensamiento y
una acción: Bolívar no sacó cuentas matemáticas cuando cruzó los Andes: se unió
al pueblo granadino y ayudó a libertar a Ecuador. Ni tampoco cuando siguió a
Perú y se unió con San Martín. Ninguno sacó cuentas capitalistas. Nosotros
tenemos esa pasta.
—Si usted habla del uso geopolítico del petróleo es porque saca
cuentas políticas.
—El mismo impulso que llevó a Bolívar a reunirse con San
Martín fue geopolítico. Pero volviendo al tema de los acuerdos petroleros, a la
Argentina le vendemos fuel-oil que nos paga con vaquillonas preñadas y con
aceleradores lineales para el combate al cáncer. Cuba por ejemplo nos cancela
parte de la deuda con medicina. Tenemos 20.000 médicos cubanos en Venezuela
viviendo en los barrios pobres. A Uruguay le estamos mandando petróleo y nos van
a pagar con cemento. Es una parte de nuestros ingresos que dejamos de percibir
en el corto plazo, pero a cambio de otros beneficios.
—¿Es una decisión política comprar bonos de la deuda
argentina?
—Los bonos-Kirchner dan más ganancias económicas que los
bonos-Bush. Ahí ganamos dinero. Y también es una forma de ayudarnos entre
nosotros. Si mañana tenemos problemas y Argentina tiene disponibilidades,
entonces nos pueden ayudar.
—Algunos expertos, como el ex presidente Fernando Henrique Cardoso,
sostienen que su gobierno debería usar los recursos del petróleo para crear una
base industrial.
—Yo le tengo enorme respeto y afecto a Cardoso. Ahora,
nosotros estamos priorizando el ingreso petrolero para aplicarlo en lo social.
Todo depende de cómo veas el desarrollo. ¿Qué es más importante, la industria o
el ser humano? Por otro lado, ¿qué es Petróleo de Venezuela sino una de las
industrias más grandes del mundo? La empresa antes no le daba nada al Fisco y
ahora inyecta recursos para el gasto social. Hemos triplicado el presupuesto a
la salud y tenemos un sistema de educación integral que tiene estudiando hoy al
50% de la población venezolana. También estamos con un plan de 800 millones de
dólares para equipar hospitales con la última tecnología; destinamos 1.000
millones de dólares para una planta siderúrgica; invertimos en minería de oro y
diamantes y destinamos 1.000 millones a caminos, ferrovías y subterráneos. En
total, son más de 5.000 millones de dólares que inyectamos este año en ese tipo
de programas. Yo estoy de acuerdo con Cardoso: no se puede separar lo social de
lo económico. También lo hablé con Lula, en la última cena. Que no fue la de
Cristo.
—¿Cómo es eso? (risas)
—Bueno, parece que hubo quienes quisieron crucificar al
presidente brasileño (risas). Pero fíjate que Lula está vivito y coleando. Y
ahora lo veo a la ofensiva.
—¿Cuáles son los próximos pasos de su reforma agraria?
—Para nosotros no es una reforma, es una revolución
agraria. Lo primero es rescatar las tierras del latifundio. Estamos en eso, en
la ocupación de tierras y en la capacitación de los campesinos. Las
instrucciones son claras: tierra recuperada va a manos de cooperativas
capacitadas y con proyecto elaborado, y con financiación para empezar a
producir.
—Si el Estado venezolano tiene grandes cantidades de tierras, ¿cuál
es el sentido de expropiar áreas productivas?
—En primer lugar, no hemos expropiado ni una hectárea
privada en Venezuela. Estamos recuperando tierras del Estado que fueron ocupadas
por los latifundistas en forma ilegal, sin títulos. Algunos hacendados dicen que
el primer latifundista es el gobierno, pero resulta que las tierras que teníamos
disponibles son las que se inundan, son los parques naturales bajo protección o
las zonas semidesérticas. Entonces hay que redistribuir las tierras productivas.
—¿Redistribuirá las que ya se explotan en forma
rentable?
—No. Y fuimos muy cuidadosos en eso.