Cientos de miles y hasta millones de hectáreas de la
Patagonia argentina y chilena han sido compradas, a valores irrisorios, por
magnates de diferentes orígenes en los últimos años y en la gran mayoría de los
casos la adquisición de tierras se concretó con el apadrinamiento de fundaciones
ecologistas o con la supuesta finalidad de la preservación ecológica. Pero en
realidad todo esto se inscribe en un proyecto geoestratégico de recolonización
donde el imperialismo de los Estados Unidos -y de otros imperialismos- busca
apropiarse de regiones valiosas en recursos naturales, biodiversidad y
fundamentalmente no contaminadas por el accionar del hombre.
Esta realidad no es exclusividad de la Patagonia, también se
ven llegar los tentáculos hasta zonas como el acuífero Guaraní (en la región de
la Triple Frontera de Argentina, Brasil y Paraguay); o al área del Amazonas y a
la región centroamericana. Paradójicamente en todos estos territorios pueden
divisarse planes económicos (Area de Libre Comercio de las Américas, Plan Puebla
Panamá, Plan Dignidad) y militares (1) que se transforman en piezas claves de un
andamiaje recolonizador que Estados Unidos encabeza, en este caso, en América
Latina.
Mientras la población mundial se reproduce y crece
constantemente, los recursos naturales, en particular el agua, tienen una
durabilidad finita y es ahí donde se produce uno de los primeros cuellos de
botella que el Imperialismo está previendo resolver -con vista al futuro- a
partir de las apropiación de los recursos naturales. Entre los años 1960 y 1970
se elaboraron varios documentos entorno de esta cuestión.
El investigador chileno Miguel Serrano planteó que 'si nos
remontamos a la década del '60, durante la administración John Kennedy, el
gobierno norteamericano quiso reevaluar la efectividad de su política
imperialista. Debido a que los conflictos bélicos estaban teniendo un costo
político demasiado alto... acordaron estudiar una mejor forma de mantener su
dominio sin la necesidad de la guerra convencional. Para esto reunió a doce de
sus mejores científicos, sociólogos y psicólogos en la Universidad de Houston,
financiados por (David) Rockefeller, quienes crearon el denominado 'Iron
Mountain Plan', que elaboraba como solución la utilización de la preservación
del medioambiente. La 'ecología,' al ser una causa tan noble y de relevancia
universal, seria difícil que encontrara opositores. Así, comenzó la reacción y
la ofensiva de innumerables grupos 'ecologistas', manipulados por los intereses
norteamericanos' (2).
En 1974 el ex Secretario de Estado del gobierno
estadounidense de Richard Nixon, Henry Kissinger, preveía que uno de los
'conflictos' del siglo actual estaría marcado por el crecimiento demográfico y
planteó las alternativas para solucionar la crisis que consideraba ineludible;
entre esas salidas propuso el control de la natalidad y también la apropiación
de territorios ricos en recursos naturales (3).
Las usurpaciones de territorios que se producen en
cualquiera de los puntos de Latinoamérica tienen características diferentes,
aunque en los últimos tiempos una de las formas más utilizadas se relaciona al
desembarco de grandes magnates multimillonarios que con las alforjas repletas de
dólares adquieren, a precios irrisorios que rondan 10 dólares por hectárea,
bastas extensiones de tierras en las zonas predilectas.
Algunos lo hacen a través de la
supuesta preservación ecológica y utilizan el disfraz que les
proporcionan las organizaciones ecologistas no gubernamentales que crearon para
tal fin; otros directamente argumentan la compra de paraísos naturales para
construir mansiones de descanso o veraneo; no faltan aquellos que se escudan en
la faceta productiva y ponen en funcionamiento criaderos de ovejas, lavaderos de
lanas, etc.
Pero en los últimos meses se sumaron los tenedores
extranjeros de bonos de la deuda externa quienes le propusieron al Estado
argentino canjear la deuda por tierras patagónicas, situación que tiene su
correlato en Perú donde Estados Unidos aceptó que el país andino deje de pagar
'más de 14 millones de dólares durante los siguientes 16 años (unos 875 mil
anuales dólares) y, como contrapartida, deberá destinar el equivalente en nuevos
soles a 10.6 millones de dólares durante los siguientes 12 años (unos 883 mil
dólares anuales), los que serán utilizados en la conservación de bosques
tropicales' (4).
Esta última opción tomó mucha fuerza cuando el periodista
francés Antoine Bigo publicó en el diario Liberación que Argentina podría
cambiar tierras por deuda externa y pocas semanas después aparecieron los
jubilados japoneses adelantando que estaban dispuestos a recibir parte de la
Patagonia a cambio de sus bonos impagos.
El grupo de los conquistadores extranjeros está compuesto
por los hermanos italianos Carlo y Luciano Benetton quienes adquirieron cerca de
900.000 hectáreas en la provincia del Chubut, las que pusieron a producir en el
rubro de la ganadería ovina, pero para concretarlo despojaron de sus tierras a
las comunidades aborígenes y además fueron acusados de desviar el cauce de un
río sin importarles las consecuencias ambientales. Actualmente existe un
conflicto por el desalojo que, tanto la Justicia como las Instituciones
chubutenses, pretenden realizar de la familia mapuche Fermín.
El biólogo santacruceño Julián Gabriel Oliva dio cuenta de
la existencia de estancias compradas por el grupo textil italiano en la
provincia del actual presidente de la Nación, Néstor Kirchner. Según Oliva los
Benetton 'ha comprado en los últimos años unas diez estancias en Santa Cruz, con
alrededor de 500.000 hectáreas en ubicaciones estratégicas'.
Los Benetton no son los únicos forasteros que desembarcaron
en la Patagonia Austral, también se inscribe el magnate de la comunicación
estadounidense Ted Turner. Con la supuesta intención de venir a pescar truchas y
esquiar en las nevadas pistas cordilleranas, Turner se gastó unos dólares en las
70.000 hectáreas. A ellos también se sumaron en la conquista el dueño de la
cadena Planet Hollywood, Joe Lewis; el presidente para América Latina de Walt
Disney, Daniel Lerner; y el magnate húngaro George Soros (400.000 hectáreas) que
junto a muchos multimillonarios, actores (Silvester Stallone, Jane Fonda y
Michael Douglas) y los denominados eco barones (5) desembarcaron en la región
patagónica para extender algunos cheques y adueñarse de bastas extensiones de
virgen naturaleza y recursos naturales (6).
El disfraz
ecologista
Tal como lo vislumbraba Kissinger las futuras guerras del
Siglo XXI están siendo por los recursos naturales (agua y petróleo) pero para el
Imperialismo uno de los principales problemas es la gente, porque sobran
habitantes en este planeta y hacia allí se encamina su estrategia de
destrucción. Esta fundamentación (o bien podría ser denominado fundamentalismo)
ideológica se ve complementado por la aparición de organizaciones
conservacionistas que plantean la 'ecología profunda', un tipo de ecología que
no contempla la existencia del hombre y aspira a conservar el medio ambiente sin
la vida humana.
Pero aquí surge una clara distinción de clase y de roles en
la sociedad capitalista. Los ecologistas profundos impulsan el desplazamiento
del hombre de los territorios ricos en recursos naturales, pero los desplazados
son los pueblos que habitan esa región o los miembros de las clases sociales
bajas (esencialmente los campesinos y los aborígenes), porque su proyecto de
conservación defiende la existencia de ricos burgueses y terratenientes que
puedan dedicarse a la ecología y la preservación de los 'paraísos terrenales'
para quienes tengan la capacidad económica de comprarlos o
disfrutarlos.
En este punto surgen algunas contradicciones muy profundas
en uno de los casos mas paradigmáticos de las luchas de los pueblos contra las
multinacionales. Entre los años 2002 y 2003 el pueblo de Esquel -ciudad
cordillerana ubicada en el Noroeste de la provincia del Chubut- logró derrotar
heroicamente, a partir de la movilización, el emprendimiento minero que
impulsaba la multinacional canadiense Meridian Gold, pero las aspiraciones de
conservar el bello y vasto recurso natural existente en la Cordillera de los
Andes dejó virtualmente liberado el camino a los 'ecologistas profundos' y a los
terratenientes locales y extranjeros para que se puedan apoderar de enormes
porciones de tierras vírgenes y ricas en recursos naturales.
En lo que respecta a la compra de tierras por parte de los
ecologistas internacionales y los multimillonarios extranjeros, estos llegan a
las zonas de usurpación acompañados por fundaciones ecologistas locales que se
convierten en las caras visibles ante los organismos públicos y los habitantes
de las regiones a ser expoliadas.
Los tres casos más importantes de estas metodologías
concretadas en la Argentina muestran como organizaciones ecologistas del país se
prestaron a las compras de tierras realizadas por un ecologista profundo,
Douglas Tompkins. En las adquisiciones de las estancias santacruceñas (Monte
León, Dor Aike, El Rincón y Sol de Mayo) fueron concretadas en varias ocasiones
con el acompañamiento de la Fundación Vida Silvestre (7); mientras que la compra
de la Estancia La Esperanza (ubicada en la Península de Valdéz de la provincia
de Chubut) se efectivizó con el auspicio de la Fundación Patagonia Natural; en
tanto que la obtención de grandes zonas de los esteros del Iberá (en la
provincia de Corrientes) se consumaron con la ayuda de la Fundación Ecos de
Uruguay.
Una descripción similar efectuó el analista Gustavo Herren
quien remarcó: 'En Chile hay preocupación por la 'venta de la Patagonia
chilena'. Varios analistas y periodistas destacados, como García Lupo (en 1999),
vienen previniendo sobre la extensión de impulsos separatistas en Latinoamérica.
Desde hace años el Centro Rockefeller para Estudios Latinoamericanos, una de las
usinas de ideas del Nuevo Orden Mundial, difunde también la posibilidad de
fragmentación territorial en Chile, Argentina o Brasil y la creación de nuevos
países más pequeños. El proceso de 'secesión progresiva' se podría llevar a cabo
con la participación de manos privadas. Probablemente, como ocurrió cuando un
territorio de Guatemala concesionado a madereras inglesas, tomó autonomía
administrativa secesionándose luego, en Bélice'. (8)
Curiosamente, y probablemente no exista casualidad en este
hecho, uno de los lugares de Centroamérica elegidos por el ecologista Douglas
Tompkins para desembarcar con su abanico de fundaciones ha sido Bélice y desde
allí impulsa a través de la Word Land Trust y otras ONG's las 'preservación
252.000 acres de bosques nativos'. Fueron justamente las compañías forestales
las que propiciaron la secesión de Bélice, en 1981, proceso que terminó
convirtiendo una porción del territorio de Guatemala en una 'nación
independiente'.
Por una vertiente diferente Tompkins llegó a otro de los
epicentros naturales de América Latina. Con la excusa de la reforestación y la
protección de especies animales posó sus garras en el Amazonia desde los
senderos del Ecuador. Allí compraron a través de la Word Land Trust seis áreas
en sur ecuatoriano con una dimensión de 23.000 hectáreas.
Respecto de las apetencias separatistas existen algunos
políticos argentinos que aspiran a que la Patagonia se escinda del resto del
país, entre ellos se destaca el gobernador neuquino Jorge Sobish, quien hasta
habría pensado en convocar a una consulta popular para definir una postura sobre
el tema. Parte de la encuesta efectuada hace poco tiempo por la consultora Jorge
Giacobbe y Asociados apuntaba directamente a determinar la opinión de la
población patagónica alrededor de dos grandes ejes: uno era la posibilidad de
canjear territorio regional por la deuda externa y otro pretendía saber la
receptividad de una separación del resto de la Argentina.
El broche de oro alrededor de las posibilidades de
fragmentación patagónica las proporcionó el mejicano Juan Enríquez, integrante
Centro David Rockefeller para Estudios Latinoamericanos de la Universidad de
Harvard, quien -según el diario El Patagónico de Comodoro Rivadavia- les
manifestó a los diputados chubutenses Carlos Lorenzo y Rolando Iralde que 'la
fragmentación territorial cumplirá una función destacada para el reordenamiento
global, en cuyo marco es posible que surjan nuevos países en América Latina: en
Chile, Argentina y Brasil especialmente'.
Mientras todo esto sigue sucediendo en la Argentina el
Estado permanece absolutamente ausente y sin ningún tipo de injerencia o
regulación en un tema que debiera ser de vital importancia para los gobernantes,
salvo unos pocos legisladores o alguna que otra organización ruralista han
manifestado intenciones de bloquear estos mecanismos que permiten el acceso de
extranjeros a enormes extensiones territoriales.
Notas:
1) Ver la nota 'Estados Unidos
militariza América Latina para imponer su dominación de Imperio colonial'
publicada en la revista Marxismo Vivo (www.marxismovivo.org) de septiembre de 2003. También se puede
obtener información específica en la edición número 2 (Julio 2003) de América
XXI y el trabajo de Robinson Salazar (publicado en www.argenpress.info) denominado 'La
remilitarización de América Latina'.
2) Ver el artículo denominado 'La nueva
Israel sudamericana', por Miguel Serrano.
3) Ver en www.rebelion.org el trabajo de
Antoine Bigo, 'Estado en agonía vendería la Patagonia', publicado por el diario
francés Liberation el 4 de marzo de 2003.
4) Ver la nota del periódico El
Expreso (www.expreso.com)
titulada 'Perú y EEUU canjearán deuda por naturaleza' del pasado 27 de junio de
2002.
5) Definición que se les aplica a los empresarios, multimillonarios y
magnates extranjeros que a través de la ecología se transforman en compradores
de grandes extensiones de territorios.
6) Ver suplemento Enfoques del diario
La Nación (www.lanacion.com.ar) del 21 de septiembre de 2003. La nota
'Patagonia: de mitos e invasores' firmada por Pablo Mendelevich, con la
colaboración de Mariela Arias, corresponsal en Santa Cruz.
7) En una
entrevista efectuada por el diario La Nación -el 19 de abril de 2001- el
periodista Fernando Halperin le consultó a Tompkins cuáles eran sus proyectos en
la Argentina y el angloparlante confirmó el mecanismo de funcionamiento con las
fundaciones locales lo que puede verificarse en las páginas de Internet de las
fundaciones que comanda. 'Estamos trabajando con la Fundación Vida Silvestre.
Compramos la Estancia Monte León, de 62.000 hectáreas, en las costas de Santa
Cruz, con la idea de donarla en el transcurso del próximo año a Parques
Nacionales y así crear el primer parque nacional costero en la Patagonia. Es muy
excitante pensar en crear un parque nacional en 2001', reveló.
8) Ver el
análisis denominado 'Preocupa en Chile la venta de la Patagonia', por Gustavo
Herren.
Fuente: www.argenpress.info , 9
de agosto de 2004.