NCeHu 1310/04
Desarrollo y seguridad, binomio indisoluble
Rubens Ricupero
GINEBRA (IPS).- Si las actuales tendencias
persisten, la pobreza extrema en los países menos desarrollados (PMD) lejos de
ser erradicada se expandirá, y de 334 millones de personas que la sufrían en
2000 pasarán a ser 471 millones en 2015. Este es uno de los hallazgos del
Informe 2004 sobre PMD de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y
Desarrollo (Unctad).
No sólo fracasarán los PMD en alcanzar las Metas de Desarrollo del Milenio, o
sea, la reducción a la mitad de la cantidad de personas que viven con menos de
un dólar diario para el año 2015, sino también es probable que fallen en lograr
los otros objetivos fijados en la Cumbre del Milenio de la ONU, efectuada en
septiembre de 2000. Tales metas van desde reducir la mortalidad infantil en dos
tercios, dar más facultades a las mujeres y asegurar la sostenibilidad ambiental
para conseguir progresos significativos en la lucha contra el HIV/Sida, la
malaria y otras enfermedades, todo ello para 2015.
Desafortunadamente, las perspectivas de éxito son desconsoladoras: sólo once
de los cincuenta PMD están en vías de reducir en dos tercios la tasa de
mortalidad de los menores de cinco años; sólo once podrán bajar a la mitad el
porcentaje de población que sufre hambre y apenas siete están en camino de
reducir a la mitad la proporción de personas sin acceso a agua potable.
Dados sus muy bajos ingresos y tasas de ahorro, no hay modo de que los PMD
puedan salir de la pobreza por ellos mismos si dependen únicamente de los
recursos domésticos. Después del consumo de subsistencia, lo que queda por
persona es una miserable cantidad de 15 centavos de dólar diarios por persona
para gastar en la formación privada de capital, inversiones públicas y el
suministro de servicios tan vitales como los de la enseñanza, la ley, el orden y
la salud pública.
Tampoco ha mejorado lo suficiente el panorama de la deuda. Mientras que la
mayoría de los desembolsos de la ayuda vienen ahora en forma de donaciones, los
préstamos han estado creciendo en un 27% anual.
El comercio, en cambio, brilló. Las mercaderías exportadas por los PMD
alcanzaron un nuevo tope de 37.800 millones de dólares en 2002, o sea, 26.100
millones más que cuatro años antes.
Pero, de nuevo, las ganancias provenientes de las exportaciones fueron
manifiestamente desiguales. Durante el período 2000-2002, el 56% de las
mercaderías exportadas por los PMD se originó sólo en cinco de esos países: los
cuatro que son importantes exportadores de petróleo, más Bangladesh.
A fin de producir un resultado más equilibrado y de erradicar la pobreza en
los PMD, es necesaria una política más dinámica, construida sobre tres pilares.
El primero es una estrategia para el desarrollo capaz no sólo de hacer que el
comercio sea el aporte principal en la reducción de la pobreza, sino también en
conseguir que tanto el comercio como el desarrollo sean orientados
fundamentalmente a formar parte del esfuerzo para la erradicación de la pobreza.
El segundo pilar es el mejoramiento del régimen comercial internacional,
incluyendo asuntos que están más allá del campo de acción de la Organización
Mundial del Comercio (OMC). Entre esos asuntos, la dependencia de las materias
primas y su vinculación con la pobreza extrema merecen una atención especial,
con estas tres prioridades: la rápida eliminación por etapas del proteccionismo
a la agricultura en los países industrializados, que tanto afectan a los PMD;
iniciativas para asegurar una mayor transparencia internacional en los ingresos
derivados del petróleo, el gas y la explotación de los minerales, y medidas para
reducir la vulnerabilidad ante los altibajos de los precios de las materias
primas, incluyendo la vinculación entre los pagos de la deuda con los precios de
las materias primas.
Es importante reconocer que no hay justificación alguna para el pesimismo en
relación con el desarrollo en los PMD. Entre 2000 y 2002, los más pobres de los
países pobres registraron una tasa promedio de crecimiento anual del PBI de casi
un 5%, alrededor de un 1% más que el resto de las economías en desarrollo. Esto
muestra claramente que en los PMD el desarrollo no sólo puede ser alcanzado sino
también acelerado, con la condición de que los recursos sean movilizados y
canalizados para usos productivos con las estrategias correctas. Esto requiere
un nuevo enfoque internacional en el cual le sea otorgado a la solidaridad el
mismo valor que a nuestras aspiraciones de paz.
Como enfrentamos nuevas amenazas a la paz y a la seguridad, no debemos
olvidar que tales peligros surgen de Estados fracasados con economías
regresivas, por ejemplo, Afganistán. Sería infructuoso responder a las amenazas
sin hacer frente a las fuentes de resentimiento que las alimentan. La falta de
coherencia en el sistema global en esta área es alarmante. Es indispensable
ensanchar la puerta que lleva al desarrollo y eliminar los prejuicios, los
desequilibrios y las distorsiones que hacen que la senda hacia el desarrollo sea
demasiado empinada para que los débiles asciendan por ella.
El autor es el secretario general de la
Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (Unctad).
Fuente: diario La Nación, de Buenos Aires, Argentina;
20 de agosto de 2004.