NCeHu 1128/05
El "pantano" y la "cartografía" imperialista
Irak ÷ 3 = ?
¿Debe dividirse a Irak en tres Estados?
Ésa es una de las ideas que han estado circulando y que
ahora cobra importancia al discutirse el borrador de la constitución del futuro
Irak. Sus seguidores son tan acérrimos como sus detractores.
Desde antes de la guerra ya se discutía la posibilidad de un Irak federal,
inspirada en parte por la experiencia de los kurdos en el norte del país que,
bajo la protección de los estadounidenses y británicos, gozaron de autonomía
desde el fin de la Guerra del Golfo.
En 2003 la discusión se avivó cuando Leslie
Gelb, un veterano periodista de Washington y académico que es
presidente emérito del prestigioso Consejo de Relaciones Internacionales,
articuló la idea y la publicó en una columna en el diario New York Times.
Debido a que durante las décadas de los 60 y 70 Gelb fue un alto funcionario
de los departamentos de Estado y Defensa de Estados Unidos, algunos se
preguntaron si su intención fue poner a prueba la idea para que el gobierno
puedan medir la reacción sin comprometerse.
¿De qué se trata?
Según escribió Gelb en un artículo para el New York Times a finales de
noviembre, la única estrategia viable para solucionar la situación en Irak es
separar al país en tres Estados, de manera que responda a las divisiones étnicas
y religiosas.
De esa manera, los kurdos tendrían un Estado en el norte, los sunitas en el
centro y los chiitas en el sur, corrigiendo -arguye- un "defecto
histórico" de un Irak que fue creado sin tener en cuenta las
diferencias entre las comunidades.
Lo que anticipaba Gelb es que Estados Unidos podría retirarse del
inseguro triángulo sunita y concentrar sus tropas y dinero en las áreas kurdas y
chiitas.
Así, los "problemáticos y dominantes sunitas, sin petróleo ni sus
divisas, (tendrán que) moderar su ambiciones o sufrir las
consecuencias".
Los vecinos
Gelb explicó que sucesivos gobiernos estadounidenses habían preferido la idea
de un Irak unido por temor a que los vecinos -Turquía, Siria e Irán- pudieran
causar una guerra regional.
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Tres
pasos
Las regiones del norte y el sur se
autogobernarán y recibirán millones de dólares a cambio de
democracia, elecciones, protección a las mujeres, minorías y los medios;
Reducir la presencia militar de EE.UU. en el triángulo
sunita y solicitarle a la ONU que supervise la transición al
autogobierno (las tropas de EE.UU. se quedarían en las
fronteras para ayudar a los kurdos y los chiitas en caso de insurgencia
sunita);
Lograr la aprobación regional y garantías de
seguridad
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Sin embargo arguye que eso no ocurriría: Turquía ha vivido con la realidad de
una región autónoma kurda por más de una década y es poco probable que una
autonomía chiita se decante por una teocracia de estilo iraní.
Lo que no estaba claro en la propuesta es si las tres regiones se
convertirían en Estados independientes (como ocurrió en la antigua Yugoslavia) o
si serían tres áreas autónomas de una confederación.
"La idea general es darle más fuerza a los kurdos y chiitas y
debilitar a los sunitas y, luego, esperar a ver si se dejan las autonomías o se
impulsa la idea de un Estado", señaló.
Fuertes reacciones
Los comentarios de Gelb sucitaron un furioso debate entre analistas y
conocedores. La mayoría rechazó la propuesta, arguyendo que podría llevar una
guerra civil y un "baño de sangre".
Pero otros la defenieron. Simon
Jenkins, columnista del diario británico Times, tras
visitar Irak escribió que "se necesita algo nuevo. Irak sólo se ha
podido mantener junto por medio de la fuerza bruta. Washington está aceptando a
regañadientes que no es probable que eso cambie".
Respecto al que supone fue el plan del ex administrador civil de EE.UU. en
Irak, Paul Bremer -encontrar un
"hombre fuerte" en la comunidad chiita que pueda integrar a la minoría sunita y
a los kurdos-, Jenkins sugirió que era inherentemente inestable: los sunitas se
han convertido en un movimiento masivo de resistencia sin empleo ni petróleo y
los kurdos no quieren renunciar a su autonomía.
La opinión la compartía el profesor de ciencias políticas de la Universidad Hebrea de Jerusalén,
Shlomo Avinieri, quien señaló
que "Irak es una estructura política artificial, establecida por los
soñadores imperiales británicos en los años 20. Pegaron tres provincias otomanas
muy diferenciadas pero la construcción nunca funcionó".
Avinieri alegó que "se le debe dar una oportunidad a los iraquíes, si
no como un país unificado, por lo menos como tres entidades... ésa quizás es la
única alternativa al actual sangriento caos", visión que reforzó
Gareth Stansfield, experto en
el tema de la Universidad de
Exeter, Inglaterra, quien piensa que tal opción es la única que
evitaría una guerra civil.
"Peligrosa"
Pero es precisamente una guerra civil lo que temen algunos de los que oponen
a la idea.
Raghida Dergham, el
corresponsal diplomático del diario pan-árabe Al-Hayad, consideró que no sólo la propuesta
era peligrosa "pues siembra las semillas de la agitación política y las
guerras sectarias", sino que la forma en que se estaba
discutiendo "es peligrosa porque se atreve a promover eso sin titubear y
de tal manera que ninguno de los vecinos de Irak se atreverá a retarla o
bloquearla".
La analista del Medio Oriente y autora de libros sobre la región
Helena Cobban apuntó en primer
lugar que "Estados Unidos no tiene el derecho de dividir a Irak en
tres", y en segundo que "el potencial de los sunitas de 'causar
problemas' (en las palabras de Gelb) podría traducirse en la
limpieza étnica de los chiitas o kurdos que queden en su 'sección'".
Juan Cole, experto en los
chiitas iraquíes de la Universidad de Michigan, EE.UU., opinó
que la idea era "francamente peligrosa" y que
dividir a Irak sería "inaceptable para sus vecinos". Agregó que
no sabía de ninguna "fuerza política o social en Irak que quiera que el
país sea dividido. Aunque los kurdos quieren un federalismo relajado, saben que
la independencia provocaría una intervención turca. Además, el triángulo sunita
sencillamente no es un Estado viable".
David Mark,
vicepresidente de la Asociación del Medio Oriente y ex funcionario del
Departamento de Estado de EE.UU., tampoco le vio el mérito a la idea pues, según
dijo, "la creación de tres Estados de Irak no sería práctica para la
gente de ese país y contravendría los intereses de Estados Unidos tanto en Irak
como en la región".
Para Mark, "el Estado que los británicos, la dinastía Hachemita y
varios líderes políticos iraquíes formaron a principios del siglo XX no era tan
artificial como algunos alegan. Fue un esfuerzo por recrear una nación centrada
en Mesopotamia que se había tejido durante miles de años".
Marc señaló que a pesar de los golpes, Irak "no se ha roto";
de hecho, se mantiene unido gracias a una "compleja red de intereses,
relaciones personales e historia compartida... Los historiadores del siglo XXI y
la población iraquí juzgará a EE.UU. y a la comunidad internacional
negativamente si alentáramos el desmembramiento de una unidad que se ha
desarrollado a pesar de los traumas".
Fuente: www.BBCMundo.com ,
22/8/05.