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Asunto: | NoticiasdelCeHu 888/04 - Ecos de la Cumbre de Guadalajara | Fecha: | Domingo, 6 de Junio, 2004 18:27:37 (-0300) | Autor: | Humboldt <humboldt @............ar>
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NCeHu
888/04
Abrir nuevos mercados, una promesa que dejó la
Cumbre
Matías
Longoni
GUADALAJARA.
El tropel de líderes de Europa y
América latina dejó ayer Guadalajara. De esta Cumbre, Argentina se llevó
promesas concretas para abrir mercados y ampliar sus exportaciones, una
de las patas angulares del proyecto económico de Néstor Kirchner. A la
ratificación de que en octubre próximo el Mercosur llegará a un acuerdo de libre
comercio con la Unión Europea, se sumaron dos anuncios que apuntan en igual
sentido: la próxima asociación de México al bloque regional y la creación de un
espacio de negociación exclusivo para países en desarrollo.
La gestión de
Kirchner es decididamente menos liberal que la que condujo la Argentina en los
noventa. Pero en materia de "libre comercio" se ha mostrado mucho más activa que
aquella. Esta postura "aperturista" se explica en la necesidad. Además de
renegociar la deuda externa, el Gobierno debe hacer crecer las exportaciones,
para obtener el dinero con qué pagar.
Brasil enfrenta un escenario
parecido, y por eso el Mercosur funcionó últimamente como un relojito. Juntos,
argentinos y brasileños están lanzados a la conquista de nuevos mercados,
fundamentalmente para sus competitivos productos agrícolas.
En
Guadalajara, el Mercosur y la UE ratificaron el jueves, al máximo nivel
político, que en octubre concluirán las tratativas para conformar la primera
zona de libre comercio entre dos regiones, y que además será la mayor del mundo
por población. En este pacto Argentina se juega buena parte de sus chances de
exportar más. Si todo sale como quiere el Gobierno, los embarques hacia ese
continente podrían subir en 10 años de 5.500 a unos 10.000 millones de
dólares.
A última hora del viernes, en tanto, el presidente mexicano
Vicente Fox y su par brasileño Lula De Silva acordaron que también México
negocie un tratado de libre comercio con el Mercosur. El anuncio formal será
hecho el 8 de julio en Buenos Aires, durante la Cumbre en que Argentina
traspasará a Brasil la presidencia pro témpore del bloque sureño.
La
asociación de México, que deja la puerta abierta a su posterior ingreso como
"miembro pleno" del Mercosur, no es un dato menor. Ese país importa cada año por
U$S 170.000 millones, buena parte en alimentos, pero lo hace de EE.UU. y la UE.
En paralelo, el ministro Roberto Lavagna anticipó también aquí que una
propuesta argentina había comenzado a dar sus frutos: es la de lanzar un
nuevo foro de negociaciones pero esta vez entre países en vías de desarrollo
del cono sur. La iniciativa —que el propio Lavagna ideó en setiembre de 2003,
cuando el fracaso de la cumbre de Cancún— tendrá su puntapié inicial en San
Pablo, durante la reunión que la UNCTAD (Organización de las Naciones Unidas
para el Comercio y el Desarrollo) realizará en junio.
La negociación fue
aceptada por el G-20, el bloque de lideran Argentina, Brasil, China, India y
Sudáfrica para pelear contra los subsidios en la OMC. Y será extendida al G-77.
Si prospera, será clave para que el crecimiento de las exportaciones no
dependa sólo del humor de las potencias.
El Mercosur tuvo quizás un único
fracaso: la Declaración final no incluyó, por el rechazo de Europa, un párrafo
que había pedido especialmente el bloque regional. Reclamaba "garantizar un
adecuado acceso de mercado" a aquellos países que, como Argentina, están muy
endeudados.
Fuente: diario Clarín, de Buenos Aires, Argentina; 30 de
mayo de 2004.
"Europa tiene que aportar fondos para el desarrollo social"
Néstor
Restivo
Para
Carlos Quenan, profesor del Instituto de Altos Estudios
de América Latina en la Universidad de La Sorbona, París, el acuerdo
Mercosur-Unión Europea debería incluir la creación de fondos estructurales
regionales —cofinanciados por la UE y organismos como el Banco Nacional de
Desarrollo brasileño, o la Corporación Andina de Fomento— que, asumiendo la
experiencia europea que permitió desarrollar las regiones periféricas, "ayuden
al desarrollo social y de las infraestructuras en Latinoamérica". Para él, es
ése un tema central, ya que sesgar el acuerdo a temas puramente comerciales en
este momento no aportaría demasiado al Cono Sur.
—¿Por qué?, preguntó
Clarín.
—Ampliar acceso a mercados es positivo. Pero sólo con eso
no seríamos en serio ambiciosos. Las relaciones económicas bilaterales se han
debilitado. Y las financieras tuvieron su auge en los 90, sobre todo en
inversión directa extranjera europea, pero se frenaron en 2002 por causas
internas de Lationoamérica y por desvío de flujos de inversión a Europa central
y oriental (a países que ahora entraron a la UE) o a China.
—¿Y cómo funciona el intercambio
comercial?
—Hoy es mediocre y desequilibrado en favor de
la UE, que tiene superávit sistemático con Latinoamérica desde 1993 (aunque
Argentina, luego de la devaluación, trocó el déficit en superávit).
Latinoamérica importa sobre todo productos manufacturados y exporta primarios o
pocos elaborados, a precios volátiles. La proporción de bienes industriales que
vende a Europa ronda el 28%, mientras que la participación de estos bienes en
las exportaciones totales de la región es de 60%, y de casi 70% en las que van a
EE.UU. Además, la UE y Latinoamérica perdieron entre sí participación relativa
en sus sendas exportaciones/importaciones, a diferencia de Asia.
—¿Cómo sería entonces una verdadera asociación estratégica
bilateral?
—Ahí entran los otros aspectos que mencioné.
Es en el plano del voluntarismo político y de la audacia conceptual que ambas
regiones podrán encontrar recursos para incrementar el crecimiento. Ya que un
tema central de la agenda birregional es la cohesión social y territorial, una
pista puede ser la implementación de fondos estructurales regionales. La UE
logró desarrollar las regiones periféricas y ayudó al desarrollo social y de
infraestructura. Eso podría trasladarse a Latinoamérica. El combate contra la
exclusión y el atraso se vincularía así con la promoción del crecimiento y de
los intercambios birregionales. Los fondos se agregarían a las iniciativas de
infraestructura ya existentes en el subcontinente. Para Quenan "si el acuerdo
Mercosur-UE es modesto, como lo fue el de México-UE en 2000 y el de Chile en
2002, la ambición de una asociación estratégica birregional deberá
reconsiderarse".
Fuente: diario Clarín, de Buenos Aires,
Argentina; 30 de mayo de 2004.
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