la dosis suficiente
de vesania. Para legar a ese nivel, hay que haber acumulado altas sumas de
desprecio por la vida.
En Puerto Rico, Durante el “contacto técnico”
del FBI con la morada de Filiberto, una bala disparada por un
francotirador le perforo su cuerpo, la autopsia indica que le dejaron
desangrar. Los tecnicismos andan sobrando para que la rabia y la
indignación habiten los rincones de lo que nos queda de alma en los
dominios de la dignidad.
Ningún crimen se ejecuta por valor. Es el
miedo quien gobierna los laberintos y litorales del crimen. Para ser
criminal los valores se ponen escasos, allí donde sobran los miedos que
saludan las complicidades.
Dice el refrán popular que “ quien tiene
boca, no manda a soplar” y diría uno de ingenuo… que quien tiene miedo no
manda a matar. Pero no es así, la acumulación originaria de miedos, anda
pareja a la acumulación de capitales. Juntas descorchan las botellas
después de pagar la nomina de quienes ejecutan la ignominia.
Los
intercambios de disparos son costumbre en América latina. Siempre muere un
ciudadano que no es el policía. El FMI y el banco mundial insisten en que
son producto del atraso, la falta de recursos y equipos de las policías.
Los EUA y otras naciones cooperan, también venden armas y equipos desde
hace décadas, para que los avances tecnológicos lleguen a nuestras
policías. En este intercambio de disparos no actuó la policía guatemalteca
o dominicana. Solo estaba el FBI. Se adelantaron al atraso.
Cuando
Filiberto fue ultimado, hacía una semana que su morada estaba sitiada,
según el FBI, hubo un contacto técnico, mediante el cual Filiberto resultó
herido. Dejarlo desangrar, no trasladarlo en de las veloces unidades de “
Rescate 911 “ de las películas, solo evidencia un detalle: A la hora del
crimen los avances tecnológicos tienen su límite… La modernidad dice Chapó
ante la barbarie.
Todos los 24 de septiembre, el pueblo
puertorriqueño celebra el Grito de Lares, ayer la ejemplar tradición
independentista de Filiberto y en el, la del pueblo puertorriqueño sufrió
un golpe mas. Fue la forma de cobrarnos la otra deuda, la que tenemos con
la historia, la de reeditar todos los Gritos de Lares del continente, los
50 estados incluidos.
Eliminar a Filiberto esa tarde no va a
impedir que la vocación de libertad boricua, caribeña y latinoamericana se
diluya. Si fue para amedrentar, peor. El Grito de Lares tiene la estatura
de los atardeceres y, el ultimo suspiro de Filiberto Ojeda fue una
sinfonía de plenas y sones para bailar las lunas llenas que vendrán a
cobijar las rondas y bombas, el día que la ignominia sea un capitulo de
los recuerdos.
Filberto Ojeda, boricua, sobrino ideológico de
Betánces y de Hostos. Culpable de trasladar fuera de los bancos unos fajos
de dólares, para financiar sueños libertarios. Culpable de desprenderse un
grillete electrónico. Culpable de portar de manera ilegal, sueños en la
isla de Agueybaná. Culpable de amar y luchar por la libertad de su prójimo
más cercano: el pueblo puertorriqueño
Las papeletas de dinero no
traen impresos los códigos de procedencia que indiquen si es sucio o
limpio. Los fajos de billetes desviados por los macheteros, al margen de
su procedencia, la cual no fue ventilada durante el juicio, solo cambiaron
de destino, ese fue el pecado.
Para los dueños del capital el
dinero nace crece y se multiplica para Villas, sobornos, yates de lujo:
Con el se pueden pagar operaciones dudosas de petróleo por alimentos en
Africa. El dinero es para pasar el rato en los casinos, platita para
comprar pezones y pubis de menores a quienes les sobra belleza y les falta
pan; pero mire usted, eso de dinero para financiar sueños de libertad no
esta en los libros.
La libertad y la dignidad de los pueblos
siempre se han abastecido de la voluntad de hombres y mujeres que no le
dan ningún valor al dinero. Hasta ahí estaría bien, y la historia es mas
bonita; el miedo llega cuando la voluntad y la dignidad encuentran dinero
para apoyar las luchas de pueblos que quieren ser libres. Puerto Rico
libre también, ese sigue siendo el pecado.
El desvío de recursos y
el retraso en la llegada del dinero es parte de las normas, uso y
costumbres generalmente aceptadas por el capital. Parte del salario se
desvía hacia la posvalía, parte de los impuestos se desvían a las
ganancias, parte de los capitales a reinvertir se retrasan hasta etapas de
menor riesgo, parte de lo que hay que dedicar para el medio ambiente
afectado, se desvía lejos de las esposas para cruceros y apartamentos de
amantes y, así por el estilo…
En Republica Dominicana, 3 bancos
tienen la plata de la seguridad social que aun no comienza. A ninguno se
le puso un grillete electrónico que nos indique: Cómo está el dinero,
dónde duerme, quién come con el, con qué chica sale y sobre todo… en qué
ducha se lava.
Cualquier mañana común y corriente en Londres, tres
tecnócratas reunidos en comisión toman una decisión que traslada recursos
de un capitulo a otro y empobrecen 20 millones de personas en Africa, 30
en Asía y los demás en América latina.
Para lograr el voto de una
simple reforma fiscal, que nos lleva de las manos lo poco que nos queda y
manda a lo imposible lo soñado, cualquier parlamento consume decenas de
camioncitos de la West Fargo. Ningún juez ordena grilletes electrónicos,
para por lo menos divertirnos al saber, dónde y cuándo reciben los
ilustres parlamentarios las prestaciones por haber aprobado esas reformas.
Tan solo reteniendo fondos por razones técnicas para la lucha
contra el VIH Sida, por cada día de retraso, millones de dólares no llegan
a su destino, garantizando la muerte sin defensa previa de cientos de
seres humanos en todo el planeta.
Si se retrasa hasta octubre el
camioncito con los fondos para la ayuda alimentaría a Africa, la hambruna
esta garantizada hasta la próxima primavera. Los muerto no caben en los
camioncitos que transportan valores a los bancos.
Los fondos para
financiar las guerras no se pueden calificar como desvió, siempre están en
los presupuestos, tampoco se le puede aducir retraso, llegan a tiempo;
mucho menos mal uso, sus auditorias en mas bandidos-inocentes muertos que
protagonistas, son claras y precisas.
Las licitaciones para
reconstruir lo destruido son limpias y equitativas. Los concursos los
ganan los ganadores. En esto de guerras no hay uso doloso de recursos,
dolorosos son los resultados para quienes les queda sensibilidad
humana.
Al quitarse el grillete, Filiberto Ojeda retraso sin fecha
fija la continuación del proceso que se le seguía y desvió su atención a
otras tareas de la existencia, acogiéndose a las normas, usos y costumbres
generalmente aceptadas, de que a los seres humanos nos encanta,
disfrutamos y tenemos derecho a la libertad. Sino la del capital, por lo
pronto la del espíritu.
Por qué temerle a esta altura de su vida.
Por qué matarlo. Por qué, a un hombre con 72 años a cuesta, a un luchador
por la vida plena que vivía gracias a un marcapasos. Por qué eliminar a un
ser que de tanto andar sembrando de ideas las tierras de borinquen, ya se
le dificultaba caminar.
Por qué el FBI no tenía ese mismo
francotirador en Londres, el día del contacto técnico con la morada de
Pinochet. Quién le ha puesto un grillete a Sharon porque desvió fondos y
camioncitos con tropas a los refugios de Sabra y Chatila. Sin dejar de
hacer constar la atenuante, de que él, se aseguró el honor de dirigir las
operaciones.
A nadie se le ocurre eliminar, con francotiradores
incluidos, a los banqueros, políticos y tecnócratas que desvían fondos,
quiebran bancos, países y empresas, que de paso y solo de paso, quiebran
por décadas las esperanzas de educación, salud, vivienda y desarrollo de
millones de seres humanos.
El buen cristiano practica el perdón,
el capital y el departamento de estado no.
Filiberto nació en la
década del centenario de Hostos. Creció durante el periodo en que los
dictadores, amparados por el departamento de estado, cercaban países como
si fueran fincas. Caribeño neto, entre bombas y plenas, sus manos no
encontraron el caracol de los aborígenes y se hizo su aliento a la
trompeta. En la sonora ponceña queda un atril con las partituras de la
dignidad que el pueblo puertorriqueño canta en cada estación. No dejó la
música, apenas su corazón latió en Vieques, se fue con el Coquí a cantar
las identidades de la esperanza.
Filiberto Ojeda, boricua,
caribeño… Machetero como el Coquí. Si te encuentras con Maelo no luches
más, desenvaina tu trompeta y echa al aire las notas que solo este mar
caribe sabe danzar hasta la
eternidad. |