Chile aparece como la sexta economía de América
Latina, según el Fondo Monetario Internacional (FMI), mientras la Comisión
Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) lo presenta como el único país
regional donde el ingreso per cápita creció 3% entre 1980 y 2002, una gran
propaganda para el modelo económico neoconservador que impera desde la dictadura
militar. Los indicadores macroeconómicos ocultan que el crecimiento camina de la
mano con altas tasas de desempleo, en una economía de bajos salarios -como el
modelo chino- que exporta recursos naturales sin valor agregado y sin generar
nuevas fuentes de trabajo ni tampoco un bienestar notorio para toda la
sociedad.
La clase media apenas guarda las apariencia a costa de un
elevado endeudamiento por créditos de consumo proveídos por una abundante oferta
de dinero del sector financiero-comercial, pero las clases trabajadoras deben
resignarse a una baja escala de salarios y más de un 10% constante de desempleo
endémico integrado al modelo. Los negocios en Chile mejoraron para la clase
exportadora con la apertura comercial del Tratado de Libre Comercio (Tlc) con
Estados Unidos, que es una suerte de atadura con el destino económico del país
del norte.
Colapso ad
portas
La economía de EE.UU. se encuentra al borde de un
colapso que sobrevendría en 2005, sea cuál fuere el próximo gobierno, afirma el
periodista económico F. William Engdhal, autor de "A Century of War
Anglo-American Oil Politics and the New World Order" (1992)1. El autor piensa
que la confirmación otorgada en julio por el Senado al inédito quinto mandato de
Alan Greenspan, de 78 años, al frente de la Reserva Federal o Banco Central
(Fed, por su sigla en inglés), subraya más la vulnerabilidad del edificio
financiero global que los méritos del banquero.
La economía de EE.UU. es
el hilo conductor del crecimiento, no sólo de Chile. Aparentemente, el
crecimiento mundial está revirtiendo el declive que afectó al 60% del mercado
bursátil en 2000-2001, cree Engdhal, mientras la Reserva Federal dice estar
confiada en que la economía estadounidense tomará un camino seguro desde que
elevó la tasa de interés en junio desde el 1% -visto antes sólo en 1958- al
actual 1,25%, prometiendo niveles "neutros" de 3,5% a 4,5% para el futuro
cercano.
En todo el mundo se verifica una expansión de las exportaciones,
en particular de las destinadas a EE.UU., desde Brasil a México y Corea del Sur.
El crecimiento de China es tan explosivo que su gobierno esta preocupado por un
súper-recalentamiento. En Europa, el Reino Unido está expandiéndose a la
velocidad más rápida de los últimos 15 años, en tanto Francia espera un
crecimiento del Pib de 2,5%, mientras Alemania habla de auge de las
exportaciones.
Para Engdhal, este cuadro optimista está basado en un
dólar bajo y un crédito barato, sin precedentes, estimulado por Greenspan y la
Administración Bush. "Su único objetivo a corto plazo ha sido mantener la
economía estadounidense lo suficientemente fuerte como para asegurar la
reelección de Bush en noviembre", escribió el periodista. La esperanza es que
Greenspan sea capaz de mantener el crecimiento hasta las elecciones a costa de
"una combinación de tasas de interés de los más bajos niveles históricos, apenas
vistas en tiempos de guerra o de depresión, y a través del estímulo de la
economía con un récord de gasto público deficitario, emitiendo títulos para
financiar el presupuesto".
"En consecuencia, el mundo fue inundado con
dólares baratos", escribió Engdhal. Pero tanto esfuerzo insostenible tocará
fondo en algún momento de 2005, después de las elecciones, sin importar quien
resulte elegido. La última orgía de crédito de Greenspan, "dada la escala de
impresión de billetes por parte de la Fed y del Tesoro desde 2001", dará lugar a
una inevitable "corrección" de gran impacto en todo el sistema financiero y
económico global", vaticinó el especialista.
Hay economistas que temen
una nueva Gran Depresión como en la década de 1930, arrastrada por la
dependencia mundial del crédito barato en dólares estadounidenses.
"Cuando
las tasas de interés estadounidenses sean finalmente forzadas a subir, Europa,
Asia y toda la economía global será fustigada por choques dramáticos, de forma
diferente a cualquier cosa jamás vista desde los años 30", dijo. Las deudas que
hoy parecen manejables se tornarán de súbito impagables, cuando proliferen los
incumplimientos (defaults) y las bancarrotas tal como ocurrió tras el colapso
del Creditanstalt en 1931, vaticinó Engdhal.
Burbuja
económica interna
Engdhal destruyó el mito oficial
estadounidense de que en noviembre de 2001 concluyó la recesión de 2000-2001,
dos meses después del 11 de septiembre, y que desde entonces existe una
"recuperación". La realidad es distinta y menos positiva, aseguró. "Utilizando
un récord de tasas bajas de interés, la Fed condujo a las familias
estadounidenses a un endeudamiento también récord, creando una 'recuperación
virtual' financiada por cuantiosas nuevas deudas de los consumidores. Nunca
antes hubo una recuperación en que aumentaran los niveles de endeudamiento, sino
al contrario", precisó el autor.
El sueño de la casa propia generó un
récord de empréstitos fomentados por las tasas de interés más bajas de los
últimos 43 años. Greenspan pregonó que la economía recibiría un impulso porque
las familias compran casas y con esa inversión, generan empleo en la
construcción, demandan mobiliario, necesitan electricistas, ingenieros, en fin,
la economía crece. La baja sin precedentes de las tasas hizo fácil el crédito
bancario, con la propia casa como garantía del empréstito, un fenómeno que se
reprodujo en todas las economías dependientes, incluido Chile.
El
endeudamiento permitió a las familias estadounidenses renovar los muebles de sus
casas, adquirir automóviles y numerosos otros bienes de consumo. En 2003 los
bancos aprobaron un récord de 324 mil millones de dólares en préstamos para casa
propia, con un tope de un millón de millones de dólares para créditos
hipotecarios. "Todo este consumo creó la ilusión de una recuperación de la
economía", concluyó el autor, "pero debajo de la alfombra se acumuló un fardo de
nuevas deudas".
"Desde 1997, la deuda total de los hogares
estadounidenses hipotecados creció en 94%, llegando a la colosal suma de 7,4
millones de millones de dólares, una deuda de 120 mil dólares por una de cada
cuatro familias", advirtió. Los préstamos bancarios para comprar viviendas
ascendieron 200% desde 1997, para alcanzar a 2,4 millones de millones. El precio
promedio de una casa estadounidense aumentó en 50% desde 1998. Sólo en 2003 se
otorgó el récord de un millón de millones en nuevos créditos hipotecarios. En
2002 estas hipotecas totalizaron 202 mil millones dólares, la quinta
parte.
Especulación
inmobiliaria
El encarecimiento de la habitación causa
alarma en EE.UU. Cualquier apartamento de Manhattan vale hoy más de un millón de
dólares. En Boston los precios aumentaron 64% en cinco años. En California
también están en ascenso. En promedio, la vivienda estadounidense aumentó 50% en
seis años, un encarecimiento sin precedentes que Engdhal atribuye al crédito
fácil jineteado por Greemspan. En los últimos siete años el precio de la
vivienda estadounidense aumentó en el papel en 7 millones de millones de
dólares, para un total de 15 millones de millones, el volumen más alto de la
historia.
El problema es tan obvio y peligroso que Greenspan fue forzado
a negar que exista una "burbuja inmobiliaria", del mismo modo que en 2000 negó
la "burbuja punto.com" del mercado bursátil. Pero fue precisamente esa crisis la
que originó la reducción de las tasas de interés. La "burbuja punto.com" fue
transformada en la "burbuja inmobiliaria", mayor y más amenazante. "Las familias
fueron convencidas de invertir sus pensiones en viviendas en vez de comprar
acciones para asegurar su jubilación", dijo Engdhal.
El aumento de los
precios fue detonado por las bajas tasas de interés y por el ansia "generosa" de
los bancos en prestar. Existen dos agencias gubernamentales, la Federal National
Mortgage Association -conocida como FannieMae- y la Government National Mortgage
Association -o GinnieMae- que recompran los contratos hipotecarios, asumiendo el
riesgo de los bancos locales, en un esfuerzo por reducir la presión a la hora de
garantizar los créditos de familias de bajo riesgo, respetables desde el punto
de vista crediticio y capaces de responder al préstamo.
El Congreso
estadounidense aprobó leyes nuevas para facilitar que las familias compren casas
sin tener que desembolsar dinero propio en un pago inicial. En 2004 aumentaron
en 70% los préstamos hipotecarios a gente económicamente marginal o a familias
de riesgo, que ahora constituyen el 18% de todas las hipotecas y están afectadas
por "tasas ajustables", que todavía hoy son bajas, de poco más de 4%. El 35% de
las nuevas hipotecas son "ajustables".
"Mientras las tasas permanezcan
bajas la ruleta de la deuda continuará girando", vaticinó Engdhal. Los problemas
comenzarán cuando aumenten las tasas de interés. Las familias atraídas a la
compra de un hogar pagando tasas variables descubrirán de súbito que sus pagos
mensuales se incrementan a causa de la nueva tasa de interés. Entonces, los
bancos estadounidenses enfrentaran severos problemas con la mayoría de los
préstamos, así como cuando los más grandes estuvieron al borde de la quiebra en
1990-92, anunció Engdhal. Además, habrá protestas cuando los bancos comiencen a
quitar las viviendas para efectivizar la garantía.
"Las tasas
estadounidenses comenzarán a aumentar significativamente en mayo de 2005 y la
Fed se verá forzada también a elevarlas", vaticinó el especialista. "Muchos
bancos tienen préstamos suscritos con tasas hipotecarias ajustables, que
dispararán una ola de incumplimiento de hipotecas a medida que las tasas
aumenten en los próximos 12 meses. Algunos expertos del sector temen un 'baño de
sangre' en 2005", sentenció.
Las familias estadounidenses están
altamente endeudadas, no sólo por causa de la vivienda. Los datos de la Reserva
Federal exhiben una deuda total por arriba de los 35 millones de millones, unos
450 mil dólares por cada familia típica de cuatro miembros, a causa de tarjetas
de crédito, automóviles y otros bienes que alcanzan niveles récord. Los
fabricantes de automóviles continúan ofreciendo crédito para comprar autos a
seis o siete años. Muchos estadounidenses deben más que el valor real de su
vehículo, con una deuda que crece, pero como las tasas de la Fed están en su más
bajo nivel en 43 años la obligación es manejable. Pero cuando se eleven las
tasas, para muchos se volverán inmanejables y esto irá en ascenso.
Para
Engdhal hay más de un camino por donde las tasas pueden aumentar. La Fed ya se
vio forzada el 30 de junio a aumentar su tasa básica de 1% a 1,25% por primera
vez en cuatro años. No tuvo otra opción, aunque Greenspan afirmó durante meses
que la recuperación estaba "fuerte" y que en breve las tasas retornarían a lo
"normal". Fue un bluff calculado para que los índices de empleo convencieran a
los inversionistas que la recuperación podría ser real y evitar una crisis de
confianza en el dólar. La Administración Bush manipuló las estadísticas para
mostrar un mejor crecimiento del empleo a fin de apoyar su
reelección.
Una vez elevadas las tasas, Greenspan calmó el nerviosismo de
los mercados declarando que sus futuros aumentos siempre serían graduales. En
otras palabras, "no se preocupen señores especuladores". Pero junto con mantener
la confianza de los mercados bursátiles, también debe convencerlos de que
continúa vigilante contra la inflación. Y esto es difícil cuando los precios de
todo suben entre 50% y 110% en los dos últimos meses, desde el cobre al
petróleo, la madera, la soja y hasta el acero. "Su única herramienta
anti-inflación son tasas de interés más elevadas, o por lo menos, su promesa",
dijo Engdhal.
"Cuanto más tiempo demore en elevar las tasas más
aumentarán los precios, habrá mayor riesgo de una crisis del dólar, así como
miedo a lo peor por parte de los inversionistas extranjeros, porque la economía
está en una condición peor que lo admitido por sus responsables", aseveró. "La
Fed está en un callejón sin salida". "Tasas de interés más elevadas amenazan
reventar la burbuja de la deuda hipotecaria de un millón de millones de dólares,
con una estimación de sobre-valoración de las casas de por lo menos 20% a nivel
nacional, o sea, en tres millones de millones de dólares".
Cuando los
inversionistas en títulos privados, tales como los grandes fondos de pensiones y
los bancos, pierdan la confianza en el compromiso no inflacionario de Greenspan,
la única fuente de apoyo para mantener bajas las tasas de interés sería el apoyo
de Japón y China mediante nuevas compras de miles de millones de dólares en más
bonos de deuda estadounidense.
Haciendo fluctuar al
gobierno de Bush
Los mayores compradores de deuda
gubernamental son los bancos centrales de Asia-Pacífico. Japón y China poseen
solos más de un millón de millones de dólares en títulos del Tesoro de EE.UU.
como reserva de divisas extranjeras. Los bancos centrales de todo el mundo
poseen 1,3 millones de millones adicionales en deudas estadounidenses. Sumando
la deuda privada, EE.UU. es el mayor deudor del mundo, con 3,7 millones de
millones de dólares en deuda líquida a comienzos de 2004, probablemente más de 4
millones de millones en agosto de 2004. Cuando fue elegido Ronald Reagan, en
1980, EE.UU. era el principal acreedor del mundo, con un excedente de un millón
de millones.
Los países que dependen de grandes exportaciones al mercado
estadounidense reciclan sus excedentes comerciales comprando deuda al Tesoro de
EE.UU. para sostener su moneda en relación al dólar. Mienras países como Japón y
China continúen pagando deuda estadounidense comprada con sus dólares ganados
duramente en el comercio, las tasas de interés pueden mantenerse más bajas que
lo normal. Si esas compras extranjeras de títulos del Tesoro disminuyeran, el
Tesoro se vería forzado a ofrecer tasas de interés mayores para atraer a los
inversionistas a comprar deuda. Esto haría subir rápidamente las tasas de
interés hipotecarias, millones de propietarios enfrentarían el incumplimiento y
los precios entrarían en colapso en muchas regiones, generando un desempleo más
elevado.
Este proceso no sería como el crash de las "punto.com", que fue
provocado por el aumento deliberado de las tasas decidido por la Fed para
desinflar esa burbuja. Cuando las tasas de interés estaban en 6,5% en 2000, la
Fed tuvo cómo reducirlas a 1% y creó la burbuja alternativa inmobiliaria para
resguardar dinero que fuera capaz de mantener la economía a flote en un océano
de deudas. Desde entonces, las tasas de interés han estado en niveles históricos
bajos, la deuda se mantiene en niveles históricos altos y la dependencia de
continuas entradas de capital extranjero está en niveles sin
precedentes.
La especulación hoy es global como nunca. El dólar-crédito
barato se globalizó en el mundo del dólar. Las economías de Brasil, México y
hasta de Argentina se beneficiaron con los bancos y especuladores como George
Soros, que tomaron préstamos a tasas estadounidenses bajas, o japonesas súper
bajas, para invertir en títulos en países donde las tasas son más altas, como
Brasil, Turquía o Argentina. Esos mercados llamados "emergentes" estuvieron en
alza en 2003 gracias a la promesa de Greenspan de mantener bajas las tasas de
interés estadounidenses. Pero todo esto ahora comienza a parecer muy arriesgado.
Cada vez que la Administración Bush invoca posibles ataques terroristas en esta
época electoral logra que muchos grandes inversionistas desistan de arriesgarse
en invertir en acciones o títulos estadounidenses. Prefieren guardar seguro su
dinero o mantener "cash" la liquidez de lo ganado gracias al boom Greenspan
2003-04.
Esto explica porque los mercados accionarios de EE.UU. se
mantienen estacionarios en las últimas semanas. La burbuja de la deuda
estadounidense depende de la preservación del mito de la recuperación económica
para atraer inversiones de capital extranjero que aparten al dólar del colapso.
Si los fondos de pensiones extranjeros o los bancos centrales de China o Japón
se convencieran de que esa pretendida recuperación está en peligro, podrían
inducir una gran mudanza de fondos fuera de la órbita del dólar.
Temiendo una crisis del dólar, China y Japón hoy prefieren comprar
intensivamente commodities (mercancía-recursos naturales), desde petróleo a
mineral de hierro, cobre y oro. Están utilizando sus dólares de origen comercial
en comprar mercancías reales, en vez de títulos de la deuda del Tesoro de
EE.UU., que no son más que papeles. El pánico chino en la compra nerviosa de
petróleo para acumular reservas es un factor importante de presión sobre los
precios del crudo, en niveles récord de casi 45 dólares por barril, a pesar de
los aumentos de las cuotas de producción Opep. Los precios del acero amenazan
también con una explosión ante la demanda china.
Cuando Bush llegó a la
presidencia heredó un presupuesto federal con superávit. Desde entonces, creó el
mayor déficit de la historia americana, cerca de 500 mil millones de dólares en
2004 que se estima alcanzarán a 600 mil millones en 2005. Cuando Nixon retiró al
dólar del padrón oro en 1971, el presupuesto federal presentaba un "alarmante"
déficit de ...23 mil millones.
El enorme déficit se financia con la venta
de títulos gubernamentales del Tesoro de EE.UU. o papeles semejantes. Desde
2001, los bancos centrales de Asia, liderados por Japón y china, compraron
enormes sumas, el 43% de toda la deuda del gobierno estadounidense, reciclando
los dólares comerciales ganados con sus exportaciones de automóviles,
electrónica, textiles y otros bienes destinados al consumidor de EE.UU. En 12
meses, hasta abril último, el Banco de Japón gasto un récord de 200 mil millones
de dólares en compras de títulos estadounidenses, apuntalando al dólar y
financiando los costos de la guerra de Bush en Iraq. Los bancos de China y Corea
del Sur compraron casi la misma cantidad en títulos en dólares.
Los
países asiáticos hicieron estas operaciones por razones pragmáticas: sus divisas
están casadas con el dólar y si esta moneda cae en relación al yen o al yuan,
sus exportaciones declinarían, peligraría su crecimiento económico y habría un
aumento explosivo del desempleo en Asia. Reciclando sus excedentes en dólares
están resguardando sus propios intereses. Una debacle del dólar a comienzos del
2005 marcaría la próxima crisis global. "El mundo entero es un rehén de
políticas económicas distorsionadas por un patrón dólar fuera de control",
concluyó F. William Engdhal.
Ernesto
Carmona es periodista y escritor chileno.
Especial de Paralelo 21
Radio Universidad de
Guadalajara, México
www.radio.udg.mx
El
artículo original se encuentra en http://www.studien-von-zeitfragen.net/.
Fue publicado en inglés el 26 de julio de 2004.