NCeHu
1467/04
Un New Deal mundial
Francisco Morote
Costa
Este breve artículo parte de un convencimiento profundo:
para resolver los indisimulables problemas de la desigualdad creciente entre los
ricos y los pobres del Primer Mundo y del Tercer Mundo, y de los propios ricos y
pobres de cada una de las dos mitades del indisociable mundo capitalista
globalizado, sería preciso, como mínimo, poner en marcha un New Deal ( Nuevo
Reparto ) mundial. Es decir, una política económica internacional y estatal que
redistribuyese la renta, corrigiendo la tendencia capitalista neoliberal de
favorecer el enriquecimiento de las naciones y de las clases ya de por sí ricas,
y de empobrecer a las naciones y a las clases, a su pesar, más pobres. La
pertinencia de este New Deal ( Nuevo Reparto ) es indiscutible. A no ser, claro,
que se pretenda seguir indefinidamente la inercia del camino iniciado mucho
antes del Consenso de Washington, pero resueltamente emprendido a partir de él,
que lo único que ha logrado – como prácticamente todos los informes de
organismos internacionales y privados independientes coinciden en señalar (1) -,
ha sido el ensanchamiento de la brecha que separa el mundo cada vez más
despilfarrador de los ricos, del mundo cada vez más inasumible de los
pobres.
¿ Cómo sería este
New Deal o Nuevo Reparto?
Al igual que
sucedió con el New Deal original, con el que el presidente estadounidense
Roosevelt trató de hacer frente a las consecuencias de la terrible crisis
liberal de 1929, este Nuevo Reparto expresaría una decidida voluntad política de
intervenir, de intervenir sí, desde las instancias políticas, ahora
internacionales, pero también estatales, con el propósito deliberado de
reequilibrar la balanza, dramáticamente desnivelada, entre los ricos y los
pobres de la tierra.
Por supuesto, el
primer paso consistiría en abandonar el pensamiento único neoliberal, que
durante cerca de tres décadas ha inspirado las injustas políticas económicas del
Fondo Monetario Internacional, del Banco Mundial, de la Organización Mundial del
Comercio más recientemente, del Grupo de los 7 y de los 8, de los partidos y
gobiernos de derechas de todo el mundo, y ¡ oh sonrojo! de los partidos y
gobiernos de cierta izquierda. Esas políticas, está comprobado, no corrigen,
sino que acentúan las disparidades entre ricos y pobres. Es un problema
estructural, que sólo cabe enmendar políticamente. Por consiguiente, sería
preciso que los organismos internacionales, empezando por la Organización de las
Naciones Unidas, tras una profunda reforma democrática, comenzasen a actuar como
un embrión de gobierno mundial, que sin negar el papel indispensable del
mercado, se opusiera a su poder tiránico y a sus pretendidas leyes naturales. El
mundo no es una mercancía, como reza uno de los lemas altermundistas. Los
poderes públicos no pueden declinar sus responsabilidades en la prestación de
servicios públicos indispensables para la cohesión social, como la sanidad, la
educación y otras prestaciones sociales fundamentales. Ni pueden seguir cerrando
los ojos a la externalización de los costes de las empresas, que suponen un
atentado permanente a un medio ambiente cada vez más
deteriorado.
Hace falta,
además, un rearme ideológico y un reagrupamiento de las fuerzas sociales que
representan el interés de la mayoría de la humanidad. La exigencia de
democracia, y de más democracia y la voluntad de no abandonar fácilmente ese
camino, como vía para lograr un futuro más justo para las clases trabajadoras,
para las clases populares y hasta para las amenazadas clases medias, debería ser
el propósito de todos los que tienen
responsabilidad en la tarea de proponer alternativas al improrrogable desorden
mundial reinante.
Cerca de tres mil
millones de personas, casi el 50% de la población mundial, viven con menos de
dos dólares diarios.
Mil doscientos
millones, el 20% de la población mundial, sobreviven en condiciones de pobreza
extrema.
Cada año mueren de
hambre y enfermedades curables decenas de millones de
personas.
Esto no puede
seguir así. Hace falta un New Deal global.
(1) Discurso de clausura, del entonces Secretario General de las
Naciones Unidas, Butros-Gali, en la Cumbre Mundial sobre Desarrollo Social de
las Naciones Unidas de 1995, en Copenhague.
Informes sobre Desarrollo Humano desde 1998 en adelante del
Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo.
Declaración de Säo
Paulo de octubre de 2003, XXII Congreso de la Internacional
Socialista.
Anuario “ Vital
signs 2003” del Worldwatch Institute, entre otros.