Era inevitable, seguramente: una vez que los bancos llegaron a la
conclusión de que el petróleo era la apuesta más rentable, empezaron a competir
por establecer mesas de negociación para sacar provecho al alza en los
precios.
Pero mientras los bancos globales se apresuran a rentabilizar el
auge del crudo, algunos se preguntan si no hay ya demasiados protagonistas, algo
que podría desencadenar una crisis en el futuro.
Esta fiebre del oro negro forma parte de una tendencia más amplia
en la que todo tipo de inversionistas, desde los fondos de cobertura hasta
fondos de pensiones, buscan capitalizar el auge petrolero. El volumen adicional
de negociación ha contribuido a elevar los precios y ha inyectado una mayor
volatilidad en el mercado.
Varios recién llegados a la mesa de juego petrolera, como el
alemán Dresdner Bank AG y el holandés ABN Amro Bank NV, están tratando de abrise
paso en un segmento dominado por poderosas firmas de Wall Street como Goldman
Sachs Group Inc. y Morgan Stanley.
J.P. Morgan Chase & Co., que hace sólo un año tenía 10
corredores y vendedores de energía, dice que ha ampliado su operación a 30 y
quiere, en el futuro, convertirse en uno de los principales protagonistas.
La fiebre ha dado origen a una búsqueda frenética de expertos en
el sector energético. La semana pasada, ABN Amro contrató a cinco corredores y
vendedores, incluyendo a dos de su rival BNP Paribas, de Francia.
Este mes, Dresdner Kleinwort Wasserstein, la rama de inversión de
Dresdner Bank, de Allianz AG, contrató a dos operadores después de que John
Browning, que llevaba 14 años con la firma y dirigía las operaciones de bienes
básicos que cotizan en bolsa, fuera contratado, a su vez, por Barclays Capital,
el banco de inversión de Barclays PLC.
Esta última entidad, una de las más enérgics entre la nueva clase
de negociadores de petróleo, planea disponer de más de 100 corredores y
vendedores para fines de año, en comparación con los 50 que tenía hace tres
años, dice Benoît de Vitry, jefe de bienes básicos de Barclays Capital en
Londres. "Estamos reclutando", dice de Vitry.
Algunos de los observadores más veteranos de Wall Street
contemplan esta tendencia con escepticismo. El petróleo y otros bienes básicos
son negocios a los que ya han entrado los bancos en otras ocasiones, para luego
salir una vez que los mercados empiezan a caer.
Por ejemplo, J.P. Morgan Chase está ampliando ahora sus
operaciones de negociación de bienes básicos después de reducirlas en 1999.
Merrill Lynch & Co., que ha salido y entrado varias veces del sector, está
publicitando su regreso. Su director general de finanzas dijo en julio que los
bienes básicos eran "la pieza que faltaba al rompecabezas" y que quería "llenar
ese espacio".
"Preferiría que los bancos menos comprometidos devolvieran el
dinero a los accionistas", dice Matthew Czepliewicz, analista de banca global de
HSBC Holdings PLC en Londres.
Jim Rogers, inversionista independiente y ex socio del financiero
George Soros, afirma que la fiebre de negociación petrolera le trae a la mente
el auge tecnológico que ocurrió a fines de los 90. Los bancos se están
apresurando al sector de los bienes básicos, dice, "al igual que todos se
lanzaron en masa al negocio de las puntocom" en los 90.
Pero esta expansión no es barata. Los gerentes de bienes básicos
estiman que un buen operador con cinco años de experiencia cuesta alrededor de
US$600.000 al año.
Y el precio de una plaza en la Nymex, el mayor mercado de crudo,
se ha disparado hasta superar la de la Bolsa de Valores de Nueva York.
Czepliewics, de HSBC, dice que siempre existe la tendencia de
"ingresar después de las ganancias fáciles ya han ocurrido".
Por supuesto, la negociación acarrea grandes riesgos. Bank of
America Corp. perdió en Asia alrededor de US$80 millones negociando combustibles
para aviones en marzo de 2003 después de que el brote del Síndrome Respiratorio
Agudo Severo provocó un derrumbe en la demanda. La pérdida fue un "incidente
único", afirma una vocera del banco, quien agrega que el Bank of America gasta
ahora más dinero en la gestión de riesgos para su negocio de bienes básicos de
lo que había hecho en los últimos tres a cinco años.
"Los bienes básicos son muy volátiles", dice Kerim Derhalli, jefe
global de bienes básicos para Deutsche Bank en Londres. "Eso los vuelve más
arriesgados que cualquier otra clase de activos que los bancos están
acostumbrados a negociar".
Pocos bancos revelan los detalles de sus operaciones de bienes
básicos, pero Brad Hintz, analista de valores de Sanford Bernstein cuya sede
está en Nueva York, estima que los ingresos anuales de Morgan Stanley
provenientes de la negociación de bienes básicos son de US$1.400 millones y los
de Goldman Sachs son de US$1.300 millones.
Los competidores calculan que Barclays se embolsará US$300
millones este año, mientras que Deutsche Bank se llevará alrededor de US$200
millones. Las firmas no quisieron hacer declaraciones acerca de sus
ingresos.
Fuente : www.wsj/Americas.com
, 25 de agosto de
2004.