NCeHu 1263/055
Entre Ceuta y
Gibraltar
"Masona, judía, cristiana, pagana y
moruna / Máter España, más guapa que ninguna", dice Joaquín Sabina en una
canción de su nuevo disco, "Alivio de luto".
Y, pocos versos después, añade: "Cómplice España,
tormento redentor / Perejil, Ceuta y Melilla, cotos de caza menor"...
Al Perejil, como topónimo, muchos lo descubrimos en
julio de 2002.
"España y Marruecos están a punto de entrarse a
puñetazos por un islote deshabitado en el que a veces pastan cuatro cabras", me
dijo entonces un amigo escritor en Madrid.
Perejil y otros islotes forman las Islas Chafarinas,
que junto a dos peñones españoles, también deshabitados, el de Vélez de la
Gomera y el de Alhucemas, están a pocos metros de la costa norte marroquí.
Ellos, con las ciudades de Ceuta y Melilla, son
testigos de más de cinco siglos de historia común entre los dos países vecinos.
Historias paralelas
Al igual que hicieron los árabes durante su gran
expansión de 711 a 1212 -a la que España debe las grandes joyas de la cultura
andaluza- los españoles avanzaron en sentido contrario durante la Reconquista,
hacia el norte de África.
En 1492, el mismo año en que Cristóbal Colón llegó a
la futura América, el rey Fernando V autorizó al Duque de Medina Sidonia a tomar
por la fuerza un amplio sector norafricano.
Como resultado, varias ciudades importantes del
Mediterráneo, entre ellas Argel y Trípoli, pasaron a formar parte del imperio
español.
Cuando España empezó a prestar más atención a la
conquista de las tierras americanas, gradualmente perdió terreno en el norte de
África, donde hoy sólo le quedan Ceuta, Melilla y el puñado de islotes.
Siglo XXI
Pero en pleno siglo XXI, Marruecos considera que
histórica y geográficamente estos territorios les pertenecen.
En el intermedio hay una larga historia, muchas veces
violenta, de relaciones entre España, Francia y Marruecos, que aquí no hay
espacio para contar.
Pero desde que Marruecos alcanzó la independencia de
Francia y España en 1956, muchos políticos e intelectuales marroquíes han dicho
que Ceuta y Melilla también debieron ser devueltas.
Las autoridades españolas señalan que esos enclaves,
a los que llaman presidios, forman parte de España desde hace siglos, incluso
antes de que Marruecos existiera en su forma actual.
Lo curioso es que mientras que Madrid prefiere
mantener el status quo sobre Ceuta y Melilla, con frecuencia exige a los
británicos que les devuelvan el Peñón de Gibraltar, que es también un
recordatorio del pasado colonialista de muchos de los países que hoy integran la
Unión Europea.
Entre Ceuta y Gibraltar
Y es precisamente a esa rica Europa, ahora convertida
en una suma metafórica y real de todas esas fortalezas que sus miembros fueron
regando por el Mediterráneo y el Atlántico, a donde miles de personas de toda
África y de otras partes del mundo quieren emigrar.
Hace pocas semanas, tuve la oportunidad de navegar en
un velero holandés por el estrecho de Gibraltar.
Todavía no conocía "Máter España" de Sabina, pero una
larga noche, después de zarpar de Ceuta, otra canción, "Clandestino" de Manu
Chao, no se me borraba de la mente.
"Pa' una ciudad del norte / yo me fui a trabajar / mi
vida la dejé entre Ceuta y Gibraltar / soy una raya en el mar / fantasma en la
ciudad / mi vida va prohibida / dice la autoridad".
La noche antes de que nuestro barco regresara a
Europa, un joven marroquí nadó hasta él en Al Hoceima, a pocos pasos del peñón
español de Alhucemas, y se fue de polizón.
Alguien de la tripulación lo descubrió en alta mar y
el capitán tuvo que regresar a Tánger para entregarlo a las autoridades
marroquíes.
Tal vez ahora, si lo dejaron libre, esté intentando
entrar a la fortaleza europea por Ceuta o Melilla.
Fuente: www.bbcmundo.com
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