Atlas Eléctrica S.A., uno de los principales fabricantes de
electrodomésticos de Costa Rica, se ha convertido en un caso de estudio en la
escuela de negocios de Harvard. Su lección: cómo una firma centroamericana logró
expandirse más allá de sus estrechos mercados locales.
Para Michael Porter, experto sobre estrategia y competitividad,
esta firma es ilustrativa de cómo miles de empresas en América Latina han
superado sus entornos locales de negocios para competir en los mercados
internacionales. Atlas es uno de sus mejores ejemplos en su clase microeconomía
y competitividad en la escuela de negocios de la Universidad de Harvard.
Desafortunadamente, Atlas es una excepción. De acuerdo con el
índice de competitividad empresarial (BCI por sus siglas en inglés),
desarrollado por Porter como parte del índice de competitividad de los países,
que publica cada año el Foro Económico Mundial, la mayoría de los países
latinoamericanos retrocedieron significativamente en términos de competitividad
en los últimos años, especialmente en el terreno empresarial. Un hecho que
explica en gran medida la razón por la cual la riqueza y el nivel de vida no
mejoraron. Porter cree que la pérdida de la competitividad de la región tiene
dos grandes explicaciones: por un lado la crisis económica global de fines de
los 90 y principios de esta década y, por otro, un proceso de reformas
económicas a medio camino.
Porter, quien encabeza la lista de los 50 principales gurús de
negocios del mundo de la consultora Accenture, evaluó las perspectivas de
América Latina en una entrevista reciente con The Wall Street
Journal.
WSJ: En los últimos años se ha sentido una enorme
frustración en América Latina porque las reformas de los años 90 no han generado
los cambios esperados. ¿Cuál puede ser la causa de esa sensación, de esa
decepción generalizada?
Porter: Es cierto, ha habido una gran decepción. Pero en
primer lugar creo que justamente los países que han tenido los mejores
resultados son aquellos que hicieron las reformas como El Salvador y Chile. Creo
que en América Latina hubo demasiada concentración en las reformas
macroeconómicas y en la infraestructura física, sin suficiente atención a la
parte microeconómica, como la competitividad y la eficiencia regulatoria.
Las reformas macro son muy dolorosas. Requieren grandes
sacrificios, pero no generan por sí solas economías más productivas. La
productividad depende de las firmas, de su capacidad para competir en niveles
más altos de eficiencia. Los países latinoamericanos empezaron la tarea pero no
la terminaron.
WSJ: ¿Es por ello que como región la
competitividad empresarial de América Latina decreció en los últimos
años?
Porter: En parte es el resultado de la caída de la demanda
y del ambiente de la economía global en los últimos años. Pero la falta de
reformas que modifiquen el entorno en el que las empresas compiten es una razón
fundamental. Incluso los países de la región que mejor desempeño han tenido, no
han logrado los mismos avances de los líderes en Asia y Europa del Este.
WSJ: ¿Cuáles son esas reformas necesarias a nivel
micro?
Porter: Es todo aquello relacionado con el ambiente de
negocios en el que las empresas compiten. La calidad del recurso humano, la
eficiencia de las administraciones, las regulaciones, los incentivos
relacionados con propiedad intelectual, las políticas de competencia.
Durante la década de los 90, los países estuvieron dedicados a
las privatizaciones, reformas macroeconómicas, tratados de libre comercio y
mejoras en la infraestructura física. Todo eso es importante, pero a menos que
más empresas sean más sofisticadas y eficientes, ninguna de estas cosas va a
llevar a un aumento de la prosperidad. Usted puede abrir los mercados, pero a
menos que mejore la eficiencia en los negocios, no va a tener inversión
extranjera, no va a tener empresas listas para exportar. Sólo hay una manera de
crear riqueza y esta es a través de las empresas.
Un país puede heredar riqueza, por ejemplo, la abundancia de
recursos naturales. Puede heredar un buen clima para la producción agrícola,
pero eso no crea riqueza. La riqueza se crea cuando las firmas pueden ser
eficientes y productivas en bienes y servicios y venderlos al mercado
internacional. El punto central de los problemas de América Latina está en la
productividad. Abrir los mercados no cura el problema de productividad, ni hacer
las reformas macro.
WSJ: ¿Pero, en realidad, qué proporción de la
riqueza de un país depende de las empresas?
Porter: De acuerdo con nuestro análisis, el 83% de las
diferencias en el PIB per cápita se explican por la competitividad empresarial.
Es decir, cuando un país realmente está superando en el mejoramiento del
ingreso, en igualdad de condiciones, lo más seguro es que sea por sus
empresas.
WSJ: ¿Qué han hecho países como Chile o El
Salvador para mejorar en aspectos micro que otros no han hecho?
Porter: Si se mira el informe de competitividad de las
empresas, se ve que Chile es el más desarrollado de todos los países
latinoamericanos. Y es comparable con Portugal y superior a Grecia. Es muy
fuerte en incentivos y en la intensidad de la competencia. Las debilidades
tienen que ver con recurso humano y tecnología.
El Salvador, es muy débil en recurso humano, en tecnología y en
infraestructura física, pero han hecho un gran esfuerzo por simplificar los
trámites, reducir la burocracia, crear incentivos impositivos y abrir la
competencia interna. Y esos pasos conducen a empresas más eficientes y a la
generación de competencia más productiva dentro de la economía. Eso les permite
aumentar muy rápido su Producto Interno Bruto per cápita.
WSJ: Mencionó los que más han ganado en
competitividad empresarial, ¿cuáles son los países que podrían ser líderes en
el futuro?
Porter: Creo que Colombia es un país que realmente
sorprende. A pesar de la situación política y de seguridad, en nivel de
emprendimiento Colombia se destaca como un lugar donde están ocurriendo cosas
interesantes. Es un caso en el que las empresas superan el propio entorno de
negocios. Hay una enorme capacidad emprendedora. A Costa Rica también le va muy
bien, aunque no es muy dinámica porque todavía tiene los vestigios de una
economía paternalista. Costa Rica se ha beneficiado mucho de su recurso humano y
está muy alto en capacidad científica y técnica, pero bajo en infraestructura
física.
México, ha mostrado una vitalidad con un enorme crecimiento en
exportaciones, y no sólo en recursos sino en productos más elaborados como los
del sector automotor, entretenimiento, equipos de comunicaciones. Brasil tiene
una economía muy diversa, pero ha perdido participación en el mercado de
exportaciones entre 1991 y 2001. No se ve la misma vitalidad. El país está
creciendo en productos agrícolas, cuero y muebles, en cambio México ha logrado
apartarse de los sectores tradicionales. Perú sigue dependiendo de los recursos
naturales.
WSJ: ¿Quienes definitivamente se están
quedando?
Porter: En términos de crecimiento per cápita en los últimos diez
años, Venezuela está al final de la lista, incluso por debajo de Argentina. Por
varias razones está en retroceso en todo lo que tiene que ver con
competitividad. Si Venezuela no tuviera petróleo estaría totalmente
desesperada.
WSJ: Usted identifica los países en tres fases de
competitividad: los que dependen exclusivamente de bienes básicos, los que
adoptan tecnologías y los que son altamente innovadores. ¿Dónde está América
Latina?
Porter: Creo que América Latina es una mezcla. Aún muchos países
como Argentina, Venezuela, Paraguay son muy dependientes de sus riquezas
naturales y no son particularmente eficientes en utilizar esos recursos. Esas
riquezas naturales no son malas en sí mismas, pero un país tiene que explotar
esos recursos de manera productiva, de modo que a lo largo del tiempo un país
pueda pasar a una etapa más avanzada de la competitividad. Pero lo que
encontramos es que cuando se tiene una enorme riqueza en recursos naturales,
esto tiende a retardar el desarrollo de las instituciones y las políticas que se
necesitan para moverse más allá. Por ejemplo Venezuela, con todo el petróleo que
tiene, puede sobrevivir sin hacer ninguna reforma. Chile es un buen ejemplo [de
ser productivo con los recursos naturales], aunque aún depende mucho de
productos agrícolas y de minería. Están exportando, por ejemplo, vino y de alta
calidad.
WSJ: ¿Cómo ve a América Latina en la competencia
frente a China?
Porter: Creo que China es mucho más dinámica que América
Latina. La competencia con China al mismo nivel va a ser muy difícil para
América Latina. Creo que la principal oportunidad para América Latina es
justamente América Latina. La segunda gran oportunidad es América del Norte,
donde hay una ventaja en proximidad, logística y huso horario. No van a poder
competir con China en...costos laborales. Van a tener que competir con valor
agregado. Pero además, creo que China no es una amenaza importante porque hay
muy poco que se produzca en Latinoamérica que vaya a emigrar a China.
Fuente: www.wsj/Américas.com .